Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 64-69.
De mirada recia e inquisitiva, Gabriel Herrera nos
observa altanero desde su posición privilegiada. Las largas patillas enmarcan
una cara a la moda de la 1ª mitad del s. XIX, a caballo entre los bravos guerrilleros
de la Guerra
de Independencia y las barbas recortadas de su segunda mitad, siendo su boca,
fruncida y de labios ausentes, el puente entre ambos apéndices. La cabellera azabache
surge de la oscuridad del fondo, al igual que su figura austera vestida
enteramente de negro en la que destacan un pañuelo anudado al cuello y las
insignias del cargo de rector de la Universidad de Salamanca: las puñetas blancas, el
bastón y la medalla[1].
Retrato de Gabriel Herrera en un dibujo
de Óscar Rivadeneyra
Si
de su vida sólo poseyéramos el rastro de este retrato deduciríamos de su mirada
el peso de una grave responsabilidad que surcó su rostro de arrugas, enmarcó de
ojeras sus ojos y resumió su boca en una sobria línea. Seriedad y austeridad,
dureza, destacan de una figura cuya faz nos mira desde el hall del rectorado de
la universidad de Salamanca. Y nuestro interés en ella no es baladí porque tal
personaje olvidado desde hace siglo y medio nació en Béjar y su imperativa
mirada nos ordena rescatar una vida que, como tantas otras, pereció bajo esa
extraña enfermedad del olvido imperante en nuestro lugar de mutuo origen para
los nacidos en ella.
Batalla de San Marcial (1813) por Ferrer-Dalmau
La espoleta que desencadenó esas transformaciones políticas
fue tristemente una guerra. Napoleón entró a sangre y fuego para imponer unos
adelantos que España debería haber encontrado por sus propios medios. Sebastián
de Herrera, el padre de Gabriel, se posicionó, en los años oscuros de la Guerra de Independencia,
del lado de los patriotas y alentó al resto de sus hijos a defender un trono
que se encontraba lejos y ausente, secuestrado e inhabilitado para maniobrar
ante los invasores. Gabriel, con 17 años cumplidos en 1810 y con la sangre
ardiente que sólo inflama la mocedad, se alistó en la partida de cuerpos
francos al mando del teniente coronel Miguel de la Torre, andando el tiempo
capitán general de Puerto Rico[5],
y luego en el Batallón de Cazadores de Castilla, con el cual llevó a cabo “misiones importantes y arriesgadas[6]”
en su puesto de subteniente de bandera del Regimiento Provincial de Ciudad
Rodrigo.
Los ideales liberales surgidos en España al calor de la guerra
inundaron los corazones de muchos estudiantes en su lucha frente al invasor y
sirvieron de motor a un siglo desenvuelto en convulsas disputas entre
partidarios del Antiguo Régimen y del liberalismo, carlistas y fernandinos, liberales
moderados y progresistas, políticos de guante blanco y espadones, guerras
civiles y golpes de estado. La participación del liberal Gabriel Herrera en su
lucha contra el francés le reportó más perjuicios que beneficios a la vuelta de
Fernando VII, una vez derrotado Napoleón. El monarca reinstauró el Antiguo
Régimen borrando así todo rastro de liberalismo, incluyendo la constitución de
1812, y persiguió a los patriotas que habían derramado su sangre y arriesgado sus
vidas por un rey ahora traidor y mezquino. Muchos guerrilleros cayeron
fusilados ante la implacable maquinaria represiva del estado.
Fachada de la Universidad de Salamanca
Herrera quedó así en suspenso tras ser suprimidos los
cuerpos francos. Comenzó entonces la carrera de Derecho en la Universidad de
Salamanca, en donde le documentamos entre 1816 y 1820[7],
mientras las convulsiones políticas provocaban una situación insostenible que condujo
a Fernando VII a jurar la constitución de Cádiz en el primer triunfo del
liberalismo español. El Trienio Liberal iniciaba su andadura en 1820 con la
aplicación práctica de los ideales defendidos en Cádiz. Gabriel Herrera fue uno
de los beneficiados por el cambio de gobierno y en 1821, una vez concluidos sus
estudios, consiguió la plaza de promotor fiscal y más tarde de juez de primera
instancia del partido judicial de Alba de Tormes. Atrás quedaban para Herrera las
armas y se abría paso el camino de la pluma y el funcionariado. Afirmó, mucho después, que había desempeñado “el destino de
fiscal en Alba de Tormes con todo celo y lealtad”[8]. Un
año más tarde solicitó el traslado a Ciudad Rodrigo con idéntico cargo y
sueldo, pero la inestabilidad política le arrebató la posición conquistada al ser
depuesto el gobierno el régimen liberal en 1823 y regresar el Antiguo Régimen.
Continuará
[1] NIETO, José Ramón, GONZÁLEZ, Eduardo, y AZOFRA,
Agustín. Inventario artístico de bienes
muebles de la Universidad
de Salamanca. Universidad de Salamanca, 2002, p.89. Gabriel Herrera fue uno
de los primeros rectores en poseer retrato.
[2] Los datos sobre Sánchez Ocaña proceden de CASCÓN
MATAS, Mª Carmen. “Pequeña biografía de un Ministro
de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887)”. Revista Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio e
Industria de Béjar, 2012.
[3] Así lo afirman BONILLA HERNÁNDEZ, José Antonio, y
MARTÍN RODRIGO, Ramón, en su trabajo dedicado al padre de José Sánchez Ocaña “Un
bejarano en las cortes de Cádiz: D. Andrés Sánchez Ocaña” en Estudios Bejaranos nº 16, CEB y
Ayuntamiento de Béjar, dic. 2012.
[4] Sobre los plateros apellidados Herrera consultar DOMÍNGUEZ
BLANCA, Roberto. La platería del
renacimiento en Béjar. CEB, 20009, pp. 29-31. El autor apunta a la
posibilidad de que Sebastián de Herrera pudiera también haber ejercido el
oficio al heredar el taller de su padre Juan de Herrera en 1769.
[5] Recurriré para este artículo al Archivo Histórico
Nacional (AHN) y a su portal de internet PARES donde se custodia su expediente
personal. AHN: Ministerio de Justicia. Expediente
personal del Magistrado Gabriel Herrera. FC-Mº_JUSTICIA_MAG_JUECES, 4.504,
Exp. 3.968.
[6] Ibídem.
[7] Archivo Histórico de la universidad de Salamanca.
Registros de exámenes de estudiantes para ingresar en Facultad Mayor. Disponibles
en http://ausa.usal.es/ausa_registrosexamenes.php
(enlace consultado en julio de 2015).
[8] AHN.
Expediente
personal del Magistrado Gabriel Herrera.
Fuente Cit.
Pues esperamos la continuación de la vida de este rector que ya no esta condenado al olvido.
ResponderEliminarBesos Carmen
Con el rey felón fueron muchos sueños y muchos hombres de gran valía los que se quedaron por el camino. Creo que a nuestro Gabriel Herrera le quedan unos cuantos años -al menos, la "década ominosa"- para salir airoso del atolladero político e ideológico en el que se encontraba nuestro país en aquellos tiempos. Salvo que se dedique a una especie de "exilio interior" para no caer en desgracia como aquel otro que también llegó a rector de la afamada universidad. Malos tiempos para la gente decente y de valía. Buenos tiempos para los arribistas y pelotilleros del absolutismo. Me vienen ahora a la memoria esas palabras de Luces de Bohemia del gran don Ramón del Valle Inclán cuando uno de sus personajes dice “En España el mérito no se premia; se premia el robo y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.”
ResponderEliminarUn saludo, Carmen.
Más bien Gabriel Herrera, sin ser absolutista, acabó integrándose en el sistema que alumbró el liberalismo imperante en el siglo XIX. Y no en el progresista, desde luego. Pero no quiero adelantar más. Lo veremos en las siguientes entradas.
EliminarSaludos
Tremenda injusticia para aquellos que habían dado su vida para instaurar de nuevo al rey en el país, mientras él se encontraba a salvo de los franceses.
ResponderEliminarBesos
Nunca mejor dicho que este rey fue un traidor y un vendido con la instauración de la Monarquía absolutista...
ResponderEliminarSi se hubiera aprobado la "PEPA" otro gallo nos hubiera cantado; pero, esta visto que esta España nuestra esta marcada por errores que nunca se acaban de emendar.
-El joven de sangre ardiente con solo 17 años y unos ideales; que costaron tanta sangre.Pero es así como se demuestra a lo largo de la Historia que el precio es muy alto para quien quiere ir por la senda de la verdad.
Esperando saber más de este hombre grande y como bien apuntas casi olvidado.Por eso la labor de investigación es tan necesario para sacar a la luz lo que a muchos les escalda.
Un beso
Un personaje más de la cuna de Béjar, esperando la continuidad para comprender toda su historia, un abrazo.
ResponderEliminarCierto es que muchos fueron victimas del nepotismo de Fernando VII una vez recupero su trono, al parecer este bejarano fue uno mas de ellos.
ResponderEliminarSobre tu comentario en mi entrada sobre la plaza de Medinaceli si se ven dos personas en la primera y otra en la tercera. Si que era un día de semana de mediados de Junio al igual que las de Sigüenza y del monasterio de piedra en Zaragoza. Siempre intento no sacar a personas si me es posible.
Saludos.
No fueron pocos las víctimas de Fernando VII y sus mezquindades...
ResponderEliminarYa nos contaras más sobre este caballero.
Besos
Hola Carmen, eres un pozo de sabiduría en historia y me gusta leerte, la historia no es mi fuerte, por eso siguiéndote cuando puedo , aprendo.
ResponderEliminarMe operan una pierna el 28 de este mes y volveré a ausentarme un tiempo, espero que poco a poco pueda tener mejor calidad de vida de la que tengo.
Un gran abrazo
Un gusto haber conocido tu blog.
ResponderEliminarMe encanta la historia...lamentablemente tuve una profesora que dejaba bastante que desear, la escuela secundaria no fue prometedora, he incursionado y leído por mi cuenta.
Un cariñoso saludo y cuando lo desees te espero por mi espacio Carmen.
Gabriel Herrera, un gran Rector de la Universidad de Salamanca. Parece mentira que Gabriel, en su lucha contra el francés, le reportara más perjuicios que beneficios a la vuelta del Régimen de Fernando VII...El Mundo parece ser que, de vez en cuando, pierde su orden y predisposición por actitudes traidoras, mezquinas y realmente contradictorias.
ResponderEliminarOtro relato extraordinario biográfico que, sabes, disfruto al conocerlo.
Abrazos y Besines.
Interesante este personaje de la vida de Béjar, que en mi caso era un desconocido. Una lección de historia que gracias a ti Carmen es agradable de leer. Ahora esperaremos por la continuación.
ResponderEliminarUn saludo
Puri
Vaya cuadro bélico más espectacular.
ResponderEliminarVeo que de esa enfermedad bejarana del olvido, hay ojos y plumas prestos a no dejarse contagiar. Espero leer la continuación. Abrazos.
Parece nuestro sino eterno estar enfrentados unos a otros. Parece que el personaje de hoy tampoco logró eludir esta situación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero la siguiente entrega para saber como acaba la andadura de Gabriel Herrera.
ResponderEliminarBesos.
Promete ser una vida con altibajos según quien gobierne.
ResponderEliminarUn saludo.