Autor: Ignacio Coll Tellechea
Bejarano
alcanzó la máxima dignidad religiosa en 1920, cuando fue nombrado Gran Rabino
de Turquía, cargo que
le permitió conocer y tratar al último sultán de aquella nación, Mehmet VI, y al joven general que modernizó el país, Mustafa Kemal, Atatürk. Precisamente bajo el mandado de
este Turquía vivió un proceso de secularización que afectó también a los
judíos, que se vieron expuestos con frecuencia al hostigamiento de los medios
afines al poder, como cuando les acusaron de ponerse a las órdenes del Gobierno
de España por escribir una carta de adhesión a un homenaje a Cristóbal Colón.
Haim Bejarano
Su interés
por España y por la cultura de sus ancestros le llevó a contactar con
destacados intelectuales españoles a comienzos del siglo XX. Todo comenzó tras
conocer al doctor Ángel Pulido, médico y senador vitalicio español que visitó
las comunidades sefarditas del entorno del Danubio en 1903. Fascinado por la
preservación del idioma y la cultura de aquellos judíos que le hablaban con
ecos del siglo XV, Pulido dedicó el resto de su vida a ejercer de defensor de
aquellos compatriotas expatriados, a los que admiraba y a quienes presentaba al
rey Alfonso XIII como potenciales socios comerciales de España en todo el arco
mediterráneo.
De la mano
de Pulido, Haim Bejarano, a quien el español se dirige en sus escritos como
Enrique, se incorporó a la Real Academia de la Lengua y tomó contacto con
personajes de la talla de Menéndez Pidal y Unamuno.
Miguel de Unamuno
Con el
rector de Salamanca tuvo una relación epistolar de la que se conserva un
pequeño recuerdo en la biblioteca personal del bilbaíno. Se trata de dos cartas
autógrafas enviadas por el rabino a Unamuno en el año 1904, cuando el joven
catedrático de Griego hacía ya cuatro que dirigía la Universidad de Salamanca.
La primera
misiva tiene fecha del cuatro de abril, escrita a mano sobre papel cuadriculado
con una pulcra caligrafía en un castellano excelente, en el que el que se
dirige a Unamuno como “Muy ilustre, sabio y querido señor mío”.
Se trata de
la respuesta a una carta del rector enviada un mes antes y de la que Bejarano
le agradece “la grande simpatía que usted manifiesta por mis hermanos de
Oriente y por mi humilde y obscura persona”.
Interior de la Casa-Museo Unamuno (Salamanca)
Le habla Bejarano
al rector sobre su trabajo de recopilación de refranes, de los que dice llevar
ya más de 2.000 editados, y de cómo le sorprende saber que en España muchos de
ellos han perdido el sentido original que se mantiene entre los sefarditas: “Es
maravilloso de ver cuántas de ellas que parecen haber pierdido el origen de la
primera acepción en España se halla aquí en Oriente en boca del vulgo”.
También le
indica que le hace llegar algunos libros editados en judeo español, como El
tratado de Aboth “que le envío con traducción española y caracteres
cuadrados se lee en el Templo en cada Sabath de las seis semanas que siguen la
Pascua en el idioma español y se explica”. No se conserva el rastro de ninguno
de esos libros en la biblioteca de Unamuno.
Miguel de Unamuno
La segunda
comunicación, del 29 se septiembre del mismo año, es una tarjeta postal en la
que el texto aparece apiñado y donde le informa de que ha tenido acceso a parte
de un discurso de Unamuno pronunciado en Gijón del que le pide copia íntegra.
También le cuenta que está enfermo y le pregunta si ha recibido los libros en
judeo español que le envió para, en caso contrario, “reclamarle a la posta”. Acompaña
este segundo texto una tarjeta de visita en francés en la que se presenta como
miembro de organizaciones académicas de Francia e Italia.
Bejarano
pasó gran parte de su vida luchando por preservar y engrandecer la cultura
sefardita y su idioma, tratando
de fortalecer su presencia en los países del Este de Europa y en Oriente Medio
a través de sus contactos con España, intentando contrarrestar de esa manera
que la pujanza del francés y de las lenguas locales acabaran con el ladino.
Haim Bejarano
Murió en
1931, a los 81 años, y está enterrado en el Cementerio Judío Arnavutkoy de
Estambul. Una de sus hijas dijo de él: “Fue amigo de sultanes, del último
califa y de Ataturk. El mundo lo admiró aclamándolo, y se hizo un lugar entre
la gente culta. De enorme memoria, supo combinar la cultura occidental con
los tesoros de la cultura del Este. Inclinado al perfeccionismo, pero de una
profunda humildad y gran modestia”.
El lector
que haya llegado hasta aquí se estará preguntando por el viaje que titula el
texto. ¿Cuándo vino el insigne rabino y hebraísta a Béjar? ¿Con quién se entrevistó? ¿Qué recuerdos dejó por
escrito?
Decía al
comienzo que la literatura utiliza los viajes como recurso narrativo para
contar una historia. El de Haim Bejarano es uno de esos viajes que solo se
hacen con la imaginación y con el deseo. Nunca estuvo en España, y por supuesto
no pisó Béjar, pero sentía un profundo cariño y respeto por la que él llamaba a
menudo su patria. Se lo decía a Unamuno en su carta: “No sé cómo combatir esta
nostalgia de cuatro siglos! Sería yo, le aseguro, el más infeliz mortal si yo morire
con este arranco del alma de reveer la madre patria de España donde yacen las
cenizas de mis padres!”.
Así que
perdonen este truco de periodista trilero que les ha traído hasta aquí para que
conozcan la vida de un ilustre paisano que no nació en Béjar. La del primo
lejano de nuestros Bejarano, que murió rezando en la lengua ladina que le
entregaron sus padres como un regalo de siglos que le conecta con todos
nosotros.
En sus
cartas a Unamuno su memoria se quedó a escasos 70 kilómetros de ese cementerio
en el que moran sus antepasados (del que por cierto, ignoramos su ubicación).
Si existe la justicia poética, déjenme soñar con que este artículo le ha traído
hoy hasta nosotros y que, después de conocer algo de su vida, podemos decirle:
Enrique,
bienvenido a tu casa.
Se puede vivir lejos y sentir una tierra. A pesar de la distancia sentía amor por esa tierra, en la que hace ya bastantes años vivieron sus antepasados, de vivir en estos tiempos , seguramente no se habría privado de realizar un viaje a estos lugares que tanto amó en la distancia.
ResponderEliminarBesos
Buen recurso del articulista. Bueno también su Collcenter. Felicitaciones. Desde Chile, JZR.
ResponderEliminarDesde luego que es permisible el "truco" que has utilizado aunque el personaje es lo bastante interesante como para no requerir truco alguno.
ResponderEliminarYo también creo que se puede sentir nostalgia de aquello que no conocemos pero que existe en nuestra memoria histórica.
Un abrazo
Un gran articulo y una interesante persona Haim Bejarano que sin duda de alguna manera ha llegado a Bejar y a todos nuestros hogares.Un saludo y enhorabuena.
ResponderEliminarLas raices llaman aunque no se conozca la patria.
ResponderEliminarSé ve que fue un hombre bien amado y con talento.
Un abrazo.
Bienvenido, al fin y al cabo personas como el son los que enriquecen y enorgullece saber que nos une el mismo amor aunque sea en diferente épocas.-Por eso la Memoria Histórica se tiene que remover de su aletargamiento y sacar a la luz tanta injusticia.
ResponderEliminarMe ha encantado saber la historia de Haim una persona culta pero humilde y cercana, como todas las personas que no reniegan de sus orígenes al contrario los dejan en buen lugar.
Felicitar al autor y un beso grande para ti Carmen.
Original e interesante artículo. Un abrazo
ResponderEliminarUn gran artículo. Somos ciudadanos del mundo, y de ahí que se sintiera de Béjar.
ResponderEliminarBesos
Bien está el truco si con él se consigue conocer a tan ilustre Bejarano no bejarano.
ResponderEliminarUn abrazo,
Saludos al periodista trilero y abrecaminos que me ha guiado hasta el conocimiento de un gran hombre.
ResponderEliminarGracias por darnos a conoce a tan ilustre personaje Carmen.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, por tu buen hacer. Excelente los dos artículos.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Buen articulo como este muchos sefarditas sienten la cuna de sus antepasados, aun habiendo pasado 500 años.
ResponderEliminarSaludos.
El recuerdo de España y recíprocamente el de España por ellos ha sido constante. Incluso las leyes permitían obtener la ciudadanía española. Ello poco después en la Segunda Guerra Mundial sirvió para salvar muchas vidas.
ResponderEliminarSaludos.
Buena entrada, recordando la importancia de España para los judíos sefarditas, que han sido capaces de mantener una forma de hablar y una tradición desde hace siglos y en especial Haim Bejarano, una persona conciliadora y que promovió el contacto entre culturas.
ResponderEliminarMe llamo Rosa Mindel y su articulo me ha conmovido porque mi abuelo, Josef Bejarano era primo hermano del rabino Haim Bejarano. Mi madre en paz descanse me conto las veces que el detenia el carrauaje en el que viajaba , delante de la puerta donde su papa tenia su negocio, para saludar y conversar con su primo, mi abuelo Josef.
ResponderEliminarGracias a todos los que habéis disfrutado de este texto. Y un abrazo muy especial desde Béjar para Rosa, la sobrina nieta del rabino.
Eliminar