Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.725 (20/03/2015), p. 6.
Como
queda dicho, don Vicente Sanahuja y Mey, por nombramiento del rey Fernando VII,
se trasladó a Béjar en 1825 para desempeñar el cargo de corregidor, en un
momento en el que el estado se había enrocado en el Antiguo Régimen y escaso
margen existía para que cualquier cambio a favor de las libertades pudiera
producirse tras los excesos del Trienio Liberal (1820- 1823). De hecho los
liberales perseguidos bautizaron a este periodo con el oprobioso nombre de
Década Ominosa.
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros, de José Gisbert.
Museo del Prado
En Béjar la mayor preocupación de don Vicente basculó entre la
decencia y saneo de la población y la obsesión por evitar cualquier conato de
levantamiento liberal. En este sentido publicó bandos en pro del aseo de las
calles y de la limpieza del monte y restituyó la batida de lobos, que parecían
poner en jaque a los pastores de la zona.
Por otro lado, en 1824 se había
confeccionado una lista de liberales a los que era preciso vigilar por
defender ideas subversivas tales como la
defensa del sufragio universal, la libertad de reunión, prensa u opinión o la
supresión de los señoríos o la
Inquisición, restituida por Fernando VII durante aquellos
años luctuosos. Don Vicente mantuvo una férrea vigilancia de los personajes cuyos
nombres figuraban en la lista de 1824, evitando la formación de sociedades
secretas, células a través de las cuales los liberales pasaban a la acción.
Pronunciamiento de liberales. Grabado de la época
Una de las fechas más complicadas del calendario para mantener el orden la constituían
los Carnavales o Carnestolendas, al quedar velados bajo el anonimato de
máscaras, maquillajes y disfraces las identidades de los vecinos, que
aprovechaban la ocasión para provocar altercados de todo signo. Así el 16 de
febrero de 1828 Sanahuja y Mey prohibió, a golpe de bando[1],
“toda reunion y el uso de mascaras y
disfraces, tambien el de Peluza, arina, ceniza, agua, corchas quemadas,
inscripciones ofensivas y malsonantes y cualesquiera otros compuestos que
manchen ropas”. Las personas que desobedecieran costearían los daños
ocasionados y sufragarían una elevada multa, tras de lo cual se les conduciría
a la Cárcel Real
y “se dará parte para lo que haya lugar”.
Amparados bajo las máscaras del Carnaval se podían producir levantamientos
De
la severidad a la hora de impartir justicia nos da idea el oficio recibido por la Real Chancillería de Valladolid
el 15 de julio de aquel año. “Reunidos el
Justicia, Regimiento, Diputado y Procuradores Síndicos en forma de ayuntamiento
en la casa de habitación y morada del Señor Presidente (esto es en la casa
de don Vicente Sanahuja) se hizo presente
por este que el objeto de su convocatoria y reunion es el de manifestarle que
se halla con una Real Provisión y Comisión Reservada del Rey, N.S. (que Dios guarde), […] para hacer ejecutar en ellos y en las
personas de José Martín y Luisa Hernández, naturales aquel de la de Tejeda, y
esta de la de Frades, presos en esta Real Cárcel por mas segura, la pena de
orca y Garrote que les ha impuesto por la causa criminal”[2].
El delito del que se les acusaba era de dar muerte entre ambos al marido de
Luisa, José García. La ejecución se verificó y llevó a cabo en Béjar.
Ajusticiamiento por garrote vil. Grabado de la época
A
pesar de la vigilancia extrema de las autoridades, los liberales, fugados,
presos, en el exilio u ocultos, continuaban con su política de no arredrarse
ante el peso represor de la maquinaria del estado. En Béjar el 1 de noviembre
de 1827[3]
se hizo patente que el enemigo estaba más cerca de lo que parecía y su fantasma
planeaba, anónimo, sobre los destinos de la villa. Ese día el escribano del
consistorio Tomás López Mañas llevó “un
pliego con cierro de oblea encarnado y muy picado, que dijo le havia dado así,
de vuelta de correo, un muchacho, refiriendole que se le havían entregado en
aquel para que se le tragese al SR. Alcalde Mayor”. Como don Vicente
Sanahuja se hallaba ausente por hallarse indispuesto fue el regidor tercero,
Juan de la Cruz Alonso,
quien procedió a abrir el pliego maldito rompiendo el primer cierre, “pero encontrando otro nuevo cierro en igual
forma con la nota de Reservado a solo el ayuntamiento pleno le guardo y dispuso
una reunión”.
Tras
reunirse los miembros del consistorio se abrieron, por fin, los pliegos “resultando ser dos anónimos, el uno para el
Ayuntamiento y el otro que según el contesto de ambos es copia de otro que se
dice dirigido al Illmo. Sr. Obispo de esta diócesis, los cuales estan firmados
del que se nombra Cipriano Pelos de Lana (evidentemente un seudónimo), secretario por acuerdo de la que se llama
Junta de cuarenta y cinco celosos patricios”. La sombra de la sociedad
secreta de ideas liberales, compuesta por “treinta
y nueve vecinos de esta y seis forasteros”, se había hecho realidad. El
enemigo estaba dentro de casa, en la propia Villa, y su existencia era
totalmente desconocida para el Ayuntamiento. De hecho sus miembros dudaron de
la veracidad de tales anónimos, cuyo contenido ignoramos porque no se hizo
copia en el libro de sesiones, pues no había constancia de que liberales más o
menos declarados residiesen en Béjar y menos en número tan elevado En todo caso
las misivas se enviaron, con la respectiva denuncia, al Tribunal de Justicia.
Detención de sospechosos. Grabado de la época
En 1831 Vicente Sanahuja y Mey
partió ascendido a su nuevo corregimiento de Bilbao[4].
Atrás quedaban los años felices vividos en la villa castellana junto a su
mujer, la valenciana Manuela Vercher y Gasco, y a sus tres hijas, Paula, Mª
Teresa y Vicenta. A su partida dejaba en Béjar a dos de sus hijas casadas (Mª
Teresa con Tomás Díez y Ocaña, y a Vicenta con José Hernández Agero) y la tumba
de su esposa, muerta en 1830.
Después de pasar por la alcaldía mayor de
Almuñécar (Granada), donde nació su hija Vicenta, y los corregimientos de
Granadilla y Béjar, le esperaba uno mucho más complejo, sumido en los inicios de
los conatos de la Primera Guerra
Carlista. Su nombramiento no vino acompañado de favoritismos sino de una valía
que había llevado a muchos de sus colegas a describirle como un “juez íntegro, instruido, de buena conducta y
adicto al sistema”, y a afirmar que “tiene
un talento e instrucción nada comunes, que se ha conducido en su destino con
toda circunspección y rectitud”[5].
[1] AMB: Libro de actas de sesiones del ayuntamiento de Béjar de 1828. Bando
de Carnes Tolenda. Sign. 1618.
[2] AMB: Libro de actas de sesiones del ayuntamiento de Béjar. Consistorio
extraordinario de 15 de junio de 1828. Sign. 1618. Esta causa es citada por
Ramon Martín Rodrigo en “Béjar de 1808 a 1833, en en HERNÁNDEZ DÍAZ, José Mª y AVILÉS AMAT,
Antonio (coords.) Historia de Béjar.
V. II. Dip. Salamanca, CEB y Ayuntamiento Béjar, 2013, p.180.
[3] AMB: Libro de actas de sesiones del ayuntamiento de Béjar. Sesión de 1
de noviembre de 1827. Sign. 1618.
[4] AMB: Libro de actas de sesiones del ayuntamiento de Béjar de 1831. Sign.
1618.
[5] GÓMEZ RIVERO, Ricardo: Los Jueces del Trienio Liberal. Ministerio de Justicia, 2006, pp.
58 y 59.
Interesantes las dos entradas Carmen, darían para una buena novela. Un abrazo.
ResponderEliminarMala época para las libertades, la misma que tuvo que padecer Espronceda, quien se había unido al grupo clandestino de los Numantinos tras presenciar el ajusticiamiento de Rafael de Riego en la Plaza de la Cebada de Madrid. Al final tuvo que poner los pies en polvorosa, pasar largas temporadas en París y luego regresar una vez que hubo muerto el rey absolutista. De no haber salido del país, hubiera corrido parecida suerte a la de muchos liberales que fueron ejecutados.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen.
Siempre se repetirá el mismo tema, las ideas políticas de unos y otros, no llegarán a ningún acuerdo, cada partido se cree en posesión de su verdad y, los verdaderos idealistas prefieren dar la vida por ello.
ResponderEliminarDe siempre existirán conservadores y liberales.
Te dejo cariños y mis deseos de que tengas una feliz semana.
kasioles
Coño, eso de "juez adicto al sistema" no sé de qué me suena.
ResponderEliminarBueno, si analizamos los hechos en el contexto de la época, parece que los bejaranos tuvieron bastante suerte con el Corregidor que les tocó.
ResponderEliminarUn abrazo,
Mucho trabajo costaría desterrar los Carnavales de las costumbres del pueblo, siempre había la picaresca de disfrazarse y ocultarse ante la aparición de los guardias. De hecho esta fiesta está bien implantada en muchos lugares
ResponderEliminarBesos
Tras la mascara de esconde el ladrón como se dice, es cierto que eran momentos apropiados para sobresaltar el orden, menos mal que Béjar tenía un buen corregidor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y la historia nos lo demuestra en infinidad de ocasiones. Imponer unas ideas o creencias por la fuerza nunca lo veo que sea positivo, porque como dijo Unamuno a Millan Astray se puede vencer pero no convencer. Creo en el dialogo y no porque unas ideas tengan mayoría debe obviar los planteamientos de otros.
ResponderEliminarSaludos.
Parece ser que a D. Vicente no le temblaba el pulso a la hora de impartir con severidad la justicia del sistema del que, según nos cuentas, era adicto. Sigo pensando que su mayor logro fue el empeño que puso en mejorar la salubridad de Béjar.
ResponderEliminarBesos Carmen
Hola Carmen:
ResponderEliminarCon todo, intentó mejora la salubridad, aunque impresiona que se pasó un poco con lo de la justicia.
Besos
Don Vicente parece claramente un hombre de orden, también del régimen... aunque el de Fernando VII quizás no mereciera tanta lealtad. Me han gustado mucho las fotos de Bejar en esta entrada, carmen. Especialmente, la del Caño de La Mosca.
ResponderEliminarSaludos
¡¡¡Hola Carmen!!!
ResponderEliminarEs una alegría enorme visitar, de nuevo, tu espacio y recrearme con tanta historia de la que posee tu maravillosa Villa de Béjar.
¡¡¡Menuda concepción de ideas subversivas!!!
Claro que en esa época de la Década Oniniosa Todo era opaco sin ningún tipo de transparencia...Sólo hay que ver la supresión de los Carnavales o Carnestolendas.
Magnífico Relato Histórico biográfico de D. Vicente Sanahuja y Mey dentro de ese entorno férreo y, a la vez, inquietante por los deseos de cambios y la obstinación, de otros, a cerrarse ante ellos.
Por Asturias, estos días hace bastante frío y no para de llover por el llano y nevar por la montaña.
Ahora mi más inmediato proyecto es el de la Campaña de Manos Unidas...El próximo día 10 haremos un Concierto de Música.
Sabes que para mi eres un encanto de mujer y que te aprecio y quiero un montón.
Abrazos y Besines.
Claro que los dos capítulos dan para un novela como dice Leonor. Cierto también lo que dice Gabriel Cusac, nada nuevo bajo el sol en la conducta humana. Finalmente, coincido con Pedro Luis López Pérez sobre que Béjar tiene muuuuucha historia. Bien hace Carmen Cascón en recogerla y darla a conocer en este blog. Felicitaciones. Desde Chile, Jorge Zúñiga Rodríguez.
ResponderEliminarEs que no existe nada más peligroso que la libertad de reunión, del círculo de una tertulia compuesta por gentes decididas puede salir el cambio de una sociedad. Y no es cuestión de dar facilidades.
ResponderEliminarHola Carmen, gracias por tu visita y ese comentario referente a la muerte. Tu padre sabía lo que era importante.
ResponderEliminarPor lo que veo el Rey Fernando VII se aseguró de tener un buen aliado con el nuevo corregidor nombrado por él, don Vicente Sanahuja para continuar con sus ideas fijas: El saneamiento de Béjar, (cosa muy buena) que por lo que veo fue muy riguroso, incluso con multas y ahogar todo sentido político liberal, esto nada positivo, aunque corriendo esos tiempos, habían muchas listas negras, para eliminarlos y no atentaran contra el sistema.
No hemos cambiado mucho Carmen, aún no somos libres.
Me han gustado estas dos entradas.
Gracias
Esas ideas que parece que siempre habrá alguien dispuesto a encontrarlas subversivas, por siglos que pasen, y aunque para la Inquisición fuera ya una época algo trasnochada. No parece envidiable la labor de un juez por entonces.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Carmen una entrada muy interesante, con hechos de nuestra historia desconocidos para mí. Lo que esta claro es que siempre existieron acontecimientos dignos de ser recordados. El ser juez en esos tiempos era algo complicado.
ResponderEliminarGracias por compartir esta información.
Saludos
Puri
Más que interesante Carmen, y la historia habla por sí sola... todo se repite. Muy bien detallada tu entrada. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarEsta segunda parte es tan interesante que, te quedas con ganas de que continúe con más datos. Nos das unas lecciones de la historia de Béjar magnificas.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen.
Interesantes las dos entradas. Quedan muy bien reflejados los problemas de la época y el miedo a todo lo que suene a liberal.
ResponderEliminarUn saludo.