4 de diciembre de 2019

"Unos ojos extrañados con los que mirar el mundo"


Autor: Antonio Gutiérrez Turrión

Presentamos ayer mismo un nuevo volumen de la colección “Don Francés de Zúñiga”. Al fondo, el Centro de Estudios Bejaranos. Su título, este: “Unos ojos extrañados con los que mirar al mundo”. La autora de este nuevo volumen es Laura Pascual Matellán, doctora en Derecho y gran conocedora del personaje y de la obra que estudiaba, el penalista Pedro Dorado Montero. En la exposición, llena de conocimientos, de entusiasmo y de trabazón lógica, se entreveraron elementos biográficos con el esquema fundamental de ideas que están en la base del pensamiento del autor de Navacarros. Gracias le sean dadas por su extraordinaria exposición.

 Pedro Dorado Montero

Seguramente, los elementos biográficos de este filósofo del Derecho sean más conocidos; acaso, llamen más la atención a primera vista: origen muy humilde, desgracia física, estudios brillantes, becas, estancia en Salamanca e Italia, vuelta a Granada y Salamanca, enfrentamientos con la sociedad pacata de provincias y con el poder del clero, escarceos con sus colegas universitarios, amor por la naturaleza y por sus orígenes rurales… Todo un cúmulo de elementos que nos dan la pista para conocer aquello que realmente más nos interesa: su legado, su pensamiento, su visión del mundo, su manera de enfrentarse cara a cara con las cosas, “esos ojos extrañados con los que mirar al mundo”.


 Biografía publicada por el 
Centro de Estudios Bejaranos

De cualquier autor debemos considerar sobre todo su vertiente creativa, y, si hay lugar, también la personal; pero primero la creativa, que es la que queda para la posteridad. Tengo que confesar, sin embargo, que, aunque la teoría dice eso, a mí los pensadores y creadores de todo tipo que terminan por interesarme son aquellos en los que puedo observar un paralelismo entre su vida y su obra; esos me dejan huella y confianza, me conmueven y me empujan a seguirlos en mi pensamiento y en mis actuaciones. Los otros, los de solo la creación, me dejan un poco vacío, como con falta de aire, por mucho que sus pensamientos o su legado me parezcan importantes.

Pedro Dorado Montero es uno de ellos y, a medida que voy conociendo más su pensamiento y su persona, más me conmueve y me emociona.


Laura Pascual Matellán en su conferencia 
sobre Dorado Montero



Pero no es lo mejor quedarse solo en la emoción de la persona, sino acercarse a la lectura de sus obras, para entender su pensamiento (compartirlo o no es otro asunto distinto y posterior), para deducir consecuencias y para actuar a continuación. La última consideración cuando se presenta a una persona y su obra es la incitación a la lectura y al conocimiento directo de su pensamiento y de su forma de ver el mundo: nada hay como la consideración personal desde el contacto directo

Cuando se hace esto y se acude a las fuentes directas, se abren veneros que manan por todas partes y que te llenan de curiosidad y de razonamiento.

 Casa de Pedro Dorado Montero en Salamanca

Con todo, al final, la base de un pensamiento completo suele estar sustentada por dos o tres principios esenciales que dan agua y fuego para todo lo demás. En el caso de Dorado Montero, se trata de darle vueltas y de darle la vuelta a la idea simplona de que un delito merece una pena y ya está. Como si el esquema fuera tan sencillo. Nuestro autor abre los ojos, con esa otra forma más amplia y panorámica de ver el mundo, con esos ojos extrañados con los que mirar al mundo, y cree descubrir que hay algo más importante que explica los hechos, que hay causas en el subsuelo que empujan a que crezcan los árboles, que los delitos obedecen a motivos anteriores, y que, si somos capaces de reconocer y de controlar esos motivos anteriores, tal vez estemos en el camino real de eliminar la comisión de esos delitos a los que solo nos enfrentamos con el castigo. Esa es la apuesta de Dorado Montero, ese es el envite de su Correcionalismo como doctrina filosófica, social, política y jurídica. Nada menos que dibujar un cuerpo jurídico que atendiera y protegiera a los criminales para que no volvieran a cometer delitos, y a todos los demás para que no se encontraran con el ambiente propicio para cometer ninguno. ¡Hasta dónde vamos a llegar!, clamará el pacato, que no ve más allá que la pena cada vez más dura para el delincuente. 



Pues ahí lo tenemos, a nuestro paisano, a un pensador que se enfrenta a los hechos de la vida con una mirada diferente, el catalejo abierto para mirar más allá de sus narices, para intentar poner la inteligencia al servicio de la comunidad y no el instinto vengador a favor del castigo ejemplar y de alimentar conciencias primarias.

¿Cuáles son esas causas que pueden motivar la comisión de delitos? Ahí ya le duele a la sociedad, porque se siente concernida y con el culo al aire. Enseguida se abren las puertas de la pobreza, de la injusticia, de la desigualdad de oportunidades, la dependencia de valores no racionales… Para qué seguir. Estamos ya en un Derecho Penal hecho pensamiento y no solo código, traspasado por los razonamientos filosóficos y no por los instintos vengadores de una sociedad primaria. Este ya es otro nivel, que supera la simple codificación, la estaca y el tente tieso; esta es otra forma de ver el mundo, su desarrollo y su escala de valores.

 Casa de Dorado Montero en su pueblo natal, Navacarros

Dorado Montero analizaba su propia realidad y la de su entorno. Tampoco necesitaba hacer demasiadas abstracciones. Lo que veían sus ojos y analizaba su conciencia y su razonamiento no se le podía ir por los aires.

¿Qué puede hacer cada uno de los lectores o curiosos con el pensamiento de Dorado Montero? Pues cada cual sabrá hasta dónde se siente concernido y en qué medida comparte sus razonamientos. Uno, que no es maestro de nada, pero que sí quiere ser aprendiz de casi todo, y que ha repasado muchos cientos de páginas de criterios filosóficos, termina por pensar que el esquema no es tan difícil: mirar, observar, considerar, pensar, relacionar ideas, deducir, actuar. Acaso no de manera tan brillante como Dorado Montero, pero tal vez de manera tan lógica y eficaz como él. Al menos en el pequeño contexto en el que cada uno se mueve.

Pues eso, que a leerlo y al rincón de pensar.

Y a Dorado Montero, en su centenario y siempre, gloria y honor. Sirvan las palabras de Unamuno en su entierro: “Enterramos hoy (…) a este hombre civil, amigo, maestro y consejero de todos; a este hombre que trabajó por la redención de los delincuentes, porque sabía entender mejor que nadie aquellos versículos de  No juzguéis para no ser juzgados, porque con la medida que juzgáis seréis juzgados” y lo enterramos en esta tierra sagrada y bendita, tierra bendecida y sagrada por los que aquí reposan, bajo el mismo cielo que a todos cobija bajo su luz, que a todos ilumina. (…) Recojamos el ejemplo de su vida y la enseñanza de sus obras, ya tierra, para hacerlas, dentro de nosotros, semillas que fructifiquen, con ansias de libertad”.


13 comentarios:

  1. Conozco bien la casa de Dorado Montero en Navacarros. En unos poyos de granito, frente a ella, asistía en mi infancia, acompañado de mi abuelo, a las tertulias vespertinas que allí se montaban.
    Un abrazo,

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  2. Esa mirada diferente provocaría el odio de los que no pensaban como él.

    Besos

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  3. Siempre es un placer hacer una buena lectura y llegar a una buena conclusión de ella.
    Un abrazo.

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  4. Ideas maravillosas que sólo pueden manar de un sensible y gran corazón, son las de este personaje que, Laura Pascual, ha sabido homenajear en su conferencia y perpetuar su recuerdo. Bien merecido lo tiene Dorado Montero por esa visión tan amplia de ver el mundo.
    ¡Preciosas palabras las de Unamuno en su entierro!
    Cariños.
    Kasioles
    Cariños.
    Kasioles

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  5. Pedro Dorado, para mi era un gran pensador, adelantado a su tiempo, y un pionero de los derechos humanos.
    Mucho éxito con su libro a Laura Pascual, y un abrazo para ti, Carmen.

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  6. Sin duda, otra forme de abordar estas cuestiones. Magníficas las palabras de Unamuno. Buen fin de semana. Saludos

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  7. No juzguéis, para no ser juzgados... Unas simples palabras, que haría del mundo un lugar mejor.
    Desconocido para mi este personaje, que sin embargo, tiene todavía mucho que enseñar.

    Besos Carmen

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  8. Interesante post ya hacía días que no pasaba por su blog Saludos

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  9. ·.
    Aborrece el delito y compadece al delincuente.
    Una vez juzgado, la visión de tu personaje creo que es la correcta. Hacer luz para entender las causas y evitar nuevos delitos. Conseguido esto sería una gran avance para la vida en sociedad.
    Buen trabajo, Carmen.
    Un abrazo

    LMA · & · CR

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  10. Creo deducir que lo que proponía como solución de un problema es ir a la raíz del mismo.

    Saludos.

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  11. Dos respuestas extremas podrá expresar la sociedad ante el delito: La Ley del Talión o girar el rostro y ofrecerle al delincuente su comprensión y la otra mejilla.
    Seguro que cada prójimo tiene su propia solución. Como debía tenerla Dorado Montero al exponer sus teorías jurídicas de positivismo.
    Saludos.

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  12. Vengo para agradecerte las palabras de apoyo que has dejado en mi espacio recordando a mi querida amiga Ámbar.
    Su entereza con la que afrontó su final y su fe, son dignas de imitar.
    Te deseo unas felices Navidades en compañía de familiares y amigos.
    Y te dejo cariños en abrazos.
    kasioles

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  13. Una característica que ensalza a este hombre es la coherencia. Unas palabras dichas al principio del texto acerca de que el interés que despiertan algunos pensadores o creadores se basa en el paralelismo entre su vida y su obra, van en esa línea elogiosa. Y ello porque es tan raro ver conductas así.
    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.