12 de septiembre de 2019

Enarbolando la bandera de los bejaranos caídos por La Gloriosa en Madrid (2ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio, 2017, pp. 52-57.


            La primera de las cartas enviadas por los bejaranos Luis Olleros y Rafael Lozano desde el Madrid[1] está fechada el 12 de octubre de 1868 y se dirige al presidente de la Junta Revolucionaria de Béjar, Domingo Guijo, al que definen como “muy estimado amigo y compañero”, y en ella describen su entrevista del día anterior en el Ministerio de la Guerra (palacio de Buenavista) con el general Juan Prim y Prats, el símbolo de La Gloriosa. 

 El general Prim en sus tiempos como secretario del Consejo de ministros en 1869

       Quien poco más tarde ostentaría el cargo de presidente del Consejo de Ministros lideraba entonces el partido progresista y había protagonizado distintos y fracasados golpes de estado contra el sistema decadente y corrupto de Isabel II desde 1864, al no existir otra senda para que la democracia pasara de ser de una idea a una realidad. El triunfo se consiguió con la participación, a su pesar y más allá de la insurrección meramente militar, tanto del partido de la Unión Liberal como del demócrata, sin los cuales hubiera sido imposible la marcha de la reina a Francia. 


        Olleros y Lozano describen que Prim nos ha recibido muy cordialmente y a quien hemos tenido el gusto de oir los mayores elogios del pueblo de Béjar. No obstante hablar brevemente con ellos, les cita “para el día siguiente a las 8 de la mañana en su propia casa. La entrevista no era, por tanto, de mera cortesía sino que el general demostraba verdadero interés en conocer las peticiones de los bejaranos, que no eran otras que indemnizar a las víctimas de los sucesos de septiembre y castigar a los culpables[2]. La seriedad y disciplina de Prim, a la par que su cortesía y llaneza en el trato, eran proverbiales y de ellas existen múltiples testimonios tanto en el campo de batalla como en el ámbito político. La promesa del Ministro de la Guerra se cumplió a juzgar por el informe remitido desde la sede de la Capitanía General de Castilla La Vieja en su nombre[3]. En él pedía una relación exacta de heridos, viudas y huérfanos para concederles una pensión vitalicia según el futuro proyecto de ley de las Cortes Constituyentes a punto de ser convocadas. 


 Cabecera del diario La Iberia

Ese mismo día visitan la Junta Central Revolucionaria de Madrid donde son acogidos con muestras de camaradería e incluso mantienen una reunión con el director La Iberia, –que no era otro que Práxedes Mateo Sagasta, ministro de Gobernación del Gobierno Provisional a la sazón (dejaría la dirección poco más tarde, el 22 de octubre)-, el periódico por excelencia del progresismo español y divulgador de los ideales revolucionarios, quien les ofrece espacio para publicar sus demandas. Ambas disponibilidades demuestran la fama que Béjar había adquirido en los ambientes madrileños. 

 Práxedes Mateo Sagasta

La segunda carta, de 13 de octubre, describe la tercera entrevista con el general Primque ha vuelto a hablarnos con entusiasmo del persistente y valeroso recuerdo que Béjar ha venido prestando desde el 66 a la causa de la Revolución”. No estaba mal informado pues nuestra ciudad había protagonizado diversos actos de rebeldía contra el régimen isabelino, por ejemplo un motín de obreros que dio como resultado la requisa de armas a la Guardia Civil el 29 de agosto de 1867, en respuesta del fracaso de la sublevación del Cuartel de San Gil del mes de junio. 

 Prim transmite a la Junta Revolucionaria de Béjar, a través de Olleros y Lozano, “que tenga confianza plena en que él asegurará la causa de la revolución y logrará establecer de un modo definitivo la libertad de nuestro país; que por hoy el deber de todos es apoyar al Gobierno Provisional para consolidar en medio del orden la nueva situación, que han concluido todas las vejaciones y arbitrariedades de los gobiernos pasados y que hoy es tiempo de consagrarse en paz al trabajo y al desarrollo de la prosperidad de nuestro país, sin descuidar por eso el hacer un uso pacífico y reflexivo de los derechos políticos que hemos adquirido”.

 Palacio de Buenavista (Madrid)
Foto extraída de aquí

 Estas palabras destilan firmeza a la par que temor: temor por no poder reconducir la situación, temor a que las Juntas Revolucionarias tomen caminos divergentes al plan preconcebido, temor a que el caos impere en una situación eufórica en el que las masas populares han tomado las riendas. No debemos dejar de lado que Prim era un hombre de orden, un militar que creía firmemente en el estado y la monarquía, a la vez que en los derechos de los ciudadanos, de la democracia, de las libertades de reunión, asociación y de conciencia. 

Lozano y Olleros anotan que “hemos procurado conservar fielmente el espíritu de las palabras pronunciadas por el General”. Añaden que “nos ha autorizado para anunciar a V, que se propone visitar nuestro pueblo, aunque sea por pocas horas, y que lo hará en cuanto se desembaraze de las ocupaciones más apremiantes que hoy le rodean[4]”. 

 Puerta del Sol de Madrid en la revolución de 1868

Entre las peticiones de la Junta Revolucionaria de Béjar se encontraba, por cierto, la de conseguir la capitalidad de la provincia en detrimento de Salamanca. Transmitido a Prim respondió que “no entraremos en ese terreno porque no debíamos pretender en los actuales momentos suscitar ostaculos al Gobierno, obligándole a poner en abierta lucha rivalidades de pueblos”. La respuesta debió de ser categórica y definitiva pues Olleros y Lozano lo califican de “incidentey proponen a la Junta trasladarlo a las Cortes cuando se ocupen de la división territorial. Por su parte, el general reclama a la Junta Revolucionaria de Béjar “un parte en forma militar y breve del combate de Béjar, en que se haga constar a continuación las personas que se han distinguido en la defensa, para darles los premios que merecen”.

Continuará


[1] Las cartas se encuentran en el Archivo Municipal de Béjar (a partir de ahora AMB) en Correspondencia de 1868. Sign. 118.
[2] El edicto definitivo se recibió puntualmente en el Ayuntamiento con fecha de 6 de noviembre de 1868 desde la Capitanía General de Castilla La Vieja, aunque el dictamen era de mano del general Prim, ministro de la Guerra.
[3] AMB. Correspondencia de 1868. Sign. 118. Fechado en Valladolid el 6 de noviembre de 1868.
[4] De la esperada visita y sus preparativos podemos encontrar jugosos detalles tanto en Béjar al vapor…, ob.cit., como en los libros de actas de sesiones del Ayuntamiento de Béjar de 1869.

8 comentarios:

  1. Gracias a tí conocemos un poquito más de historia. Un gran trabajo. Besos.

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  2. Quizá era ir demasiado lejos en eso de cambiar la capitalidad de la provincia, aunque Béjar fuera más revolucionaria que Salamanca. Pero, como reza el dicho popular, contra el vicio de pedir está la virtud de no dar.
    Un momento apasionante de la historia, tanto a nivel nacional como local.
    Un saludo, Carmen.

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  3. Por muchos elogios que hicieran de Béjar, difícil propuesta querer conseguir la capitalidad.
    Buen fin de semana.
    Un abrazo.

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  4. Con tanta historia que nos cuentas de Béjar creo que no fue un disparate pedir la capital.
    Un buen domingo.

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  5. Quizás de sea época venga la rivalidad entre Béjar y Salamanca.

    Saludos.

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  6. Espero leer la segunda parte para ver como se solucionó la situación que cuentas.

    En breve pasaré unos días en Reus para mantener varias entrevistas y confirmar ciertos datos de varios archivos. Es una bonita ciudad donde sus tres principales hijos, Fortuny, Prim y Gaudí, reciben continuos homenajes en cualquier rincón. Aunque en el caso de Gaudí esa atención haya sido más reciente.
    Buena entrada de curso.

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  7. Jejeje, Carmen, veo que no soy el único que piensa que estaban un pelín creciditos nuestros paisanos a la hora de pedir la capitalidad en detrimento de Salamanca. Menos mal que Prim juiciosamente puso las cosas en su sitio.
    Un abrazo,

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  8. Toda un lección de historia Carmen, cada día leo la importancia de Béjar en la historia con tus entradas. Estoy pensando que cuando tenga ocasión realizaré una visita.

    Un abrazo.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.