Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio, 2017, pp. 52-57.
La primera de las cartas enviadas por los bejaranos Luis Olleros y Rafael Lozano desde el Madrid[1] está
fechada el 12 de octubre de 1868 y se dirige al presidente de la Junta
Revolucionaria de Béjar, Domingo Guijo, al que definen como “muy estimado amigo y compañero”, y en
ella describen su entrevista del día anterior en el Ministerio de la Guerra (palacio
de Buenavista) con el general Juan Prim y Prats, el símbolo de La Gloriosa.
El general Prim en sus tiempos como secretario del Consejo de ministros en 1869
Quien poco más tarde ostentaría el cargo de presidente del Consejo de Ministros
lideraba entonces el partido progresista y había protagonizado distintos y
fracasados golpes de estado contra el sistema decadente y corrupto de Isabel II
desde 1864, al no existir otra senda para que la democracia pasara de ser de una
idea a una realidad. El triunfo se consiguió con la participación, a su pesar y
más allá de la insurrección meramente militar, tanto del partido de la Unión
Liberal como del demócrata, sin los cuales hubiera sido imposible la marcha de la
reina a Francia.
Olleros y Lozano describen que Prim “nos ha recibido muy cordialmente y a quien hemos tenido el gusto de oir
los mayores elogios del pueblo de Béjar”. No obstante hablar brevemente con
ellos, les cita “para el día siguiente a
las 8 de la mañana en su propia casa”. La entrevista no era, por tanto, de
mera cortesía sino que el general demostraba verdadero interés en conocer las
peticiones de los bejaranos, que no eran otras que indemnizar a las víctimas de
los sucesos de septiembre y castigar a los culpables[2]. La
seriedad y disciplina de Prim, a la par que su cortesía y llaneza en el trato, eran
proverbiales y de ellas existen múltiples testimonios tanto en el campo de
batalla como en el ámbito político. La promesa del Ministro de la Guerra se
cumplió a juzgar por el informe remitido desde la sede de la Capitanía General
de Castilla La Vieja en su nombre[3].
En él pedía una relación exacta de heridos, viudas y huérfanos para concederles
una pensión vitalicia según el futuro proyecto de ley de las Cortes
Constituyentes a punto de ser convocadas.
Cabecera del diario La Iberia
Ese
mismo día visitan la Junta Central Revolucionaria de Madrid donde son acogidos
con muestras de camaradería e incluso mantienen una reunión con el director La Iberia, –que no era otro que Práxedes
Mateo Sagasta, ministro de Gobernación del Gobierno Provisional a la sazón
(dejaría la dirección poco más tarde, el 22 de octubre)-, el periódico por
excelencia del progresismo español y divulgador de los ideales revolucionarios,
quien les ofrece espacio para publicar sus demandas. Ambas disponibilidades
demuestran la fama que Béjar había adquirido en los ambientes madrileños.
Práxedes Mateo Sagasta
La
segunda carta, de 13 de octubre, describe la tercera entrevista con el general
Prim “que ha vuelto a hablarnos con
entusiasmo del persistente y valeroso recuerdo que Béjar ha venido prestando
desde el 66 a la causa de la Revolución”. No estaba mal informado pues
nuestra ciudad había protagonizado diversos actos de rebeldía contra el régimen
isabelino, por ejemplo un motín de obreros que dio como resultado la requisa de
armas a la Guardia Civil el 29 de agosto de 1867, en respuesta del fracaso de
la sublevación del Cuartel de San Gil del mes de junio.
Prim transmite a la
Junta Revolucionaria de Béjar, a través de Olleros y Lozano, “que tenga confianza plena en que él asegurará
la causa de la revolución y logrará establecer de un modo definitivo la
libertad de nuestro país; que por hoy el deber de todos es apoyar al Gobierno
Provisional para consolidar en medio del orden la nueva situación, que han
concluido todas las vejaciones y arbitrariedades de los gobiernos pasados y que
hoy es tiempo de consagrarse en paz al trabajo y al desarrollo de la
prosperidad de nuestro país, sin descuidar por eso el hacer un uso pacífico y
reflexivo de los derechos políticos que hemos adquirido”.
Palacio de Buenavista (Madrid)
Foto extraída de aquí
Estas palabras
destilan firmeza a la par que temor: temor por no poder reconducir la
situación, temor a que las Juntas Revolucionarias tomen caminos divergentes al
plan preconcebido, temor a que el caos impere en una situación eufórica en el
que las masas populares han tomado las riendas. No debemos dejar de lado que
Prim era un hombre de orden, un militar que creía firmemente en el estado y la
monarquía, a la vez que en los derechos de los ciudadanos, de la democracia, de
las libertades de reunión, asociación y de conciencia.
Lozano
y Olleros anotan que “hemos procurado
conservar fielmente el espíritu de las palabras pronunciadas por el General”.
Añaden que “nos ha autorizado para anunciar
a V, que se propone visitar nuestro pueblo, aunque sea por pocas horas, y que
lo hará en cuanto se desembaraze de las ocupaciones más apremiantes que hoy le
rodean[4]”.
Puerta del Sol de Madrid en la revolución de 1868
Entre las peticiones de la Junta Revolucionaria de Béjar se encontraba, por
cierto, la de conseguir la capitalidad de la provincia en detrimento de
Salamanca. Transmitido a Prim respondió que “no entraremos en ese terreno porque no debíamos pretender en los
actuales momentos suscitar ostaculos al Gobierno, obligándole a poner en
abierta lucha rivalidades de pueblos”. La respuesta debió de ser categórica
y definitiva pues Olleros y Lozano lo califican de “incidente” y proponen a la Junta trasladarlo a las Cortes cuando se
ocupen de la división territorial. Por su parte, el general reclama a la Junta
Revolucionaria de Béjar “un parte en
forma militar y breve del combate de Béjar, en que se haga constar a
continuación las personas que se han distinguido en la defensa, para darles los
premios que merecen”.
Continuará
[1] Las cartas se encuentran en el
Archivo Municipal de Béjar (a partir de ahora AMB) en Correspondencia de 1868.
Sign. 118.
[2] El edicto definitivo se recibió
puntualmente en el Ayuntamiento con fecha de 6 de noviembre de 1868 desde la
Capitanía General de Castilla La Vieja, aunque el dictamen era de mano del
general Prim, ministro de la Guerra.
[3] AMB. Correspondencia de 1868.
Sign. 118. Fechado en Valladolid el 6 de noviembre de 1868.
[4] De la esperada visita y sus
preparativos podemos encontrar jugosos detalles tanto en Béjar al vapor…, ob.cit., como en los libros de actas de sesiones
del Ayuntamiento de Béjar de 1869.
Gracias a tí conocemos un poquito más de historia. Un gran trabajo. Besos.
ResponderEliminarQuizá era ir demasiado lejos en eso de cambiar la capitalidad de la provincia, aunque Béjar fuera más revolucionaria que Salamanca. Pero, como reza el dicho popular, contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.
ResponderEliminarUn momento apasionante de la historia, tanto a nivel nacional como local.
Un saludo, Carmen.
Por muchos elogios que hicieran de Béjar, difícil propuesta querer conseguir la capitalidad.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un abrazo.
Con tanta historia que nos cuentas de Béjar creo que no fue un disparate pedir la capital.
ResponderEliminarUn buen domingo.
Quizás de sea época venga la rivalidad entre Béjar y Salamanca.
ResponderEliminarSaludos.
Espero leer la segunda parte para ver como se solucionó la situación que cuentas.
ResponderEliminarEn breve pasaré unos días en Reus para mantener varias entrevistas y confirmar ciertos datos de varios archivos. Es una bonita ciudad donde sus tres principales hijos, Fortuny, Prim y Gaudí, reciben continuos homenajes en cualquier rincón. Aunque en el caso de Gaudí esa atención haya sido más reciente.
Buena entrada de curso.
Jejeje, Carmen, veo que no soy el único que piensa que estaban un pelín creciditos nuestros paisanos a la hora de pedir la capitalidad en detrimento de Salamanca. Menos mal que Prim juiciosamente puso las cosas en su sitio.
ResponderEliminarUn abrazo,
Toda un lección de historia Carmen, cada día leo la importancia de Béjar en la historia con tus entradas. Estoy pensando que cuando tenga ocasión realizaré una visita.
ResponderEliminarUn abrazo.