Autora: Mª Carmen
Cascón Matas
Publicado:
Especial de Béjar en Madrid,
diciembre de 2009
Una lápida
desaparecida nos indica el camino
Sin
embargo, los bejaranos de hoy no conocen a tales personajes. Los que un día
ostentaron riqueza y poder son sombras anónimas, figuras sin rostro. Quizás,
sólo recuerden a un capitán arrodillado ante el Santísimo por los siglos, con
la vida grabada en una leyenda sobre la fría y dura piedra granítica. Ni
siquiera las canteras de la sierra han pervivido. La tumba del Capitán Juan de
Bolaños, su escudo, su figura orante, fueron pasto de las llamas un día de
febrero de 1936, aunque no el lucillo abierto en el muro que lo cobijaba. De
hecho en un número especial que nos han facilitado del Béjar en Madrid
posterior al incendio se puede leer que “esta
estatua se destruyó cuando el siniestro”. Parece ser que unas
reformas del templo realizadas los años 60 provocaron el enrasamiento de la pared del
presbiterio con el subsiguiente picado del escudo, colocación de sillares en el
hueco en que se situaba la escultura y extracción de la leyenda funeraria.
En suma: la lápida que mandó
esculpir para que se le recordase en la iglesia de El Salvador, aquélla que
decía “EL CAPITAN JUAN DE BOLAÑOS GENERAL
DE LA ARTILLERIA DEL
REINO DE PORTUGAL SIRVIO A LA CESAREA
MAJESTAD DEL EMPERADOR Y AL REY FELIPE 2º SU HIJO 44 AÑOS EN LA MILICIA Y ULTIMAMENTE EN LA CONQUISTA DE LAS TERCERAS CON MUCHA
APROBACION. DOTO ESTE LUCILLO Y SEPULTURA AL PIE DE EL Y UNA CAPELLANIA DE
CUATRO MISAS CADA SEMANA EN ESTA IGLESIA PARA SUS DEUDOS. FALLECIO EL 26 DE
FEBRERO DE 1585. DE SU EDAD 63”[1],
ya no existe.
La
vida de un hombre que quiso ser enterrado a la manera de los reyes (imitó en su
enterramiento las estatuas orantes fundidas en bronce por Pompeo Leoni para el
mismísimo Felipe II y su padre en la “Gran Parrilla” de El Escorial) puede ser recreada a
través de una piedra desaparecida, de una tumba que pretendía dejar huella de
sus hazañas a través de los siglos y que ya no existe.
Escultura orante de Felipe II y su familia. Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
Debió de ser una figura
recordada por sus andanzas, un Quijote bejarano si se me permite la licencia,
aunque no el único probablemente. Se conocen los nombres de otros héroes de las
guerras de Flandes, de Portugal, pasajeros a las Indias nacidos en nuestra
villa serrana. Pero sus vidas son otra historia.
Naos de la época. Frescos de la "Sala de las Batallas" del monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Juan de Bolaños, nacido en 1522,
resumió muy mucho sus quehaceres militares en esos “44 años en la milicia”, si es que fue él mismo quien redactó su
propia lauda sepulcral antes de morir, de lo cual dudo seriamente. Si tenemos
en cuenta la cronología que aparecía grabada en la inscripción se alistó en el
ejército a la edad temprana de 19 años o incluso antes. Estamos ante un militar
propio de su época, un aventurero mercenario a las órdenes del rey en Orán, en
Nápoles, en la conquista de Portugal, pagador del rescate de su amigo el capitán
Cristóbal de Cáceres en Argel, con un hijo natural en Nápoles, afecto a la
orden Jesuíta y soltero, por supuesto, siempre preparado para nuevas empresas.
Un personaje extraído de las Novelas
Ejemplares de Cervantes, su contemporáneo.
Dibujo de autor desconocido del Alcázar de Madrid hacia 1596
Murió en el Madrid de Villa y
Corte, capital de los inmensos dominios de Felipe II, en el mismo año en que se
dictaban las primeras Ordenanzas Municipales. Aún entonces, y a pesar de haber
sido nombrada como tal en 1561 ante el asombro general (podría haber sido más
digna de este título la imperial Toledo), sólo disponía de unas miles de casas
para una corte que desbordaba con creces las posibilidades del hasta hacía poco
considerado villorrio. La construcción de edificios y viviendas se disparó de
modo considerable para albergar el aluvión de funcionarios que rodeaban al
aparato político de la poderosa monarquía española.
Allí fue a parar el glorioso capitán
ya rendido físicamente tras recorrer media Europa a las órdenes de Su Majestad,
pues para la época 63 años significaba nadar de lleno en la ancianidad.
La lápida, breve reseña de las
andanzas de un personaje de honor, honra y sangre, sólo era el primer indicador, la
señal del camino, para descubrir su verdadera historia.
Continuará
[1] MUÑOZ GARCÍA, J.: El arte en Béjar. Especial Béjar en
Madrid dedicado al incendio de la iglesia de El Salvador.
Muy interesante y desconocido para mi. A la espera de la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy interesante y desconocido para mi. A la espera de la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy interesante y desconocido para mi. A la espera de la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a tu labor, rescatando Personajes Bejaranos, que podían haber quedado en el olvido, nos hemos podido enterar, que existió el Capitán Juan de Bolaños.
ResponderEliminarY yo digo Amiga Carmen, cuando enrasaron la pared, podrían haber colocado una Placa como recordatorio del suceso y la desaparición de la Estatua Orante.
Saludos, manolo
Pues podría haber sido una idea. Me estoy reservando la foto antigua del sepulcro para la siguiente entrada. Era una maravilla, pero en fin...
EliminarUn saludo
Me gusta conocer su historia, es romantica e interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Hola querida amiga
ResponderEliminarGracias por darle la bienvenida a mi gatita Suri que no salió muy favorecida en la foto pero que es linda, lo que ocurre es que quería mostrarla y no había manera de que saliera bien en las fotos porque es inquieta.
Ahora está sobre mi falda, viene muy cariñosa ya de su otra casita donde nació.
Un beso grande.
De lo que uno puede llegar a saber por una lápida desaparecida, pues a ver la continuación, un abrazo.
ResponderEliminarGran Trabajo de documentación sobre un bejarano Universal, Juan de Bolaños.
ResponderEliminarUna lástima que tanta historia haya desaparecido por negligencias o penosos descuidos.
Me encanta conocer la Historia de Béjar con su particular identidad.
Abrazos y besos.
Aunque estoy de vacas he entrado e¡a leer los e-mails que me innunda:-) Una lástima que hubiera desaparecido todo. A veces la historia las gasta así.
ResponderEliminarVaya lujo de documentación. Eres increíble.
Bss y buena semana
Lástima que el fuego devorara esa tumba, sin duda digna de verse. Son pérdidas que dificultan la investigación, pero nada capaz de frenarla a usted, que siempre encuentra el rastro y llega al final del camino.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Bolaños o el espíritu de su siglo. Estaba predestinado como artillero, oues un bolaño es una pieza artillera antigua. Lo que ni sé es si al capitán le habría gustado que le llamasen mercenario.
ResponderEliminarSaludos.
Quiero decir "lo que no sé". Escribo con un teclado tan pequeño que no hay manera.
ResponderEliminarHola Carmen:
ResponderEliminarDesconocida historia para mi de este caballero, pero muy interesante. Bejar es imponente con sus historia
Besos
No se por qué, al ir leyendo tu artículo, venía a mi memoria continuamente Jorge Manrique y las coplas a la muerte de su padre. En todo caso puede que hayan desaparecido todos los vestigios de su tumba en la iglesia del Salvador, pero esta entrada en tu blog pone de manifiesto que no ha sido olvidado del todo. Un abrazo,
ResponderEliminarNo tenía idea de tan personaje tan interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
Con frecuencia vemos personajes históricos que quisieron eternizarse en el tiempo y al paso de este sucede que se pierden todos los vestigios que nos hablen de él. La eternidad no es cosa terrena ni se alcanza por los esfuerzos de quienes se lo proponen, pues las profanaciones y la piqueta acaba con las glorias del pretérito.
ResponderEliminarBesos.
Se perdió la lápida pero no parte de la historia de este hombre representante de ese imperio español que campeaba por el mundo.
ResponderEliminarUn saludo.
Esperando seguir la historia de este ilustre caballero: gracias a tu labor nos vamos introduciendo en su historia.Es verdad que nada es eterno en la tierra como hubiera deseado que se eternizara en esta lápida del capitán Juan de Bolaños.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen.
Me ha recodado este personaje a Julián Romero, el artillero del que escribí algo no hace mucho, siempre dedicado hasta el final al servicio de armas, y el emperador Carlos. Son personajes dignos de recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre me sorprendes querida Carmen, que buena historia, contigo me pasaría las horas escuchándote.Una maravilla, veremos la siguiente parte, he estado unos días en Francia, en el sur, cuando descanse ya verás fotos e historias, un abrazo y muchas gracias.
ResponderEliminarLa historia es testimonio fiel de una época y forma de alguna parte de nosotros mismos porque nos involucra. Me gusta tu manera de enseñar... eres maestra en el tema.
ResponderEliminarBesos
Querida Carmen, esta interesantísima entrada que nos ofreces es una prueba más del eterno deseo del hombre por conseguir la inmortalidad, aunque sólo sea a través del recuerdo y la memoria. Lástima que los hados, a veces tan caprichosos, tengan otros planes para las humanas esperanzas.
ResponderEliminarEs un placer siempre seguir de tu mano a estos personajes tan desconocidos e ignorados para la mayoría.
Mil bicos.
Completamente desconocido. Leyendo esto me ha recordado las aventuras del capitán Alatriste por esos mundos guerreando:))
ResponderEliminarEsperamos...
Un beso y buen fin de semana.
Como quiere siempre el hombre que se le recuerde, que afan tenemos de trasladar a los demas la imagen que hemos creado de nosotros como si fuera la verdadera.
ResponderEliminarUn beso.
Esta vez no me referiré a lo que cuentas, que abre mi interés por seguir enterándome de cómo trascurrió la vida del atractivo personaje. Sí te diré el placer que me produce leer un texto tan bien situado en su contexto de tiempo y lugar.
ResponderEliminarAún me estoy rascando la urticaria producida por el diálogo de una familia medieval leído en una novela histórica española, donde entre otras perlas se decía algo así: “-¡Papá, que dice mamá que bajes!”.
¡Qué horror! Me creo lo que dices porque, ahora que las novelas pretendidamente históricas tienen tanto tirón, muchos "escritores" se lanzan a la piscina sin consultar bibliografía ni documentación y los resultados son tan terroríficos como ese que nos apuntas. Cuando encuentro perlas de ese estilo inmediatamente dejo la lectura del libro en cuestión, sin más contemplaciones.
EliminarUn besp
Boa tarde!
ResponderEliminarHistoria que desconhecia totalmente, assim, valeu a pena passar por aqui para ficar a saber mais um pouco, foi o que aconteceu.