Amigos de Béjar y sus historias

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12/01/2010

Descubriendo Lagunilla: clima, orografía e hidrografía



Autor: Alberto Bravo Martín




Lagunilla está enclavada al SO de la provincia de Salamanca (Castilla y León), en las estribaciones de la sierra de su nombre y de la Sierra de Béjar, limitando con Extremadura. Su altitud es de 914 metros sobre el nivel del mar y está comprendida entre 40º 58’ 47’’ de latitud norte y 5º 58’ 11’’ de longitud oeste del Meridiano de Madrid. Dista de la capital provincial 97 km y la extensión de su término es de 4.273 hectáreas.

Limita al norte con los términos de Aldeacipreste y Colmenar de Montemayor en unos 2 km y medio y Valdelageve en unos 7 km que se extiende hacia el oeste, donde también toca en 2,5 km con el término de Sotoserrano y 3 km, aproximadamente, con el de Zarza de Granadilla (Cáceres). Por otra parte, limita, también al oeste, y por cerca de 7 km con El Cerro y en unos 3 km con Montemayor del Río. Pertenece al Partido Judicial de Béjar desde 1983. Anteriormente, en el siglo XV, se encontraba en la jurisdicción de Montemayor y dentro de los dos Cuartos en que ésta se dividía: el Hojeda y el del Río, Lagunilla pertenecía al Cuarto del Río. También el Arciprestazgo pasó a depender de Béjar, pero en 1852 fue incorporado a Lagunilla, perteneciendo a la Diócesis de Coria (Cáceres) hasta el año 1959 en que pasó a Salamanca.

En 2009 el pueblo contaba con una población de 506 habitantes (fuente: INE).

11/25/2010

Pequeño acercamiento a la historia de la Villa Renacentista de El Bosque de Béjar



Autora: Carmen Cascón Matas


“Es el Bosque un sitio al oriente respecto de Béjar, a distancia de quinientos pasos, que junta las circunstancias más diferentes, porque tiene la amenidad del valle, el piso de prado, lo inculto de monte, alamedas, huertas, jardines y vista de la sierra siempre nevada. Nacen en él muchas fuentes y habiéndole el duque mejorado las dimensiones de las calles, plazuelas y cenadores cubiertos, en una recreación no breve ni de una sola manera. La casa es proporcionada a la vivienda de los veranos y correspondiente a la de los oficios. La plazuela capaz de las fiestas del campo y lo más señalado que tiene es un estanque de gran tamaño en cuadro perfecto, guarnecido de calles a sus pretiles. Por el mediodía a la fachada interior de la casa y el estanque en hondo, por septentrión a la falda del monte y el agua al nivel del suelo. Por el oriente calles costeadas contra las subidas de las huertas y por el poniente siendo pensiles altos sobre los planos de las arboledas, que es posición singular y de muy dificultosa imitación en otra parte.”

El palacete reflejándose en el estanque


11/18/2010

Costumbres y tradiciones bejaranas

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.381. 3 de marzo de 2006.

Con motivo del fallecimiento de Pepe Frutos, Ángel Gil publicó en primera página un sentido artículo en el que hablaba de distintos aspectos de la vida del fallecido. Allí fue donde me enteré de que Pepe había publicado en 1994 un libro titulado “Costumbres y tradiciones bejaranas”, texto del que hasta ese momento no tenía noticia alguna.

Tengo que decir que para mí siempre supone una satisfacción enterarme de que existe un libro sobre temas bejaranos que no conozco, máxime si, como en este caso, estaba escrito por una persona a la que yo apreciaba. Y también un reto, pues a veces no resulta fácil encontrar este tipo de libros. Así, y después de realizar un par de pesquisas fallidas, un buen amigo me lo facilitó con rapidez, y en cuanto pude comencé su lectura.


Subir a la montaña

11/11/2010

Noticia del primer mapa de la provincia



Autor: Manuel Antonio Marcos Casquero
Publicado: Béjar en Madrid, 13 de marzo de 1971, nº 2.556.

Existe en un despacho de la Diputación provincial de Salamanca un mapa de la provincia, cuyo autor fue, según se nos notifica en el ángulo superior izquierdo del mismo, “Don Tomás López, geógrafo de S.M., de las Reales Academias de la Historia, de San Fernando, de la de Buenas Letras de Sevilla y de la Sociedad Bascongada (sic)”. Para la confección cartográfica, el autor contó, como consta en otro epígrafe, con la ayuda de una larga lista de personas, a la cabeza de las cuales figura “el excelentísimo señor don Felipe Beltrán, Inquisidor General, obispo de Salamanca”, quien “franqueó una lista de las Villas lugares de su Diócesis, con sus anexos, la distancia a la Matriz, a qué ayre existen...”. Se cita a continuación al Intendente don Joseph Firmat, a su secretario don Antonio Calvo Pérez... y sigue una relación de hasta cincuenta y cuatro personas (treinta y siete de las cuales son clérigos) que facilitaron a don Tomás López planos, descripciones, notas y comentarios sobre diferentes comarcas y lugares salmantinos. Es curiosa la nota que corona la larga lista y que dice que “se omiten los nombres de otras personas que comunicaron noticias, porque su modestia se negó a ello”.

Lo más interesante estriba en que, a juicio del propio autor, “es este mapa particular el primero que se ha estampado de la provincia”. Está fechado en Madrid, el año de 1783. En él se recoge la estructuración provincial “en partidos, quartos, sexmos, Rodas, Campos, Concejos y las Villas sueltas”, y debió componerse a instancias de “don Joseph Álvarez de Toledo y Gonzaga, Duque de Alba, de Medinaceli”, etc., etc. (sigue una larga relación de títulos y honores). A él está dedicada la obra.


Patio de Escuelas Mayores de Salamanca


11/05/2010

El reformismo económico del reinado de Carlos II y la llegada de los maestros flamencos a Béjar (1691)


Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.625. 5 de Noviembre de 2010.


*Texto conmemorativo del 349º Aniversario del nacimiento de Carlos II (6 de noviembre de 1661), auspiciado desde el blog Reinado de Carlos II.


Las caras de los bejaranos que, en una mañana de un día y de un mes del año 1691, pululaban por las cercanías de la iglesia de San Juan reflejaban asombro. Las mujeres se detenían con sus cestas bajo el brazo para mirar a los desconocidos. Los chiquillos y rapazuelos corrían delante de los carros y las mulas repletas de bultos, saltando, cantando, como si de una fiesta se tratara. Se convocó al cura párroco para que preguntara a los extranjeros si eran de la religión de Nuestro Señor. Nadie lo dudaba, pues era voluntad de la señora duquesa el que se asentaran en la villa y ya se había lanzado a los cuatro vientos el arribo de los “maestros flamencos”, como se les llamaba.

Durante años el trasiego de extranjeros en Béjar se hizo corriente y, lo que había llamado la atención a los bejaranos, pronto se convirtió en un hecho habitual, por lo que los carros repletos de equipaje ya no eran recibidos por nadie, si acaso por las mujeres que cosían al sol de la mañana, los mendigos que pedían limosna o los tesoreros del duque que tenían la obligación de velar por ellos. Hacia 1720 en las calles de la villa se escuchaba hablar en castellano, en valón, francés, flamenco, alemán o inglés.

Retrato de Carlos II