Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4748 (4/03/2016), p. 4.
La fortuna histórica de que alguien termine dando nombre a una calle, por modesta que esta sea, otorga al beneficiado algo semejante a la inmortalidad. A la inmortalidad o a la perdurabilidad de un nombre, que no de la persona ni de su historia pues ésta suele terminar devorada por la sentencia del olvido y del tiempo. Por tales decisiones en el callejero de nuestra ciudad la figura de Andrés Dorantes nos resulta hoy, al menos, familiar, mientras que la de su pariente Pedro Dorantes Arias ha quedado en el completo anonimato, por más que la historia y los hechos de este segundo sean, si cabe, más legendarios y trascendentales en la compleja y duradera etapa de la conquista de América.
Andrés Dorantes de Carranza, el otro conquistador de la familia.
Dibujo encontrado aquí
¿Quién era este hombre que las crónicas de Indias recuerdan como conquistador en Méjico y Guatemala, descubridor de las tierras del río de la Plata y al que sitúan ocupando importantes cargos públicos en Paraguay? Sin duda uno de los conquistadores más renombrados en su época, prototipo de castellano entregado a la pasión de la aventura del nuevo continente, hombre de espada y sacristía, impenitente en el campo de batalla y sumiso ante Dios. Después de haber servido en España al Emperador Carlos V con su participación en la Guerra de las Comunidades, es nombrado factor u oficial real para viajar a América donde comenzaría su aventura de poder y conquista. Era el año 1529.
Pero antes de nada viajemos o, mejor dicho, regresemos a la Béjar de mediados del siglo XV en la que la familia Dorantes (originalmente «De Orantes») aparece ya configurando una importante y prolífica saga de bejaranos que después, y a lo largo de varias centurias, lideraría las élites de la villa. De origen hidalgo y de posible procedencia vinculada con Gibraleón, los Dorantes venían ocupando cargos de poder en el concejo bejarano e incluso en la corte ducal como regidores, alcaldes, escribanos, etc. En el caso de las mujeres la vocación religiosa parecía prioritaria, hubo varias monjas con ese apellido en el convento de la Piedad. Después llegó la vocación aventurera en pleno fervor conquistador de las Indias, faceta que, como sabemos, dio a varios de ellos la categoría de personajes históricos.
No resulta sencillo desentrañar el frondoso árbol genealógico de esta familia desde el mencionado siglo XV debido a lo prolífico de sus integrantes y a la repetición de idénticos nombres y apellidos entre padres, hijos y nietos. Intentémoslo: en los documentos de 1488 aparece Juan Dorantes (abuelo de nuestro protagonista) como notario y escribano durante la toma de posesión de Béjar[1] por parte del duque Álvaro de Zúñiga y Guzmán. Eran sus hermanos: Pedro, alcalde en ese momento, Hernán Arias y Diego Dorantes, y sus hijos Pablo y Francisco Dorantes, este último padre del conquistador[2]. Francisco había casado muy joven en Béjar con Isabel de Trejo[3] y alrededor del año 1500 concibieron a Pedro Dorantes Arias.
Iglesia de Santa María la Mayor (Béjar)
Tanto los antepasados como los descendientes de nuestro protagonista figuran en todo momento vinculados con la iglesia de Santa María la Mayor, bajo cuyas losas de granito descansan los huesos de buena parte de la estirpe y donde incluso tuvieron un altar[4]. La casa solariega de la familia se situaba en ese barrio, y a la misma vera de la iglesia. Sus dimensiones fueron aumentando al ir comprando año a año distintos inmuebles colindantes hasta configurar una casa que debía resaltar frente a las restantes por su tamaño y empaque (no es descartable que se trate del inmueble que hoy ocupa el Museo Judío David Melul)[5]. En esta vivienda aparecen avecindados los Dorantes al menos hasta el siglo XVII reverenciados por sus vecinos y exentos, como buenos hidalgos, de pagar los impuestos con los que el reino y el feudo ducal gravaban a la mayor parte de sus súbditos.
Museo Judío "David Melul" de Béjar, ¿casa solariega de los Dorantes?
Antes de continuar con la figura concreta de Pedro Dorantes, y para comprobar la relevancia de su dinastía, detengámonos en una importante figura femenina, Catalina Dorantes (hermana o prima de Pedro) cuyas relaciones con el primer duque de Béjar Álvaro de Zúñiga, fuera del matrimonio de este, serían legitimadas por carta real de Carlos I de España y V del Imperio[6], y dieron lugar a una generosa descendencia bastarda del duque que no había logrado tener hijo alguno con su esposa legítima y tía carnal María de Zúñiga[7]. Los historiadores todavía hacen cábalas sobre la pureza de sangre de Catalina y de los Dorantes, en vista de que parte de la aristocracia española desciende de ella. En el libro «El Tizón de la nobleza de España» del obispo Bartolomé de Mendoza, es referida despectivamente como mujer baja y de oscuro linaje[8], insinuando tal vez una ascendencia judía, mientras otros autores contemporáneos como Augusto de Burgos señalan, por el contrario, que el duque «fuera del matrimonio tuvo varios hijos con doña Catalina Dorantes, doncella noble de Béjar».[9]
Durante aquellos años, y volviendo a nuestro verdadero protagonista, Pedro Dorantes luchaba como hombre de armas al servicio del Emperador en la guerra de las Comunidades (o de los Comuneros), quizá en Toledo, quizá en Villalar, adiestrándose en el manejo de la espada y en las artes de la guerra. Era la génesis de un conquistador castellano que pocos años después, en 1529, tomaría rumbo a tierras americanas.
(Continuará)
[1] AHN, Osuna: Leg. 218, núm. 1, Posesión de la villa de Béjar tomada por Álvaro de Zúñiga y Guzmán.
[2] Chancillería de Valladolid: Pergaminos, Caja 83.6. Ejecutoria de hidalguía a favor de Pedro de Orantes Arias, vecino de Béjar (Salamanca).
[3] Aunque, que se sepa, tuvo al menos otra mujer en Béjar, Mariana de Salinas.
[4] Dato revelado por la historiadora Mª Carmen Cascón Matas.
[5] Para formar este predio compraron, entre otras, la contigua casa y vergel (es decir jardín) pegada a Santa María que había sido de los hijos de Francés de Zúñiga, aunque no formaba parte del mayorazgo de estos. AHP de Salamanca: PN. 690, pp. 137 y ss.
[6] SOLER SALCEDO, Juan Miguel: Nobleza española. Grandeza inmemorial. 1520, p. 107. Visión Libros, Madrid, 2009.
[7] Los marqueses de Aguilafuente descienden de esta rama ducal inicialmente ilegítima.
[8] MENDOZA Y BOBADILLA, Francisco de: El Tizón de la nobleza de España, p. 114. F.A.H. México, 1999. (Edición contemporánea del libro escrito por Mendoza en el siglo XVI).
[9] BURGOS, Augusto de: Blasón de España, Tomo II, p. 63. Editorial M. Rivadeneyra. Madrid, 1853.
Una tradición en nuestro país, la de los conquistadores de tierra adentro, como ocurre con la lista de los extremeños, vecinos naturales de los bejaranos, que probaron fortuna en los territorios de ultramar.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque no podemos leer la historia con ojos de hoy, no deja de rechinarme un mucho eso de "hombre de espada y sacristía". En fin, de ahí venimos y todavía queda bastante de eso que a mí no me cuadra. Gracias, Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hombre de espada y sacristía lo eran todos los de las órdenes militares, tan abundantes en las edades media y moderna de España
ResponderEliminarMucha gente del interior se fue hacer "las américas". Me gustan mucho esas historias de conquistas.
ResponderEliminarBesos
Parece que nos descubrirás un personaje interesante y sobre eso de ser persona de espada y sacristía o al contrario era algo normal en la época.
ResponderEliminarSaludos.
De Orantes. Sería bueno saber de donde viene este apellido. Tengo unos amigos Orantos.
ResponderEliminarMuchos partieron a esas tierras y sobretodo de Andalucía y Extremadura.
ResponderEliminarBesos
Carmen, hay que ver lo emprendedores, aventureros, viajeros, etc., que eran tus paisanos de antaño; imagino que el pueblo estaría vacío.
ResponderEliminarBromas aparte, muy interesante esta nueva historia que nos traes hoy.
Un abrazo.
Por lo visto era una familia que resaltaba ya que tuvieron cargos nobles y uno de ellos fue más aventurero en su conquista de América.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante este personaje, del que veo sabremos más en próxima entrega. Qué cierto es que conozcamos el nombre de personajes que titulan algunas calles sin saber nada de ellos.
ResponderEliminarSaludos.
Otra nueva historia que nos traes muy interesante Carmen. Lo de no pagar impuestos por ser buenos hidalgos veo que una constante en todos los tiempos. Quedo a la espera de la continuación.
ResponderEliminarAbrazos.
Aquí ando queriendo saber un poco más sobre los orígenes de mi apellido."" Gracias ""
ResponderEliminarInteresante personaje Don Pedro De Orantes Arias Gracias. Esperaré cuando escriba sobre Andrés Dorantes de Carranza.Saludos
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