10 de marzo de 2015

Béjar: de villa a ciudad (1850) (3ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.

La concesión


            El 27 de mayo de 1850 Isabel II firma en el Palacio Real de Madrid el Real Decreto por el cual Béjar pasaba de ser una villa perdida y casi anónima del sur de la provincia de Salamanca a una Ciudad del Reino


            El ministro de la Gobernación, José Luis Sartorius, envía una carta ese día a Sánchez Ocaña informándole de queS.M. la Reina (q.D.g.) se ha dignado espedir el Real Decreto siguiente= En consideración a los servicios prestados por la villa de Béjar durante la última guerra civil, y a las demás circunstancias que en la misma concurren, de conformidad con lo informado por el Consejo Real vengo en concederle el Título de Ciudad. Dado en Palacio a 27 de Mayo de 1850= está rubricado de la Real mano= el Ministro de la Gobernación del Reino, el conde de San Luis= de Real Orden lo traslado a V.S. para su inteligencia, la del Ayuntamiento de Béjar y demás efectos correspondientes= Dios g.a.V.S. muchos años. Madrid, 28 de mayo de 1850[1]”. 
  

   Isabel II

    La noticia, dado que Sánchez Ocaña había sido el principal interlocutor por su posición y amistad con Juan Bravo Murillo, debía pasar por sus manos antes que por las de nadie: el juego político no podía dejarse al libre albedrío. Todo estaba milimétricamente estudiado: la estrategia, el día, la persona. No descartamos que para que la solicitud llegase a aprobarse se hiciesen llegar bellos presentes a la reina, a los ministros, al propio Sánchez Ocaña, quien no veía la hora de comunicarlo para que se le recordase por los siglos, para que su villa de nacimiento pasase a ser esplendorosa ciudad gracias a su intervención



            Y es él el que da la noticia extraoficialmente al alcalde de Béjar en carta firmada en 29 de mayo, advirtiendo que el cauce oficial será el de la Diputación de Salamanca. “Felicito muy cordialmente a V.S., representante legítimo y muy digno de nuestra nueva Ciudad por haber solicitado y obtenido esta demostración honorífica” y, orgulloso, afirma “me felicito también muy complacido por haber tomado la iniciativa en el particular y haber gestionado cerca del Gobierno Supremo, con el apoyo de la Autoridad Superior de la Provincia y de las Corporaciones que la representan para merecer tan distinguida gracia”. No se olvida, empero, de sus orígeneses pues tanto mayor mi satisfacción cuanto que nacido y educado en mis primeros años en la antigua Villa, siendo muy ardientes mis afecciones por su prosperidad y beneficio, por su engrandecimiento y nombradía, y honrado con el cargo de Diputado a Cortes por unánime votación de ese Distrito, le ofrezco así a la cabeza o población que le da nombre una muy escasa prueba de las que apetezco me presente la ocasión para procurar en general el bien público y muy especialmente todas las mejores que reclama nuestra actual Ciudad [2]. Por su logro se bautizaría a un tramo de la calle Mayor con su apellido y un lienzo con su retrato presidiría el salón de plenos del ayuntamiento[3].


 José Sánchez Ocaña, luego dos veces ministro de Hacienda


Los festejos


            Nada más llegar la carta portadora de tan buenas noticias, el consistorio escribió otra de agradecimiento a la real soberana.


            “Señora

            El Ayuntamiento de Béjar llega a los reales pies de V.M. con el más íntimo agradecimiento por el honor que vuestro bondadoso corazón ha dispensado a mencionado pueblo.

          El título de Ciudad concedido a Béjar es un nuevo testimonio de la solicitud con que V.M. acoge las súplicas de sus vasallos a su nuevo testimonio de la participación con que premia los servicios que los pueblos procuran a su Patria y a sus Monarcas, y es un nuevo título de indudable cariño de los Bejaranos que en tanto estiman el paternal Gobierno de V.M.

         Dígnese por tanto V.M. recibir con su natural benevolencia las gracias que el Ayuntamiento de Béjar la envía a la par que ruega al Altísimo que su vida guarde mos as. Béjar, 11 de junio de 1850= A los RR. PP. de V.M.= rubricado por el alcalde constitucional Juan García de la Peña, los tenientes de alcalde Juan Sánchez Cerrudo y Valentín Rodríguez, el regidor decano Nicomedes Martín Mateos, el regidor síndico Bernardo Hernández Campo, los regidores José Gómez Rodulfo, Prudencio Díaz, Benito Sánchez, Ezequiel Illán, Mateo Rodríguez, Eugenio Torres y el escribano Juan Bueno Téllez[4]”.


 Calle Mayor de Béjar


            Se hacía precisa la lectura del Real Decreto en público, solemnemente, por lo que se organizó un festejo digno para el 17 de junio. Se remitieron cartas de invitación a las máximas autoridades, sin exceptuar al gobernador provincial don Pedro Galbios (quien, tras excusarse de no poder asistir, da su autorización para la fiesta insistiendo en que “confío saber no hubo la más mínima desgracia ni el menor asomo de desorden[5]), a José Sánchez Ocaña (que declinó por exigencias de su cargo[6]), al rector de la Universidad de Salamanca el bejarano Gabriel Herrera[7], a la Comandancia General de la Provincia, a los administradores de contribuciones indirectas y directas de Salamanca, a los bejaranos José Díaz[8] y Eusebio Rodulfo. 


      
      El 17 de junio[9], a las 9 de la mañana, se reunieron los miembros de la corporación en el ayuntamiento junto con el juez de Primera Instancia Pedro Bretón de Ariza, el promotor fiscal Francisco Campo Agero, el vicario eclesiástico Juan Alonso Rodríguez, el comandante de armas Tomás Martínez, el rector de la Universidad de Salamanca Gabriel Herrera, el administrador de rentas estancadas Andrés Hernández Agero, el visitador de estancos Antonio López, el administrador de correos Inocencio Cerrudo, párrocos y eclesiásticos, alcaldes de Valdesangil y Fuentebuena y los gremios de la villa (abogados, fabricantes de paños finos, médicos, comerciantes, tintoreros, herradores, carpinteros, herreros, zapateros, albañiles, barberos). La ceremonia comenzó en el balcón de la casa consistorial –adornado para la ocasión con el retrato de la Reina Isabel II bajo un dosel de color púrpura- al que se asomaron los alcaldes, tenientes de alcalde y regidores. La Plaza Mayor, engalanada por los vecinos, estaba llena a rebosar con “numeroso concurso de habitantes.


             Los dos maceros, en traje de ceremonia, tocaron el clarín para silenciar al público y dar comienzo a la pomposa lectura del Real Decreto por el alcalde, Juan García de la Peña, seguido de un breve discurso de éste y uno más largo de Nicomedes Martín Mateos[10], siendo interrumpidos por vivas a la Reina y a la nueva ciudad. Una vez concluida, la corporación partió del ayuntamiento precedida por un destacamento de la Guardia Civil y de alguaciles. Abría el cortejo Agapito García con la bandera de la ciudad, cuyas cintas eran llevadas por dos hombres de musgo como de tiempo inmemorial ha venido tradicionándose en las procesiones anuales del Corpus”, seguidos por los representantes de los gremios organizados en filas paralelas, el clarín, los maceros y los miembros del consistorio llevando el retrato de Isabel II. Cerraban la marcha la orquesta y el resto de la Guardia Civil. La lectura del Real Decreto se realizó de nuevo en la calle Mayor de Pardiñas a la altura de la plazuela de San Gil, plazuela del Solano, en el exterior de la Puerta de la Villa frente al barrio de La Corredera, en el atrio de San Juan Bautista, en la calle de los Álamos, Barrionuevo y frente al atrio de Santa María. Una vez allí penetraron en la iglesia donde se cantó un Te Deum para regresar al ayuntamiento. El festejo matinal terminó a las 12 menos cuarto, la hora del almuerzo entonces, con el lanzamiento de cohetes y fuegos artificiales, no sin repartir mil reales entre pobres, enfermos, impedidos y ancianos


 

            La ya ciudad de Béjar impulsó sus transformaciones durante las décadas siguientes en un movimiento de progreso imparable en cuanto a la educación (fundación de la Escuela Industrial gracias al ministro Reynoso[11]), la industria y la mejora de los servicios en general, sin dejar de lado el aumento de la conflictividad social, las huelgas y la formación de sociedades obreras. ¿Qué opinaron de esta entrega generosa de la reina a Béjar los liberales progresistas? Según Juan Muñoz Peña en su libro Reseña al vapor[12], la villa «siempre estuvo apegada a ciertos hombres del moderantismo» y «para mas adormecerla (se entiende que políticamente) se la dio el título de Ciudad, con lo que se la quiso elevar al rango de Aristócrata»[13]. Los progresistas no veían en este acto sino una burda maniobra de propaganda política, de incienso, de vacuna frente a la ansias revolucionarias


 Puerta de la Villa de Béjar. Revolución Gloriosa de 1868


            Lo que nadie podía suponer entonces es que esos vivas a la reina se transformaran 18 años más tarde en un ¡Abajo los Borbones!, esa procesión entusiasta en una revolución, que el lienzo de Isabel II sería descolgado de los muros del ayuntamiento, y que Sánchez Ocaña, depuesto de su ministerio de Hacienda, tuviese que esconderse. Las voces que clamaban por la instauración democrática dieron alas a todo un pueblo en defensa de la libertad. Los clarines de los maceros se sustituyeron por el sonido de los sordos cañones y esa burguesía moderada tuvo que agachar la cabeza ante el progresismo. El sueño democrático duró solo seis leves años y con la Restauración las aguas volvieron al cauce del moderantismo. Béjar, con todo, había conseguido el título de ciudad para la posteridad.





[1] La carta fue copiada por Sánchez Ocaña y enviada por éste al ayuntamiento en 1851. AMB: Ibidem.

[2] Ibidem.

[3] Hoy en la Sala de Concejales, llegó en 1858. AMB: Libro de actas de sesiones de 1858. Sesión de 18 de junio, Sign. 1622, f. 35.

[4] AMB: Expediente de la concesión del título de Ciudad a Béjar. Sign. I.E. 0004.12.

[5] Según carta firmada en Salamanca el 12 de junio de 1850. AMB: Ibidem.

[6] En carta firmada en Madrid a 12 de junio de 1850, además de declinar la invitación, vuelve a insistir en que “mi cooperación a este objeto no debe ser considerado sino como una prueba de mi constante anhelo por la mayor prosperidad y bien estar de tosa esa población y así deseo acreditarlo en cuantas ocasiones se ofrezcan”. AMB: Ibidem.

[7] Gabriel Herrera, dada su proximidad, acepta la invitación y así “he resuelto salir con este objeto con la anticipación oportuna, si atenciones del servicio público no vinieren a impedirlo” en carta firmada en Salamanca el 9 de junio. AMB: Ibidem.

[8] Responde a la invitación en carta firmada en Madrid el 13 de junio de 1850. AMB: Ibidem.

[9] La descripción de los actos se puede encontrar en el informe de la concesión del título de ciudad.

[10]AMB: Expediente de la concesión del título de Ciudad a Béjar. Sign. I.E. 0004.12.

[11] Es posible que Sánchez Ocaña influyese también ante el ministro Reynoso, del grupo moderado, en la fundación de la Escuela Industrial de Béjar, dado que el proyecto lo lideraba su amigo don Nicomedes Martín Mateos, por entonces alcalde (1851- 1854). Los intereses de ambos coincidían en cuanto al desarrollo y la prosperidad de la ciudad se refería.

[12] MUÑOZ PEÑA, J.: Béjar, reseña al vapor de sus hechos políticos pasados y presentes, 1868. Salamanca, 1868.


[13] Ibídem, pp. 10 y 11.

25 comentarios:

  1. La carta de agradecimiento de Béjar a la reina tiene un regusto de escrito a la antigua usanza. A pesar de haber transcurrido unos diecisiete años desde el fallecimiento de Fernando VII y por lo tanto del entierro del absolutismo, hay expresiones que denotan sumisión incondicional, como cuando habla de "súplica" y de "vasallos", al más puro estilo de unos "súbditos" que no "ciudadanos" agradecidos. Me imagino que era cosa del protocolo pertinente en aquellos tiempos. Y que contrasta más si cabe cuando el pueblo -perdón, la ciudad ya- de Béjar se sume al levantamiento contra una monarquía poco democrática.
    Un saludo.

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  2. Béjar obtuvo su premio, y nosotros hemos podido conocer los detalles deliciosos de aquella ceremonia con los maceros tocando el clarín.

    Por cierto que doña Isabel no está de mal ver en el retrato. Seguramente hará las delicias de nuestro Dlt :)

    Buenas noches, madame

    Bisous

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    1. Así es, bien conoce madame, mi afición por el siglo XIX, en cuya historia la “frescachona” Isabel ocupó gran parte. En este cuadro aún guardaba unas proporciones que con el tiempo, por mor de los muchos hijos que de sus amantes tuvo, perdería. Desconocía este cuadro, tampoco quién fue su autor. ¿Quizás se halle en alguna sala o despacho de alguna colección privada?
      Besos.

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    2. El retrato lo encontré buscando en google y por su novedad decidí incluirlo en esta entrada. Nunca lo había visto y,m para nuestra desgracia, en el blog de donde lo saqué no pone autor ni lugar en que se encuentra. Nos quedamos con la intriga.
      Un beso a los dos

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  3. Que honor Carmen una ciudad del reino!, me alegro por ello y me ha gustado ver las celebraciones, un abrazo.

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  4. Una gran ceremonia para celebrar un día tan especial para la nueva Ciudad.
    La comitiva era verdaderamente variopinta y espectacular con los maceros y los hombres de musgo, repartiendo entre los pobres, enfermos, impedidos y ancianos mil reales.
    Es cierto que puede ser que se debiera su nueva nomenclatura a una maniobra política que, con el tiempo, se transformó por las voces que clamaban una Revolución democrática; la cual tuvo un muy breve espacio de tiempo para ser asimilada y consolidada.
    Como siempre un exquisito documento histórico de esta Ciudad maravillosa, que es Béjar.
    Abrazos y Besines.

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  5. Curioso lo volátil que es el ser humano, del "Viva la Reina" al "Abajo los Borbones" y posteriormente nuevos vivas a Alfonso XII. Fueron tiempos convulsos para España y Béjar no fue menos, conociendo además, durante la Gloriosa el momento estelar de su historia. Independientemente de todo, como bien dices, el título de ciudad se logró a la par de la imparable revolución industrial que vendría acompañada por la llegada del ferrocarril, las sociedades obreras, las escuelas, etc...en definitiva, un mundo en cambio.

    Un beso

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  6. Así es, como dices, y lo apunte en la anterior entrada, Béjar se señaló mucho por la revolución que daría con la inmensa humanidad de Isabel en París. Besos.

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  7. Buena noticia fue esa para Béjar. Que diría Isabel si la viera ahora Carmen.Me alegra conocer a José Sánchez Ocaña,su calle ya la conozco ;)
    Un beso.

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  8. Hola Carmen:

    Un honor que la villa se merecía desde siempre. Y no solo merecerlo, sino que ha seguido haciendo méritos para mantener ese honor.

    Béjar se adaptó a los tiempos que corrían, algo que no pasó con quienes dirigían los destinos no solo de la ciudad...

    Besos

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  9. Eso de felicitarse él mismo muy complacido, no estuvo nada mal. Es algo a tener en mente por si hay que echar mano para refrescar alguna memoria.
    De que el caballero quería a su tierra no hay duda. Todo lo que nos has ido contando de él lo confirma, pasara lo que pasara después.
    Abrazos.

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  10. Opino como Cayetano, la carta de agradecimiento que el consistorio de Béjar escribió a Isabel II no tiene desperdicio pero, lo importante es que se logró el objetivo y que Béjar lucía título de ciudad.

    Besos

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  11. Y así fue como en Béjar los "villanos" pasamos a ser "ciudadanos" de la noche a la mañana y sin que hubiera un proceso previo de transformación lo suficientemente profundo como para arrancarnos de nuestras bien arraigadas costumbres pueblerinas.

    Pero eso es lo de menos; aquí lo importante es que cuatro capitostes (asombra pensar que aún siguen recibiendo pleitesía y manejando el cotarro las mismas familias con los mismos apellidos) pudieran presumir en la Corte de ser "citadinos" y tapar la vergüenza de ser "pueblerinos".

    Y, dónde nos ha conducido todo ello. Pues a una progresiva despoblación (no creo que tengamos más habitantes que a mediados del siglo XIX); a la desaparición de la industria textil y de cualquier otra; a la ruina del comercio, próspero en su día; a que los bejaranos lleven décadas y décadas emigrando fuera de su "ciudad". En fin, no sigo porque me duele y encima voy a conseguir que se me considere un mal bejarano, pero las cosas son como son y los hechos tercos.

    Un abrazo,

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    1. Buena reflexión, Miguel. El salto fue enorme, pero éste no s eprodujo por el salto de villa a ciudad, sino más bien por la conversión de la población en un enclave industrial de primera magnitud. Lo otro fue un título honorífico que en muchos momentos de nuestra historia bien puede habernos quedado grande, por ejemplo en la época en la que se otorgó. Mejor nos cuadró durante el siglo XX, en el que todo fue crecimiento y desarrollo. Ahora nos vuelve a quedar grande, pero lo ostentamos con orgullo... hasta que nos dure.
      Un abrazo

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  12. Tanto en la historia como en la literatura, se han ido recogiendo los acontecimientos políticos de la época, Los historiadores y escritores, se han encargado de ello.
    Pero como ocurre en la vida misma, nada permanece inalterable, lo que en un momento fue motivo de alegría y reconocimiento por su buen hacer. pronto se tornará en descontento, no es de extrañar que el de Ocaña tuviese que esconderse.
    Y contestando a tu pregunta, si tienes especial interés por algún plato portugués de bacalao, dímelo, alguna receta sé y no tengo inconveniente en decírtela.
    Cariños y buena semana.
    kasioles

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    1. Perfecto, Kasioles. Me pasaré por tu blog a pedirte alguna receta, como la del bacalao a bras, mi perdición en las jornadas lusas.
      Un beso

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  13. Tu entrada me ha parecido muy amena pero al final me he enrollado con la búsqueda del cuadro y me pasado un buen rato intentando averiguar de quién puede ser este cuadro y la verdad es que no lo cazo. Lo que si podría jurar es que está copiado sobre una foto de Isabel II ya entradita en carnes y posiblemente cuando ya no era ni reina. También parece querer copiar los azules de los retratos que Madrazo hizo a Isabel II. También hay uno de un pintor cubano llamado Miguel Melero con el que guarda cierta afinidad. En fin, continuaremos las pesquisas. Saludos.

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    1. Muchas gracias por las molestias que te has tomado en encontrar este cuadro que parece uno de los atractivos de esta entrada. Yo, por mi parte, le dediqué menos tiempo... El azul es posible que fuese el famoso "azul cristino" característico de los retratos de su madre Mª Cristina de Borbón, por ejemplo el que luce en su famoso retrato ejecutado por Vicente López. Nos quedamos con la intriga... de moemento.
      Un saludo

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  14. -.Comparto la observación de Miguel es, un poco lo que pasó con la industria textil en Barcelona.Lo que bien apuntas a veces queda un poco grande los titulos pero se llevan con orgullo.

    Me ha encantado conocer más de esta ilustre ciudad .

    Un abrazo Carmen.





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  15. Hola Carmen estupenda la tercera y última parte de la historia de Béjar, me ha encantado lo bien que lo documentas todo, ¡¡felicidades!!.
    Un abrazo.

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  16. Carmen Muy interesante esta historia Saludos

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  17. Los moderados, creo, han sido tratados con cierta injusticia. Si el Estado liberal llegó a afianzarse en España se debió, en no poca medida, a ellos. La concesión del rango de ciudad a Béjar era más que merecida.

    Saludos.

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  18. Me ha traido hasta aquí nuestra común amiga Conchi, del blog Espíritu sin nombre y con tu permiso me voy a quedar.
    Saludos cordiales

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  19. Interesante los documentos que has facilitado para el conocimiento de la historia de esta ciudad, los habitantes de tu ciudad pueden estar orgullosos de la buena labor que haces, difundiendo su historia.

    Besos

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  20. Muy interesantes las tres entradas, donde se ve como se mueven los hilos del poder entre unos y otros, colgándose medallas algunos pero al fin se consigue que Béjar sea una ciudad; para mí un reconocimiento bien merecido.
    Un abrazo.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.