Autor: Pablo Puente Aparicio
Mesa redonda organizada por el Centro de Estudios Bejaranos (15/12/2012)
Mesa redonda organizada por el Centro de Estudios Bejaranos (15/12/2012)
En el verano de 1930 se volvió a hablar del retablo de San Gil porque el alcalde, Francisco Gómez-Rodulfo López, tras estudiar los antecedentes había suscrito un contrato con un vecino (Eutiquiano García Calles) por el que se le vendían las tablas en la cantidad de 10.000 pesetas (el mismo precio que en 1908) a reserva de que fuera aceptado por el pleno del Ayuntamiento.
Detalle de una de las tablas del retablo de San Gil. Béjar
La propuesta no se aprobó al ser votada en contra por mayoría. Y al poco, el 30 de julio, el Ayuntamiento acordó la creación de un museo municipal, cuyo patronato estaría formado por Cándido Garnacho (párroco de Santa María), Emilio Muñoz (industrial, erudito y escritor), Manuel Francisco Crespo (maestro nacional y primer alcalde socialista de la República), Amable García (jefe de la oficina de Correos y corresponsal de El Adelanto), Ángel Pérez (¿Olleros?) y José Gómez-Rodulfo (ingeniero industrial), los cuales aceptaron el nombramiento.
Parecía que con ello se colmaban los anhelos “del sector más culto de nuestro pueblo”, sin embargo La Victoria se mostraba pesimista de que el cometido del patronato pudiera ser llevado a término por el gasto que supondrían la instalación inicial y la compra periódica de objetos de arte o de valor artístico, así como por el desconocimiento de si existían elementos suficientes para crear un Museo que ofreciera algún interés artístico o histórico al visitante, por lo que indicaba que se podría intentar antes…celebrar una Exposición retrospectiva de Arte y de Industria, y de la Historia local, que podría servir de base para la formación del Museo, pues ofrecería la oportunidad de hacer un inventario de cuantos materiales hubieran de nutrir el futuro Museo y de aquellos otros de propiedad particular que sus dueños quisieran conservar.
Emilio Muñoz García. Imagen sacada de aquí
Con el advenimiento de la República se puso en cuestión toda decisión que hubiera emanado de los ayuntamientos de la dictablanda, y el Ayuntamiento acordó, en 1931, la venta de las tablas mediante subasta pública. Y como ya no habría museo se suprimieron por innecesarias las 3.000 pesetas que habían sido presupuestadas para su creación. La exposición retrospectiva no se hizo, pero tampoco se llevó a cabo la subasta.
En noviembre de 1933 se hizo un nuevo estudio de las tablas. Esta vez el encargado del mismo fue el profesor de la Universidad de Salamanca y asesor de Cultura de la Diputación Provincial, Antonio García Boiza, quien informó que las tablas eran una obra mediocre con más interés arqueológico que artístico, por lo que estimaba que sería conveniente que fueran al Museo Provincial a cambio de un dinero con destino al Hospital. El Ayuntamiento acordó conservar las tablas y que fueran expuestas en un local del Instituto, que había sido instalado donde antes estuvo el Hospital.
Cubierta de una de las muchas publicaciones de García Boiza
En octubre de 1936 se produce otro intento de que las tablas del retablo de San Gil marchen a Salamanca, esta vez al Museo que estaban instalando. La propuesta parte del delegado provincial de Bellas Artes, Fernando Íscar, que las solicita en calidad de depósito, pudiendo ser reclamada la devolución en el momento que se considerara conveniente, y dejando exentos de pago a los naturales de Béjar cuando fueran a visitarlas. Además se comprometían a hacer restauración en ellas y se hacían cargo del coste del traslado.
La Gestora dio su conformidad a la propuesta y Emilio Muñoz indicó que puesto que hacía algún tiempo se había intentado crear en Béjar un Museo con el fin de recoger lo conveniente al arte y a la industria, si en alguna ocasión se constituía, una vez se dispusiera de los medios necesarios, se debía hacer un llamamiento a las personas que poseyeran tales objetos, para que, cediéndolos o poniéndolos a su disposición en calidad de depósito, se viera con los medios con que se cuenta para su instalación. La gestora acordó tomarlo en consideración.
Iglesia de San Gil, entonces ayuntamiento
Y siguió pasando el tiempo. Y volvieron banderas victoriosas al paso alegre de la paz.
Amable García, en un artículo de El Adelanto en 1946, propuso hacer en el palacio ducal: un hotel de turismo, la Universidad de verano, la oficina de información y como “aún queda un respetable sobrante, nada mejor que utilizarlo, como hiciera Ciudad Rodrigo, para instalar en él nuestro Museo Comarcal. Muchas veces se ha expuesto esta necesidad, pero ha faltado decisión en los medios municipales para resolverla. Y aunque Béjar no posea un caudal de arte y de historia, tiene lo suficiente para organizar su museo a base de piedras, lápidas, cuadros, telares antiguos y hasta los famosos cañones gemelos, de los del Museo de Artillería, que ‘inventaron’ los bejaranos del siglo pasado.”
Continuará
Many Thanks for the shared this informative and interesting post with me.
ResponderEliminarKrunker 2020
Menudo trajín a costa de las tablas. Me recuerda a esos restos de personajes ilustres que en la historia sufrieron un trasiego continuo, siempre de aquí para allá, hasta encontrar su definitivo sitio de reposo.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Qué bonito e interesante es conocer todas estas historias! Muchas gracias por traerlas.
ResponderEliminarBesos.
Quedo a la espera de la continuación de esta interesante historia, pero ya empiezo a entender por qué un museo tan importante como el de Mateo Hernández está siempre vacío.
ResponderEliminarUn abrazo,
El patronato se fromó, con las personas que eran más representativas de la sociedad de ese tiempo.
ResponderEliminarEsperemos la continuación , a ver como sigue la historia.
Besos
Espero con entusiasmo la continuación pues creo que como bien dices Béjar no tendrá mucho arte pero si otras cosas muy interesantes.
ResponderEliminarBesos.
·.
ResponderEliminarSeguiremos esperando la continuación de ese 'anhelado museo'
Creo que cada pueblo debiera tener un museo propio, en el que sus valores queden expuestos al deleite de sus ciudadanos... sin perjuicio de las valiosas cesiones temporales, que no todo ha de quedarse en las grandes ciudades.
Un abrazo
.·
LMA · & · CR
Idas y venidas... No imaginé que le podía pasar a un museo...
ResponderEliminarBesos Carmen
Es curioso cómo las decisiones de los hombre van trazando el camino y cómo a veces se cierran las puertas a una ilusión que tal vez debe seguir esperando el empeño de los que aún faltan por decidir.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.
Todo por el arte y la conservación por poco valor que puedan tener tienen su antigüedad.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo de marear la perdiz por estos lares viene de lejos y no solo por Béjar.
ResponderEliminarSaludos.
De vez en cuando me paso te leo pero no dejo comentario. Estoy sin ordenador y no me apaño apenas con el teléfono. Cuando accedo a uno comento. Gracias por tus artículos Carmen.😘
ResponderEliminarResulta curioso ver que, frente a los entusiastas que una y otra vez intentaban algo positivo, aparecían rápidos los inmovilistas. Que además de no avanzar, cortaban cualquier intento creativo.
ResponderEliminarA ver dónde acabaría el proyecto...