Romería de Los Paporros 2011 y el hallazgo de la Virgen del Castañar

Autora: Carmen Cascón Matas

Hoy mismo se ha celebrado la fiesta del pueblo de La Garganta (Cáceres), aunque hermanada con Béjar (Salamanca) por compartir como patrona a la Virgen del Castañar. Según fray Francisco Yagüe en su “Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Castañar” publicada en 1795, la aparición la talla tuvo mucho de milagroso, como no podía ser menos. Al fraile franciscano, en una suerte de historiador de finales del siglo XVIII, se le metió entre ceja y ceja la ardua tarea de revolver entre los legajos del archivo del concejo para hallar todo lo que tuviera que ver con la patrona. Allí encontró un legajo con el título siguiente: “Aparición de la Virgen del Castañar según los manuscritos que tenía el señor don Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Excmo. Señor duque de Béjar don Francisco, los cuales recogió el señor don Diego de Silva en 1671”.No se nos escapa que el hallazgo de la Virgen tuvo lugar en 1446, que don Francisco de Sotomayor vivió a caballo entre el siglo XVI y XVII, que don Diego de Silva los recopiló en 1671 y que fray Francisco lo halló a finales del siglo XVIII. Muchas manos pasaron por medio.

      

      ¿Y qué tiene que ver todo esto con la fiesta de La Garganta? Recojamos unos fragmentos de lo que encontró Fray Francisco Yagüe en aquel legajo olvidado entonces ya por el paso de los siglos: 

            Apacentando ganado en los montes de Béjar Joaquín López, hijo de Juan Pastor, naturales de La Garganta, de dicha jurisdicción, hombre de cándido corazón y de loables costumbres en compañía de Isabel Sánchez, su mujer, de igual virtud, pedían todo los días a Dios que levantase el azote de la peste que lloraban los pueblos. Llegaron a notar que, cuando traían o llevaban su ganado hacia la cumbre del Monte Castañar, éste se encaminaba velozmente a recogerse bajo el recinto de un castaño grande y copado. Como esto lo notasen muchas veces, ocurrieron devotos por medio de la oración a María Santísima, de quien lo eran en extremo desde la niñez, suplicándola se dignase manifestarlos si había en esto algún oculto misterio. 

            Soñó Joaquín una noche que veía aquel castaño verde y con fruto, y en él una Imagen de Nuestra Señora con un niño en brazos y que le decía: “que la buscase y cesaría, mediante su protección, la peste que padecía el pueblo y su comarca”. Despertó Joaquín y caminó presuroso hacia su casa con ánimo de dar cuenta al Bachiller don Juan Suárez, que tenía el cargo su espíritu, como cura que era del lugar de Redondilla, Baños y La Garganta.

            Cuenta el narrador de los papeles del capellán del duque don Francisco, relato que transcribió fray Francisco Yagüe, que Isabel Sánchez, la mujer de Joaquín, había soñado lo mismo y que se dirigieron ambos al cura de La Garganta, quien les despreció por no creerse su sueño. De nuevo se les repitió el sueño, mas ellos no quisieron contarlo a nadie por temor a que se rieran de sus ensoñaciones. Con todo, el cura don Pedro Yáñez de Somoza les escuchó y resolvió hacer una novena en su iglesia de San Juan Bautista. 

            El día último de la noche, no habiéndose descubierto señal alguna, salió Joaquín de la iglesia de San Juan para ir a la posada, que era la Colegiata de Nuestra Señora de las Huertas, extramuros de la Villa, y estando mirando hacia el monte y sitio donde su ganado se acogía, vio una luz o fuego que alumbraba notablemente el campo y conmovía su corazón. (…) Llegó guiado hacia la luz y ésta estaba sobre aquel castaño donde su ganado se acogía, y le pareció que el castaño estaba verde y con fruto. (…) Después de su acostumbrada oración antes de dormir, se recogió en una abrigada del hueco de un castaño y, apenas había reconciliado el sueño, despertó a la dulce voz de “buscádme”, que otras veces había oído. Se levantó y vio realemente lo que había soñado, pues desde el castaño rodeada de luces y resplnadores le habló la Virgen diciéndole: “que al pie del castaño estaba una cueva, donde estaba oculta una Imagen suya; que diese la noticia para que la sacasen; que labrasen casa donde fuese venerada; que cesaría la peste; sería protectora de todo el país que estaba infectado; y otras muchas promesas que hizo al buen Joaquín”. 

            A la mañana siguiente, 25 de marzo de 1446, bajó a la Villa donde dio cuenta de lo que había pasado. Entre todos subieron al Castañar donde principiaron a cavar donde decían Joaquín, hasta que descubrieron el tesoro que buscaban metido en un cajón de tablas. 

            Hoy mismo, los paisanos de Joaquín y de Isabel, llamados cariñosamente Los Paporros (por eso de que la garganta tiene popularmente el mismo significado que "papo" o "papada"), recorren a caballo el tortuoso camino que les separa del Santuario a través del monte para celebrar todos su particular fiesta de la Patrona. Los jinetes llegan al paraje de Llano Alto hacia las 11 de la mañana donde se exhiben delante de aquellos que les esperan y todo juntos  bajan en romería hasta la última vuelta antes de llegar al Santuario donde el alcalde de Béjar cede su vara al alcalde de La Garganta. Una vez realizado el traspaso de poderes se encaminan al templo donde se celebra la misa. Este año hemos tenido un tiempo espléndido, lo cual ha permitido que mucha más gente se anime a participar. 

BIBLIOGRAFÍA:

YAGÜE, F.: “Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Castañar”. Recogido en Contribución al estudio de la Historia de Béjar. Colección de Estudios y documentos, publicado por “La Victoria” en Béjar en 1919.