14 de enero de 2019

El libro de horas negro de la duquesa de Plasencia Leonor Manrique de Lara


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Con motivo de la Semana Santa 2016, en la biblioteca del castillo de los Templarios de Ponferrada (León), se organizó una exposición de libros, pinturas y grabados del Ciclo de la Pasión de la colección Templum Libri, realizados en Europa entre los siglos X al XIX. Entre los primeros se encontraba el Libro de Horas Negro, uno de los ocho de este color que hay en todo el mundo, joya de papel de belleza indiscutible, informaba la edición digital del Diario de León del 23 de marzo.    





Libro de Horas Negro de la Colección Templum Libri de la Biblioteca del Castillo de los Templarios de Ponferrada. Foto I. de la Mata, diariodeleon.es



      Los Libros de Horas eran devocionarios manuscritos en pergamino o papiro, elaborados con técnicas especiales por artesanos gráficos para el uso de monarcas y nobles, que contenían oraciones para el orden de las fiestas del año litúrgico cristiano (lo de horas, por los momentos del día en que se realizaban las oraciones). Uno de estos ejemplares se conserva en la Biblioteca del Escorial con el nombre de Libro de Horas de los Zúñiga, realizado por miniaturistas e iluminadores que trabajaban en la corte literaria del maestre de Alcántara Juan de Zúñiga y Pimentel, en Zalamea de la Serena (Badajoz). Tiene el escudo de los Zúñiga en la primera lámina, que representa la Anunciación. Existen otros ejemplares de la misma naturaleza que llevan el nombre de reyes y nobles españoles, pero que fueron confeccionados fuera de la península (Domínguez Rodríguez, Ana: Libros de Horas de la Corona de Castilla. Hacia un Estado de la Cuestión, 2000).





Libro de Horas de los Zúñiga, edición facsímil 2003. Milanuncios.com



     Los llamados negros eran el resultado de un procedimiento que utilizaba el tinte producido por un parásito del roble o encina (la agalla) fijado con vitriolo para teñir las hojas, sobre las cuales se escribía con tinta de oro o plata y se dibujaban las miniaturas o iluminaciones. Se obtenía así un efecto brillante sobre un fondo intensamente oscuro, aunque a veces las páginas terminaban por oxidarse y pulverizarse con el tiempo, a causa de los elementos corrosivos que contenía la tintura.  




Palacio de los Marqueses de Mirabel, Plasencia. Lo hizo construir Álvaro de Zúñiga, duque de Plasencia y de Béjar, y posteriormente lo habitó Fadrique de Zúñiga, I marqués de Mirabel. Commons.wikimedia.org 



        En el libro Documentos Sobre los Seis Primeros Duques de Béjar de 2008, el catedrático de la Universidad de Valladolid, Anastasio Rojo Vega, cita un párrafo de La Nobleza Hispana y los Libros Iluminados, 1400-1470, 2004, del fallecido docente de historia del arte Joaquín Yarza Luaces: Cuando en 1468 Álvaro de Stúñiga (aún no se castellanizaba el apellido), ya duque de Plasencia, inventaría su biblioteca de sólo 25 volúmenes, fallecida su mujer Leonor Manrique de Lara que parece haber sido la verdadera dueña y usuaria, menciona “un libro enforrado en damasco dorado con su guarnición de plata dorada, que eran oras de rezar, las hojas negras, escripto de letra de plata blanca”. Estamos ante uno de los escasos Libros de Horas negras, nombre con el que se les conoció, de los que disponemos de noticias. El pergamino se teñía de negro o de un color muy oscuro y se escribía o iluminaba sobre él, utilizando los tonos convenientes para que destacaran más… El ejemplar de la fallecida Leonor Manrique era de lujo, pero no debía de tener historias. Las letras se recortaban en lámina de plata y se fijaban al pergamino. No se conserva

 


Placa-homenaje en el palacio Mirabel (Plasencia) Palomatorrijos.blogspot.com



    La exigua biblioteca del duque de Plasencia, Álvaro de Stúñiga/Zúñiga, debió haber aumentado seguramente con la llegada al palacio de su segunda esposa, sobrina y ahijada Leonor Pimentel y Zúñiga, treinta y tres años menor, de quien dice Joaquín González Manzanares, director de la Biblioteca de Extremadura, en Los Zúñiga: Una Familia de Bibliófilos (no hallado en la red; cita de Rojo): Fue doña Leonor, mujer con carácter, quien dirigió la casa de Zúñiga desde el punto de vista socio-económico, militar (¡puso sitio por su cuenta a los caballeros de Alcántara!), jurídico, pero con una sensibilidad especial para la cultura. Durante su “mandato” la casa Zúñiga alcanzó su máximo esplendor al introducir una corriente humanística procedente de Italia y de hecho fue el alma del Renacimiento Extremeño a finales del s. XV

        Los Zúñiga fueron condes de Plasencia desde 1442 hasta 1446, fecha en que el título devino ducado. Revertido a la corona en 1476, se unió al de Béjar y se siguió usando hasta 1884, en que se separó nuevamente y pasó a la Casa de Osuna. Leonor Manrique de Lara fue primero condesa y luego duquesa consorte de Plasencia, y nunca duquesa de Béjar, mientras que Leonor Pimentel y Zúñiga fue duquesa consorte de Plasencia de 1458, fecha de su matrimonio, a 1486, de su muerte, y sólo algunos meses duquesa consorte de Béjar, en cuyo palacio falleció a los cincuenta y seis años de edad

14 comentarios:

  1. Los nobles ilustrados y sobre todo con fuertes convicciones religiosas.Estos Manuscritos Ilustrados: como el del Duque de Berry, que no vio finalizado.Es una de las joyas de la ilustración medieval.

    Un legado digno de observar estos libros de horas.

    - Béjar es cada vez más cercana , por el gran material que aportas en cada entrada.

    Un beso.

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  2. Realmente precioso. Una labor de orfebres con esos adornos y filigranas tan esmerados hasta con los mínimos detalles.
    Un saludo.

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  3. Muy interesante todo lo que cuentas. Los libros de antes eran auténticas obras maestras.Me encanta la historia, asi que pasaré por aquí a menudo. Saludos.

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  4. Puede que haya vistos esos libros pero cuando entras en esos lugares, no tienes tiempo de profundizar todo lo que allí se ve.

    Besos

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  5. Curioso, había oído alguna vez lo del tinte a base de agalla del roble y le había dado un crédito relativo; pero ahora tu me lo confirmas.
    Un abrazo,

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  6. He visto muchísimos libros antiguos, pero, tan bien ilustrado o iluminado como está este, poquísimos. Es un ejemplar sin par.
    Gracia, y un abrazo, Carmen.

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  7. Una obra de arte el libro. El ilustrador hizo un gran trabajo.

    Besos Carmen

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  8. Para el bibliófilo, todo un placer esta exposición. Ya no digo el palpar uno de esos libros, fundiendo sus huellas con las que iluminadores y calígrafos dejaron siglos atrás. Felicidades.

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  9. Pues me estaba poniendo al día y he leído con mucho agrado la entrada de Vicente Tena, del que a pesar de ser valenciano, no sabía nada. Miraré si queda algo de su obra por aquí, pues ya he visto que además de lo hecho para su tierra, trabajó bastante para Andalucía.
    Y qué maravilla ese libro negro de las horas, de una familia, que como en la anterior entrada se ve, ha sido protagonista de la historia de España durante siglos.
    Un saludo, Carmen.

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    1. Me alegraría mucho que a partir de nuestra entrada sobre Vicente Tena pudieras inspirarte para escribir optra en tu blog sobre su obra valenciana.
      Un abrazo

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  10. Una verdadera joya de papel, saludos.

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  11. ·.
    Siempre interesante. Realizáis un gran trabajo.
    Las agallas del roble no las empleaba para hacer tinte sino para algo... 'peor'. Para sacar esas fibrillas de 'pica-pica'
    Y no con buenos fines. .)
    Un abrazo

    LMA · & · CR

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  12. Unas autenticas joyas este tipo de libros que mas que para su uso parecen estar diseñados para ser vistos.

    Saludos.

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  13. Un articulo muy interesante. Una autentica obra de arte el libro de horas cuantas personas trabajaron en el y sin duda sera objeto de estudios y de admiración. Un abrazo y buena semana.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.