29 de octubre de 2018

Bejaranas en los sucesos revolucionarios de 1868 (2ª Parte y final)

Autor: Ignacio Coll Tellechea
Publicado: Revista de Fiestas y Ferias de Béjar, 2018.

      ¿Por qué no tenemos noticia de la presencia de mujeres bejaranas en las huelgas y mítines que se multiplicaron durante la Primera República?” ¿Y en Béjar? 

     Poco sabemos de la actividad femenina durante el Sexenio Revolucionario. Quizás, y esto es una hipótesis, las bejaranas centraban sus esfuerzos en las actividades fabriles que ocupaban a muchas de ellas, de manera que la familia y el textil no dejaban tiempo para emprender otro tipo de iniciativas de carácter intelectual. Pero dando esto como posible ¿Por qué no tenemos noticia de su presencia en las huelgas y mítines que se multiplicaron durante los meses de la Primera República, como sí ocurrió con las obreras textiles de Valladolid, Valencia, Sevilla y Málaga? 




         Volvamos ahora al origen, al mítico 28 de septiembre de 1868, en el que Béjar jugó un papel destacado en el conjunto de los sucesos revolucionarios a nivel nacional, y del que a partir de los estudios de José Luis Majada hace 20 años se han ido sumando nuevas investigaciones generales o parciales, pero en los que apenas tres nombres han podido ser añadidos al relato de los sucesos bejaranos, hasta ahora. 

         La fuente bibliográfica son las diligencias judiciales abiertas para resolver la matanza de civiles con la que acabó la jornada del día 28. Se trata de una causa iniciada apenas dos días después de los sucesos, el 30 de septiembre de 1868, a partir de la denuncia presentada en el Juzgado de Primera Instancia de Béjar a iniciativa de Domingo Guijo. A lo largo del sumario, los fiscales y auditores toman declaración a más de 40 bejaranas y bejaranos que, uno por uno, dan su testimonio sobre los sucesos ocurridos antes, durante y después del enfrentamiento entre las tropas realistas y los paisanos armados, que, en número aproximado de 300, defendieron la zona amurallada de la ciudad, registrándose en la Puerta de la Villa los principales combates. 



        Por allí desfilan en un primer momento hasta ocho mujeres, que declaran como testigos de los excesos cometidos en el Barrio de La Corredera (comprendido entre las actuales Plaza de España y Calle de la Libertad hasta el puente viejo). Todas ellas dan testimonio de lo que vieron y padecieron. Tres perdieron a sus maridos aquel día, y otra más resultó herida. 

       La primera en declarar ante el juez fue Manuela Martínez, natural de Oviedo, de cincuenta años de edad y vecina de Béjar, quien explica que en compañía de su esposo, Alonso Riestra, y una hija se esconden en la bodega de su casa, donde son localizados por los militares. La vivienda fue asaltada, “robándole cuanto tenían en casa con destrozo de muebles y papeles”, detalla la declarante, y Riestra asesinado a las pocas horas en el fusilamiento que tuvo lugar en el Puente Viejo




        Le sigue en su testimonio Cayetana de Los Ángeles, “natural de Salamanca y avecindada en esta población”, de cincuenta y tres años de edad. Ella, junto con su marido y su hijo Luis se refugió en la casa de la viuda Gabriela Grado, también en La Corredera. Cuando se presentan las tropas del Regimiento de Cazadores de Llerena, que fusilan a su esposo, Casiano Parra, siendo Cayetana pateada y víctima de varios culatazos de fusil al intentar impedirlo

         Juliana Trujillano, natural de la aldea de Santa Lucía, en Ávila, mayor de sesenta años y vecina de Béjar, explicó en el juzgado que junto con otras mujeres se refugiaron en la casa de Isidro Crego, una de las que registró mayores incidentes y en la que se instaló una compañía entera de soldados y guardias rurales, y narra cómo vieron que Jorge Moreta, “que no tenía ningún arma de fuego ni blanca en las manos” era asesinado por uno de los soldados de un certero disparo.



      En parecidos términos a los de Cayetana de Los Ángeles se expresa la homónima de la reina, Isabel Borbón, natural y vecina de Béjar. Casada con Plácido Hernández, el día 28 “con su marido y su hija de 11 años buscó amparo en la casa de Isidro Crego”, siendo detenido aquel junto con Casiano Parra a la entrada de la tropa y fusilado en la calle, ante la resistencia mostrada por Isabel y su hija, “a la que maltrararon a golpes de carabina y la tiraron de los pelos”, explica en el sumario. En su emocionado testimonio, Isabel añade que asistió a todo lo acontecido con un niño de corta edad en los brazos. 

       Mención especial merece Tomasa Calzada, quien a sus 72 años permanecía enferma en la cama cuando su casa fue asaltada. En su relato ante el juez afirmó que la dispararon en la cabeza, y que tuvo que ser atendida en el hospital. Tampoco se libró del robo su domicilio: “Saquearon toda la casa en términos que hasta los cacharros más insignificantes se llevaron”. 



      Modesta García, casada y natural y vecina de Béjar, fue la siguiente en declarar en el juzgado. Cuenta cómo se ocultó con su madre y su hermana en su vivienda, que también fue asaltada, y perdió en el fusilamiento final a su cuñado

      De las ocho mujeres que comparecen ante el juez, solo una firma su declaración, la joven Álvara Arévalo. Una de las bejaranas más jóvenes en comparecer en el proceso, Álvara Arévalo, soltera de 19 años y que residía con sus padres y dos hermanos, tuvo mejor suerte: al estar refugiados en la vivienda sobre la tienda de comestibles que regentaban, y conocer a algunos de los soldados que tomaron la casa, no fueron violentados

        Junto a esas ocho mujeres, el expediente judicial registra un nuevo testimonio tomado dos años después, en el verano de 1871, a Teresa Hernández, maestra de niñas en Navacarros y que lo fue de Vallejera con anterioridad, casada y de 27 años. Ante el juez explica cómo la noche del 28 al 29 de septiembre de 1868 varios militares en retirada se alojaron en su casa, abandonando allí un dedal de plata y cinco gramos de oro que entregó al alcalde. 



        En el conjunto de los testimonios de civiles añadidos al sumario se mencionan también a otras mujeres, de las que solo se cita el nombre y, en algunos casos, la propiedad de alguna vivienda. Es el caso de Carmen Alonso, hija de Fernando Alonso; Camila Martín, sobrina de Cayetano Medina; Ramona Parra, propietaria de una vivienda en La Corredera; Teresa Trujillano, hermana de Juliana Trujillano; Genara Hernández, esposa de Urbano Purey y dueña de una casa; y las también propietarias Luisa Bruno y Rosa Chamorro

      Un dato complementario aporta una pista que puede ser interesante: de las ocho mujeres a cuya declaración he tenido acceso, solo una firma su testimonio, la joven Álvara Arévalo. De las otras se dice que no saben, y o bien no lo hacen o dibujan una cruz por rúbrica. La proporción es significativamente mayor a la de hombres que hacen lo propio, lo que da una pista sobre el desigual nivel de analfabetismo y, cabe pensar, esto dificultara la puesta en marcha de organizaciones e iniciativas de corte feminista a lo largo del Sexenio, como sí ocurrió en las localidades antes señaladas. 

       El estudio del sumario judicial abierto tras los sucesos del 28 de septiembre de 1868 aporta así la identidad y algunas pinceladas de las bejaranas que protagonizaron lo ocurrido. Es un punto de partida interesante que puede abrir la puerta a posteriores investigaciones que completen el relato de la participación femenina en los sucesos. Solo así, la historia podrá contarse de manera completa.

8 comentarios:

  1. La cuerda se tensa tanto que al final se rompe. La población se subleva siempre ante la injusticia. También ahora estamos atravesando una etapa difícil, toda la clase política debería recapacitar a donde nos conduce. La clase política no debe tener tantos privilegios como gozan aquí. España no se puede permitir tanto números de políticos...hay que reducir gastos, empezando por ahí.

    Besos

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  2. Un aspecto de nuestra historia que suele pasar desapercibido injustamente, a no ser que resulte adecuado ponerlo en candelero en casos muy concretos (Agustina de Aragón, por ejemplo) para potenciar o resaltar las virtudes patrióticas.
    Un saludo.

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  3. Importante pincelada Sociológica. Felicitaciones. Desde Chile, JZR.

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  4. Pues sí, ahí estaban, sufriendo por lo que se ve las consecuencias de unos hechos de los que al parecer nadie las hizo partícipes y sobre los que con total seguridad nadie les pidió opinión.
    Un abrazo,

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  5. Tu escrito, este y el anterior, me ha recordado mucho que durante la guerra de independencia en Venezuela, hubo muchas mujeres, que pasaron desapercibidas. Casos muy puntuales como el de Luisa Cáceres de Arismendi y La bordadora (Josefa Sánchez). Siempre las mujeres están presentes, pero la historia calla su presencia.

    Besos

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  6. Aunque no existieran estas denuncias, no había ni que dudar, que detrás de cualquier hecho histórico relevante, no estuviera la mano al menos, de una mujer.
    Muy interesante, Carmen.
    Un abrazo.

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  7. La mujer aunque ocupase un segundo plano estaba allí presente en las luchas y prueba de ello son tus testimonios que nos haces conocer que más de una cogió el fusil.
    Un abrazo.

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  8. A la vista de tus relatos parece que mas que participantes fueron victimas aunque por la parte final se atisba que alguna participación tuvieron.
    También puede ser debido como parece ser que era mayor el analfabetismo entre las mujeres que los hombres.

    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.