Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
En noviembre de 2020 tuvo lugar en Santiago de Chile la presentación por zoom del libro La Odisea de los Salvadores. Crónica de una expedición del siglo XVI. Describe el peregrinaje y destino de un refuerzo de 500 hombres, el primero enviado por el propio rey con gente reclutada en España, con el fin de terminar esta guerra contra un pueblo inferior a los otros, pero que había resistido contra todo pronóstico. Se trata del pueblo araucano, hoy mapuche, que con su heroica negativa a someterse había convencido al monarca -Felipe II, a quien Ercilla dedicó La Araucana- que aquí se necesitaba más contingente que el empleado para reducir a los grandes imperios mexica e inca.
Detalle de la portada. Cristiancofre.cl
El autor es Cristián Cofré León, joven director de la Revista de Estudios Históricos, miembro fundador de la Sociedad Iberoamericana de Genealogía e Historia, y miembro de número y uno de los directores del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas. Formado profesionalmente en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, promete un relato apegado a la documentación, sin esfuerzos literarios, hipótesis históricas o cuestionamientos del devenir de los sucesos más allá de lo evidente, a través de las casi trescientas páginas de su investigación.
El autor. Cristiancofre.cl
Contiene la obra mucha información histórica que el lector se encargará de descubrir, sin perjuicio de destacar uno o dos aspectos, como que una estrategia de enfrentamiento bélico cuyo origen se atribuye a períodos posteriores, se detalla aquí de la siguiente manera: Los reyes hispanos tuvieron que resignarse ante la evidencia de los hechos y mantener la frontera en torno al río Biobío hasta que terminó su dominio en estas tierras. Puede resultar extraño que tanto Hernán Cortés como Francisco Pizarro, hayan conquistado a los dos grandes imperios americanos con muchos menos hombres, sin embargo, una de las aristas que explica este fenómeno es que esos imperios -muy avanzados en todo sentido- concentraban el poder en una persona (llámese emperador, por ejemplo) y una ciudad, mientras que los mapuches no tenían una articulación política permanente, sólo aquella que podía surgir de las circunstancias y que se terminaba cuando desaparecía el motivo de unión; además, no contaban con una ciudad o centro que capturar; vivían dispersos por los bosques, agrupados en pequeñas comunidades. Podían abandonar sus chozas y hacer otras hasta que se retirara el ejército español, y mientras tanto su forma de vida no se veía tan afectada. La guerra de Arauco fue una guerra de guerrillas entre un ejército europeo acostumbrado a enfrentar a sus adversarios en campo abierto e indígenas que hábilmente se escondían y aparecían por sorpresa, que aprovechaban tanto los momentos de flaqueza de sus oponentes como sus propios aprendizajes estratégicos y tecnológicos; más el conocimiento del territorio.
La bandera mapuche durante el estallido social del 28/10/2019 en Santiago de Chile Theclinic.cl
Sobre la calidad de los españoles que venían a América, denigrada por el mismo período en la propaganda antiespañola de los Países Bajos e Inglaterra, se indica en las primeras páginas -y se refuerza más adelante- que estaba bastante regulada: Después del desengaño con Calderón, Losada (el jefe de la expedición) se encontró con una realidad apremiante; debía reclutar soldados con celeridad y en una gran cantidad, pero no podía permitirse incorporar a cualquiera, ya que una manzana podrida arruinaría inmediatamente su real encargo. De hecho, cuando estaba en Toledo, se le acercaron unos interesados que “se llamaban el uno de ellos Rojas y el otro Cisneros y el otro Velasco y otros compañeros suyos”, pero el general no los recibió “por decir que eran hombres revoltosos y de mal vivienda y que no querían más de andarse debajo de bandera por hacer sus bellaquerías sin que la justicia tuviese con ellos que ver y al tiempo de embarcar no [a]parecían y se huían de las dichas banderas”. En la misma línea, tuvo que despedir al sargento Diego Rodríguez,” porque traía tres o cuatro jornadas un baje (?) hurtado, además era un hombre de mal vivir, bajo y que se emborrachaba de ordinario”.
El Gran Duque de Alba, bisnieto del duque de Béjar, en un folleto holandés de propaganda antiespañola. Abc.es
Sobre Béjar propiamente tal, venían en la expedición Francisco Hernández de Herrera, natural de la villa de Béjar del Castañar, 24 años, de buen cuerpo… una señal al medio de la frente; y Francisco de Zúñiga y Arista, natural de Castañares de las Cuevas (La Rioja), 23 años, de buen cuerpo… un lunar junto al ojo derecho… criado y deudo del duque de Béjar. El primero fundó en Chile una familia de apellido Herrera que perdura hasta el día de hoy; y el segundo, era uno de los pocos “dones” de la expedición (había depositado 24 ducados para el viaje) ya que pertenecía a una poderosa familia de origen navarro y estaba emparentado con la nobleza. Sus descendientes Zúñiga se radicaron fundamentalmente en Colchagua.
Interior de la iglesia de Santo Domingo, en Santiago de Chile,
donde está enterrado Francisco de Zúñiga y Arista. Tripadvisor.cl
Pequeñas fallas gráficas en algunas páginas, subsanables sin duda en próximas ediciones, no empañan para nada la entretenida lectura de un periplo épico que duró quince meses (treinta y cinco desde el inicio del reclutamiento), atravesando el Atlántico y el istmo de Panamá y bordeando la costa occidental sudamericana, hasta llevar a su meta a un grupo de salvadores sin preparación militar, que insertándose en el proceso de formación de la sociedad chilena decidieron quedarse y formar familia, contribuyendo en definitiva a la fundación de un país. La lectura resulta por lo demás novedosa y estimulante al proyectarse, en base a documentos primarios, desde el campo riguroso de las ciencias exactas.
Si bien la técnica es antigua y universal, los términos guerrilla (little war) y guerrillero se habrían acuñado en torno a la Guerra de Independencia española, 1808-1815. Sería interesante saber cuándo los integró el DLE.
ResponderEliminarLamentablemente siguen los efectos de la "propaganda negra", y muchos chilenos aún se abstienen de indagar sus orígenes por temor a encontrar bandidos y prófugos de la ley, que en algunos casos los habrá pero no fue la regla general.
ResponderEliminarCurioso, pero parece que el cargo que en Chile se hace a los comunistas de comer guaguas o niños de pecho, tiene antecedente en el duque de Alba según el gráfico de esta página.
ResponderEliminarAsí es. En los Países Bajos aún se amenaza a los niños que si no se duermen pronto vendrá a comérselos el duque de Alba, de Hertog van Alba, según me contó una amiga belga.
EliminarInteresante saga.
ResponderEliminarQué amplia es la historia de España.
ResponderEliminarY la de Béjar.
EliminarBueno, y la de Chile también. Hay que pensar en la historia como un fenómeno global.
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