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28 de agosto de 2017

Una mujer como lazo entre Plasencia y Santiago de Chile



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Considerada entre los grandes personajes de la historia de Chile en el contexto de un panteón eminentemente masculino, la placentina Inés de Suárez llegó acá a los treinta y siete años de edad, con antecedentes personales que ya daban para una novela.

La actriz chilena Fernanda Urrejola en un proyecto fílmico de Chilevisión, 2016. Foros.fotech.cl

       En el reportaje Inés de Suárez refugiada en la ficción (La Tercera 05/09/2015) el periodista Pedro Bahamondes Chaud describe la participación de la única española en la conquista de los confines australes del planeta, y establece diferencias entre los relatos de la gesta. Sobre el traumático episodio de la primera defensa de Santiago, cita al historiador Benjamín Vicuña Mackenna en Historia crítica y social de la ciudad de Santiago, 1869: Fue ésta la primera mujer que formara su hogar en este suelo de dulces hogares, y aquello que han contado del degüello que hizo de siete caciques por su propia mano, no es sino uno de esos plagios de escritores pedantes que quisieron pintarla como Judith, esta caricatura demonizada de la mujer.

21 de agosto de 2017

Mujeres extremeñas en el asentamiento español en Chile



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


Inés de Suárez nació en Plasencia en 1507. Su madre, mujer laboriosa y sencilla, le enseñó el oficio de costurera y la figura de su padre, de quien nada se sabe, fue reemplazada por la de su abuelo, carpintero ebanista. Era Inés poco sociable y sólo se entendía con su hermana Asunción. Inducida por su abuelo casó con Juan de Málaga, de quien no tuvo hijos y que pronto marchó a América. Pasaron los años sin noticias de su marido e Inés, que tenía temperamento, consiguió una licencia del rey y fue a buscarlo. Al enterarse que este había muerto, se las ingenió para obtener una pensión de viudez, y por añadidura recibió también una encomienda de tierras y de indios en Cuzco, Perú.         




Inés de Suárez representada en una teleserie. Enterartenoticias.blogspot.com



Tocó la casualidad que la encomienda de Inés lindaba con la del también extremeño Pedro de Valdivia, que se aprestaba a partir a Chile. A pesar de que Pedro era casado en España, ambos se atrajeron e Inés decidió acompañarlo. El permiso para viajar le fue extendido a Inés como sirviente doméstica de Valdivia para evitar problemas con la Iglesia. En el nuevo destino, donde Inés es considerada una de las fundadoras de la capital, desempeñó un papel muy importante, siendo descrita por el historiador moderno Tomás Thayer Ojeda como una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, que disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores

29 de mayo de 2017

La Dama de Armiño: ¿un retrato de la Duquesa de Béjar pintado por El Greco?



 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

*La semana pasada abordamos el tema de la autoría e identidad de "La dama del armiño", un retrato atribuido durante años a El Greco pero que ahora parece presentar problemas al respecto. Esta semana comparto con vosotros la visión de Jorge Zúñiga sobre este tema.

       Todo es gradaciones en la historia de esta obra, cuyo interés por seguirle la pista lo despertó Ámbar, seudónimo de una lectora de Pinceladas de Historia Bejarana, que en comentario al artículo La emancipación dela mujer y el Ducado de Béjar, 02/01/2017, señaló que el retrato es polémico en cuanto a quien representa y a su autoría, agregando que en la actualidad se encuentra en Pollock House, Glasgow, Escocia, galería privada que reúne obras de pintores españoles como El Greco, Goya y Murillo. La primera referencia al retrato en el blog apareció en el artículo de la directora Carmen Cascón, La esclava dedoña Teresa de Zúñiga, 10/11/2008. De entrada hay que advertir que La dama de armiño, en cuestión, no debe confundirse con La dama del armiño, de Leonardo da Vinci.  


 La dama del armiño de Leonardo da Vinci



      Diversas páginas en la red informan que el retrato que nos ocupa fue atribuido tradicionalmente a El Greco, hasta que en el siglo pasado las españolas Carmen Bernis, doctora en Historia por la Universidad de Madrid, y María Kusche, historiadora del Arte de la Universidad Complutense de Madrid doctorada en Bonn, Alemania, plantearon la autoría de Sofonisba Anguissola, pintora italiana en la corte de Felipe II.




La dama de armiño en cuestión


22 de mayo de 2017

El retrato de una dama que bien parece un rompecabezas



Autora: Carmen Cascón Matas 
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.751 (15/04/2016), p. 4.



El famosísimo retrato de La dama del armiño no es accesible al público por dos razones. La primera es porque se encuentra en una colección privada, en las lejanas y brumosas tierras de Escocia, concretamente en la casa-museo Pollock House en Glasgow; la segunda se centra en el misterio sobre la identidad de la dama y las atribuciones sobre su autor. La mujer que los delicados pinceles del artista plasman sobre el óleo posee una intensa mirada de ojos negros, tez alabastrina y un atuendo propio de la segunda mitad del siglo XVI. Es joven, sin duda, y de alto linaje por sus lujosas ropas. ¿Quién se esconde detrás de esa misteriosa mirada? Tres mujeres, e incluso alguna más, se esconde tras ella e igualmente tres pintores se disputan su creación. 

 La dama del armiño
Autor desconocido
Colección particular. Glasgow

2 de enero de 2017

La emancipación de la mujer y el Ducado de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Ninguna de las mujeres que cito nació en Béjar*, pero están relacionadas con el ducado y vale la pena rescatar su precedencia e intervención en un tema tan importante. La idea nació de un vistazo trasnochado al artículo Las Amigas del País, del juez, humanista y pintor Manuel Rico Lara fallecido en 2013, publicado en el número 17 de la revista La Aventura de la Historia, Madrid, marzo 2000 (500 ptas., por si a alguien le interesa)

Familia del duque de Osuna, por Francisco de Goya



A finales del XVIII, unas pocas mujeres españolas de clase alta lograron ingresar en la Real Sociedad Económica de Madrid y fundaron centros para impulsar la incorporación femenina a la educación, subtitula la revista el artículo dedicado mayormente a exaltar la participación de la aragonesa Josefa Amar y Borbón, pero que no olvida la de María Josefa Pimentel y Téllez-Girón (y Zúñiga por alguna parte), XIII duquesa de Béjar a quien cita sólo como duquesa de Osuna, y le dedica las líneas siguientes junto a uno de los retratos a página entera que le hizo Goya: La duquesa fue la primera presidenta de la Junta de Damas, que desplegó una importante actividad en favor de la educación de la mujer.

12 de diciembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (3ª Parte y final)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2016, pp. 48-53. 

Dos de las principales reivindicaciones de la clase obrera fueron la reducción de la jornada laboral y el descanso dominical.

El descanso dominical para todos los trabajadores fue reconocido por Ley de 3 de marzo de 1904, porque para las mujeres y los menores ya se contemplaba en la Ley de 1900. No obstante, el incumplimiento era patente incluso bastantes años después de su promulgación. 

 Trabajadoras textiles en una fábrica de Nueva York
Foto sacada de aquí


Quedaba constatado que en Béjar, en 1913, “el descanso dominical sólo se observaba en el textil por los varones”. Los menores también trabajaban en domingo y más horas de las permitidas, aunque se reconocía que las condiciones eran menos penosas que en Cataluña[1].
 

El primer límite de jornada se estableció en 1902 sólo para mujeres y menores  con un máximo de 11 horas diarias.

5 de diciembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (2ª Parte)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiesta de Béjar, 2016, pp. 48-53.

La lucha obrera por conseguir una mejora de las condiciones laborales generó una gran conflictividad social que, unida al cambio de la legislación internacional, obligó a los países a incorporar los avances para no peder competitividad y condujo a reformas institucionales y legales[1].

En 1903 se creó el Instituto de Reformas Sociales y más tarde, en 1920, el Ministerio de Trabajo, a la vez que se fue configurando una legislación laboral que pretendía “proteger” a la mano de obra más frágil: mujeres y niños,  extendiéndose posteriormente al resto de trabajadores.



Una “protección” que muchas veces las mujeres no vieron como tal, puesto que no se las tuvo en cuenta a la hora de elaborarlas y les produjeron perjuicios que condujeron a incumplimientos no sólo por parte de la patronal, sino por parte de las mismas trabajadoras que veían como esas normas les privaban de trabajo sin aportarles ningún beneficio a cambio.

28 de noviembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (1ª Parte)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2016, pp. 48-53.

Una de las características fundamentales del mundo laboral a finales del siglo XIX, que continuaría durante la primera mitad del siglo XX, fue la masiva incorporación de las mujeres a talleres y fábricas, no significando ello que hasta entonces hubieran permanecido apartadas del trabajo o sólo se hubiera circunscrito al ámbito doméstico.


Se emplearon sobre todo en aquellas actividades que tradicionalmente habían ejercido para los que no se requería mucha formación y sí bastante habilidad, como fue el sector textil.

 Monumento dedicado a las obreras bejaranas y titulado "A ti, mujer", 
del escultor Pedro Requejo Novoa. Béjar.


Béjar, centro industrial textil, contó con un buen número de trabajadoras de las que apenas tenemos noticias. Es cierto que las noticias sobre los obreros del textil en la prensa se limitaban a dar cuenta de los numerosos conflictos laborales que protagonizaron. Las obreras no permanecieron ajenas a esos conflictos, pero se las menciona en sus inicios desapareciendo toda referencia posterior en los procesos de negociación y conclusión.


Así sabemos, que en noviembre de 1911, en la huelga declarada por los obreros cardadores, ante la negativa de los patronos a aceptar las bases de un nuevo contrato en el que se pedía aumento de jornal, todos los obreros abandonaron la fábrica  incluso las mujeres[1].


 Obreras de una fábrica textil catalana. 
Foto sacada de aquí

14 de noviembre de 2016

De cómo un descendiente del primer duque de Béjar acabó siendo rey de Francia (2ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.756 (1/07/2016), p. 6.

            Isabel de Zúñiga y Pimentel murió en 1520, a los cincuenta años de edad, mientras el linaje de los Alba iba engrandeciéndose cada día. Su esposo Fadrique Álvarez de Toledo, segundo Duque de Alba, además de otros títulos y señoríos, era capitán general de Andalucía y miembro del Consejo de Estado. Tras la muerte de la reina Isabel había continuado siendo la mano derecha del rey Fernando y, una vez muerto este, de su nieto y sucesor Carlos I, a quien acompañó en sus numerosos viajes por Europa junto a su segundo hijo Pedro y su nieto Fernando, hijo de su primogénito muerto y futuro heredero del ducado. En el año del fallecimiento de la reina Isabel la corona había honrado a don Fadrique con la dignidad de Grandeza de España y después, a la llegada al trono de Carlos I, con la concesión de la Orden del Toisón de Oro. Tras la muerte de su primera esposa, nuestra Isabel de Zúñiga, Fadrique casó de nuevo con Leonor Pimentel y Zúñiga.


 Pedro Álvarez de Toledo, virrey de Nápoles y marqués de Villafranca

            Sin embargo, el ambicioso Fadrique Álvarez de Toledo no centró su política de linaje únicamente en su nieto y heredero, sino también en sus hijos Pedro, Juan, Diego y Aldonza Álvarez de Toledo y Zúñiga. Nos fijaremos en el primero para continuar con los sucesores de nuestra retratada, Isabel de Zúñiga. Pedro[2] llegó a ser nombrado virrey de Nápoles 1532 justo un año después de la muerte de su padre en Alba de Tormes. Es entonces cuando se embarca con su mujer, María Osorio y Pimentel, segunda marquesa de Villafranca, y los siete hijos habidos en el primer matrimonio rumbo a su nuevo destino italiano. La labor que desarrolló en Nápoles durante los 20 años de su virreinato destacó por su intensa labor diplomática y su sentido de la justicia, frenando conflictos armados y ejerciendo de digno príncipe del imperio, además de demostrar un fino gusto artístico. En este sentido los historiadores alaban su labor como mecenas de artistas y literatos desatacados del Renacimiento y embellecedor de Nápoles hasta su muerte en 1553.

7 de noviembre de 2016

De cómo un descendiente del primer duque de Béjar acabó siendo rey de Francia (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.755 (17/06/2016), p. 6.

 
          La dama del retrato parece muy joven. La imagino de dieciocho años, poco más, por su aire inocente y su tez de una blancura inmaculada, ajena aún al paso del tiempo y de las grietas de la edad. Rehúye nuestra mirada quién sabe por qué embeleso, sin que un leve rubor rose su palidez casi de muerte. El cabello aparece recogido en un complicado trenzado enmarcando el óvalo de su rostro. Ojos huidizos, labios finos en forma de corazón que no pueden resistirse a esbozar una leve sonrisa, nariz larga y aristocrática, son los rasgos más sobresalientes de ese rostro cuasi perfecto. Me detengo escasamente en el vestido pues es probable que las manos del pintor solo se centrasen en sus rasgos, dejando para el aprendiz los detalles de su traje a la moda española, similar al que puede contemplarse en los retratos de la emperatriz Isabel de Portugal. De hecho, si desconociésemos la identidad de la retratada, dudaríamos de si no estamos ante la propia emperatriz, pues en ambas se dan rasgos similares. La colocación de sus manos (cuajadas de anillos menos el anular, el del amor y el casamiento, de lo que se infiere que es una mujer soltera) dicen mucho de la retratada: en la izquierda porta un ramillete de tres flores rojas, pequeñas y delicadas; en la derecha un abanico compuesto por varias plumas rojas de ave exótica enlazadas entre sí. 


 Isabel de Zúñiga y Pimentel, segunda duquesa de Alba 
Foto Oronoz


            La identidad de Isabel de Zúñiga y Pimentel se oculta tras el retrato de esta dama nacida alrededor de 1470. Era hija del primer duque de Béjar, Álvaro de Zúñiga y Guzmán, y de su segunda esposa Leonor de Pimentel y Zúñiga[1]. Como era habitual en las políticas matrimoniales entre linajes aristocráticos, se buscó desde su nacimiento un enlace ventajoso, no para ella, sino para su familia. A finales del siglo XV, cuando los Reyes Católicos iniciaban la andadura de su reinado, la monarquía necesitaba de nuevas familias nobiliarias que aupasen una corona maltrecha tras la guerra civil entre los partidarios de Juana la Beltraneja (a quien las malas lenguas le atribuían como padre a Beltrán de la Cueva, amante de la reina, y no a Enrique IV) e Isabel de Castilla. Don Álvaro, conde de Plasencia, se había equivocado de bando: durante el conflicto había sido uno de los partidarios declarados de la supuesta hija de Enrique IV y Juana de Avis. Cuando Isabel de Castilla asciende al poder en 1474, don Álvaro de Zúñiga comprende que ha perdido y que debe claudicar ante los dictados de la nueva reina. Isabel le otorga el perdón a cambio de dos castigos en las Cortes de Madrigal de 1476: debe entregar a la corona el ducado de Arévalo, y terminar de una vez con las luchas intestinas a través de una boda con un linaje del bando contrario, entre otras contrapartidas como la entrada de dignidades para sus hijos varones. Tras la aceptación de don Álvaro, qué otro remedio le quedaba, la Casa de Zúñiga es rehabilitada en el nuevo orden político, basado en la paz entre las antiguas familias aristocráticas enfrentadas entre sí. La corona le premia concediéndole primero el título de duque de Plasencia en 1480 y después el ducado de Béjar en 1485, ascendiendo de categoría a sus señoríos. Pero todavía queda un paso para obtener el perdón real de manera definitiva: la política matrimonial con una casa nobiliaria del antiguo bando enemigo.


6 de junio de 2016

"Colombine" en el Ateneo Bejarano (2ª parte y final)

Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 70-73. 


A Carmen de Burgos, Colombine, también le parecía vital el acceso de las mujeres a la educación, que les permitiría ser independientes económicamente, abandonando el concepto de marido como necesidad en vez de cómo compañero. Ante la alarma social que creaba la instrucción de las mujeres considerándolo el paso previo a la libertad y al abandono del hogar, ella argumentaba que las habilitaría para desempeñar mejor su función educadora y el trabajo nunca les impediría asumir sus tareas en el hogar y el abandono de sus hijos. 



Porque, aunque veía las injusticias a que se sometía a las mujeres, también defendía el papel que estas desempeñaban en la sociedad como “creadoras de amor y de hacer sentir la belleza”, sin significar esto que fueran seres débiles y por eso la fuerza que detentaban debía ser encaminada de modo benéfico pero “evitando enfocar como caridad lo que había que dar por justicia social”.

30 de mayo de 2016

"Colombine" en el Ateneo Bejarano (1912) (1ª Parte)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 70-73. 

El Ateneo Bejarano se fundó en 1911 fruto de la práctica surgida a finales del s. XIX y principios del XX que consistió en la creación de lugares de encuentro social en los que se agrupaban según su estamento social: burguesía, grupos obreros, partidos políticos, etc. con la finalidad de desarrollar actividades lúdicas, culturales, educativas… y a los que se les asignaban distintos nombres como círculo, ateneo, o casino. Era un proyecto cultural avanzado, plural, que reconocía los derechos de la mujer. Su promotor, el periodista bejarano José María Blázquez de Pedro, participó en diversas publicaciones periódicas y anarcosindicalistas [1].
 Carmen de Burgos, "Colombine"
 
Su corta existencia, se extinguió en 1912, no impidió una intensa vida cultural que se plasmó en su publicación “Cultura y Tolerancia”, cuyos números abarcan el periodo comprendido entre el 1 de enero de 1911 y el 25 de agosto de 1912. En ella se anunciaban actividades del Ateneo pero, sobre todo, era el órgano de reflexión de algunos ateneístas [2]. Tuvo su domicilio social en la Puerta de Ávila nº 18 y una orientación progresista radical. No en vano había sido iniciado por la Juventud Republicana, Agrupación Socialista y Grupo Anarquista, aunque esto no limitaba la pertenencia: “caben gentes de todas las ideas, de todos los partidos,  la puerta está abierta al pasajero, la biblioteca a quién quiera utilizarla y se puede discutir todo, no hay vallas, no hay limitaciones, lo único que se prohíbe son los apostatas, no a nuestras ideas, sino a las ideas…[3].

16 de mayo de 2016

La duquesa de Béjar María de Zúñiga y Pimentel, y su legado a la Universidad de Salamanca



*Durante unos días permaneceré alejada de Internet, así que os dejo un par de entradas programdas para que disfrutéis con las historias de la Casa Ducal narradas por mi buen amigo en la distancia Jorge Zúñiga Rodríguez. 

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      María de Zúñiga y Pimentel, hija y esposa respectivamente de los dos primeros duques (y tía además del que fue su esposo), gobernó sola durante el breve período de dos años entre la muerte de su marido y su propio fallecimiento, dejando como legado una generosa provisión para edificar un hospital para los pobres que sean de esta mi villa de Béjar y lugares de su tierra, excepto si no pasare alguno y enfermare yendo de camino (testamento de doña María en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, Anastasio Rojo Vega, 2008)




Fachada del Hospital de San Gil, hoy Museo Mateo Hernández, Béjar



      Otro de sus legados fue la provisión de seiscientos mil maravedís de renta, más cien mil eventuales, para la edificación de un colegio en la ciudad de Salamanca dedicado a San Guillermo, en el cual perpetuamente recibirían instrucción teológica y mantenimiento cincuenta frailes franciscanos, o en su defecto agustinos. De hecho era una facultad de teología, por lo que el colegio debía construirse en la Universidad de Salamanca (El convento de San Agustín y el colegio de San Guillermo, Teófilo Viñas Román, 2002) y albergar una iglesia y capilla donde se haga mi entierro humilde y sin curiosidad…

11 de abril de 2016

Pensamientos de una bejarana de cien años (2ª parte y final)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Artículo literario escrito para la Revista de Fiestas y Ferias de Béjar, 2014, pp. 32-35.

     Unos cañonazos me sobresaltan. No, otra vez no. ¡Los franceses de nuevo! ¿O será el pérfido general Basilio García, el líder de los carlistas que sembró el terror de los bejaranos allá por 1838 y que fue expulsado por Pardiñas? “A las barricadas, ¡muerte a Isabel II! ¡Abajo los Borbones!”, gritan en 1868. Los latidos del cañón son producto de mi mente. Sigo sentada y mi nieta aporrea el piano. Duros momentos aquellos de mi vida. La placentera Béjar en que nací en el último cuarto del siglo XVIII, subyugada bajo el dominio de los duques, ha cambiado demasiado, tanto que casi no la reconozco y, sin embargo, de entonces guardo los mejores recuerdos por ser los de mi infancia y adolescencia. Las sucias y retorcidas callejuelas, enclaustradas entre los muros de la cerca defensiva, salpicadas por talleres artesanales dedicados a la elaboración de paños, sacralizadas por tres conventos –uno de frailes y dos de monjas-, domeñadas con mano de hierro por un duque ausente, siempre en Madrid, habitadas por alegres gentes dentro de una agonía en forma de hambre y enfermedades, recorridas por generaciones procedentes de lugares lejanos –Flandes, Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania- por obra y gracia de la casa ducal, moldeadas a base de granito de la sierra, brillaban bajo el mismo sol puro del invierno, idéntico al que lucía aquel agosto de 1809 cuando las tropas del Corso entraron a sangre y fuego matando, saqueando, violando, incendiando. 

 En Béjar también sufrimos "la francesada"

        De todos los dramas de mi vida este fue quizá el más amargo. Mi marido, Telesforo Sánchez Ocaña, amartilló su pistola, me encerró con mis hijas en el desván de la casa y dio orden a los criados de que cerrasen a cal y canto las puertas de acceso a la calle. Durante días no pudimos ver la luz del sol. La guerra contra el francés transcurrió a lo largo de seis extensos años y Béjar sufrió en sus propias carnes las idas y venidas, los avances y retrocesos de los frentes, las correrías de los guerrilleros y sus habitantes soportaron hambre y penalidades. 

4 de abril de 2016

Pensamientos de una bejarana de cien años (1ª parte)



Autora: Carmen Cascón Matas 
Artículo literario escrito para la Revista de Fiestas y Ferias de Béjar, 2014, pp. 32-35.


            Esta que veis aquí de poblado rostro surcado de arrugas sin cuento, boca hendida y labios ausentes, mirada borrosa aunque firme, moño tirante y manos sarmentosas con la fuerza suficiente para sostener un delicado abanico –aún conservo la coquetería de antaño-, posada con solemnidad de matrona sobre una silla a modo de trono y envuelta en una pañoleta de luto perpetuo, soy yo, Antonia Rodríguez de Lucio y en este presente año del señor de 1873 cumplo un siglo al nacer en Béjar un 16 de octubre de 1773. 

Antonia Rodríguez de Lucio
Agradezco el préstamo y reproducción de esta fotografía a los hermanos González de la Huebra,
 a cuyo abuelo fotógrafo dedicamos esta entrada en su día 

          Gozo de la inmensa fortuna de atesorar en mi lúcida memoria el pesado bagaje de un mundo que se fue, mientras los acontecimientos que me rodean transcurren en las sombras y reina para mí el silencio. Sorda y medio ciega, comprenderéis, queridos míos, que el presente sea para mí insondable. Llegará un día, no muy lejano, en que dormiré para siempre sin poner mis pensamientos por escrito. Quedarán guardados en mi cerebro sin que importen mucho a nadie y se disiparán con el viento helado que sopla silbante desde las lagunas de la sierra. He vivido con intensidad y sido testigo de la muerte de varias generaciones cuando lo natural es que una mujer no sobreviva más allá de cincuenta o sesenta años, si no muere tras una cadena interminable de partos. Dios me ha concedido la gracia de doblar esa edad aun cuando me he considerado vieja desde los cuarenta. A mi alrededor se han desatado guerras, revoluciones, cambios de gobierno, golpes de estado y un desarrollo textil nunca soñado. Y, sin embargo, mis preocupaciones se ciñen desde la juventud a mi familia; la política es un mundo privativo de los hombres. Ninguna mujer se ha atrevido a tomar partido en uno u otro sentido y yo, nacida aún bajo el dominio de los duques, no voy a convertirme en un ejemplo de lo contrario. La casa y los hijos han constituido los pilares sobre los que se han asentado el edificio de mi vida y el tiempo se ha esfumado entre costuras, amenos pasatiempos en el campo e idas y venidas a la iglesia. Y me considero afortunada al permitirme Dios que naciera en el seno humilde de un matrimonio que ha visto engrandecer su linaje de generación en generación gracias a unas manufacturas textiles, tímidas siendo yo una niña, ceñidas al ámbito de los hogares, y ahora mecanizadas y cada día más detentadoras del mundo industrial y del progreso. 

22 de octubre de 2015

La imagen de la mujer en la prensa de Béjar (1900-1925) (3ª Parte y final)

Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 43-46.

Tampoco eran todo virtudes objeto de admiración, también había ciertas facetas de la personalidad de la mujer que había que corregir. Uno de los principales defectos que se le atribuían era el gusto por el lujo y las modas, prestándose a sus tiranías e incluso con sufrimiento, convirtiéndose en esclavas y “flores de pasión”[1].

No era una cuestión que sólo afectara a España. En el estado de Ohio (EE.UU.) la preocupación llegó a tal extremo que se presentó un proyecto de ley en el que se establecían las normas que se deberían seguir respecto al vestir femenino. En dicho proyecto se proponía declarar ilegales los cuerpos de vestidos abiertos, se fijaba la longitud del escote permitido, se prohibían las telas trasparentes, serían multadas las señoras o señoritas que se alzaran las faldas en público para enseñar las medias, y habría penas de cárcel para los comerciantes que exhibieran en los escaparates maniquíes sin vestir. La indignación de la población femenina no se hizo esperar y acusaron al diputado de soltero y misógino. La noticia la recogía El Noticiero el 24 de mayo de 1913 y acababa con la siguiente frase: “Algo parecido se imponía en la vieja Europa”[2]. 

Rosario Pino, actriz que actuaba en el Teatro Cervantes de Béjar


Pero en el nuevo siglo la permanencia de un ideal clásico de mujer no fue incompatible con las reivindicaciones que evitaran la exclusión del sexo femenino de la actividad política y social. Una parte de la lucha feminista consistió en conseguir el voto femenino. Se pedían los mismos derechos, ventajas, profesiones y cargos de los que disfrutaba el sexo fuerte, puesto que ellas también pagaban contribución y tenían cargas, deberían poder estar en el Parlamento. La Condesa de Pardo Bazán pensaba que era un problema de justicia y reforma social[3].

11 de octubre de 2015

La imagen de la mujer en la prensa de Béjar (1900-1925) (2ª Parte)

Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 43-46.

Incluso Cultura y Tolerancia, revista de carácter progresista -no hay que olvidar que el Ateneo Bejarano había sido fundado por la Juventud Republicana, la Agrupación Socialista y el Grupo Anarquista- organizó un concurso en el que los suscriptores tenían que votar para elegir a la señorita más buena, más culta y más bella de Béjar, considerando señorita a toda joven soltera que hubiera cumplido quince años independientemente de la clase social a la que perteneciera. En marzo de 1912 se proclamarían las ganadoras en una gran velada.

Estamos seguros de que este concurso obedecía a lo explicado con anterioridad y no al hecho de que no hubiera en Béjar mujeres casadas u hombres que reunieran los requisitos exigidos para entrar en cualquiera de esas categorías.



Una vez pasada la etapa de la primera juventud, ante la imposibilidad de promoción social, la única “carrera” para la mujer era la del matrimonio que les permitía tener una seguridad económica y afectiva. No se las formaba para el desempeño de una profesión, que muchas mujeres ni contemplaban, y las que lo hacían se veían con tantas dificultades y con tan poco apoyo que desistían. Solamente trabajaban en caso de necesidad económica, desempeñando oficios considerados propiamente femeninos, de escasa cualificación. Cuando se hace mención de los trabajos que realizaban, se habla de costureras, castañeras, lavanderas.

4 de octubre de 2015

La imagen de la mujer en la prensa de Béjar (1900-1925) (1ª Parte)

Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 43-46.

La prolongación de las características que habían definido el sistema político de la Restauración durante el s. XIX determinaron los primeros años del s. XX en España. La incapacidad del régimen para integrar a las nuevas fuerzas políticas, sociales y económicas, desembocaron en un inmovilismo que acarrearía fuertes tensiones ante la ausencia de las transformaciones necesarias para evitar la conflictividad social, derivada del auge económico motivado por la primera guerra mundial y la consolidación del capitalismo[1].


A pesar de la pervivencia de estructuras y modelos que definían una sociedad propia del siglo anterior, la expansión de los medios de comunicación trajo modificaciones en las costumbres que en principio sólo afectaban a una minoría, pero lograron que se plantearan cuestiones cuyo debate se desarrollaría a lo largo del siglo XX.

Dentro de los medios de comunicación de la época, la prensa escrita tuvo una gran transformación. Nuevas técnicas de impresión y composición permitieron el paso del periódico de opinión de predominio ideológico al periódico de empresa concebido como un negocio, sostenido por el lector y el anunciante y con una variedad temática que pretendía satisfacer los más diversos intereses de los lectores. En los primeros veinte años del siglo se van incorporando páginas especializadas en temas femeninos, espectáculos, turismo, higiene, medicina, agricultura, fiesta taurina, etc [2].

10 de junio de 2015

En busca del autor del retrato de la hermana del XII duque de Béjar


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


       De doña Ana María Josefa de Zúñiga y Castro, hermana del XII duque de Béjar Joaquín Diego López de Zúñiga Sotomayor Castro y Portugal, ya dio cuenta el artículo El Marquesado de Sarriá (Lugo) y su Relación con el Ducado de Béjar de la historiadora Carmen Cascón Matas, publicado en Pinceladas de Historia Bejarana el 10 de febrero de 2011. De la Academia del Buen Gusto, tertulia literaria que doña Josefa fundó y dirigía, y que funcionaba en su desaparecido palacio de la calle del Turco en Madrid (y a veces en el Palacio Real), también informa el artículo y más detalles de esto se pueden encontrar en el libro De la poesía a la literatura. El cambio de los conceptos en la formación del campo literario español del siglo XVIII y principios del siglo XIX de la Dra. Inke Gunia, profesora de Literatura Hispánica en la Universidad de Hamburgo, Alemania, publicado en 2008 por la editorial Iberoamericana.

 Presunto retrato de doña Ana María Josefa de Zúñiga y Castro, hermana del XII duque de Béjar, en busca de autoría y certificación


      Información contemporánea del personaje en cuestión existe en Memorias Cronológicas del Teatro en España, 1785, de José Antonio de Armona (reeditadas con comentarios en 2008 por Charles Davis y J. E. Varey en Inglaterra), donde nos enteramos de que el dramaturgo zaragozano Ignacio de Luzán le dedicó la traducción de la comedia Le Prejugé a la Mode, del dramaturgo y miembro de la Academia Francesa Pierre-Claude Nivelle de la Chaussée: Esta comedia, cuya traducción ofrezco respetuosamente a la diversión de V. E…   

13 de abril de 2015

Aquellas bejaranas que se fueron a Alemania en los años sesenta (4ª Parte y final)



Autor: Javier R. Sánchez Martín

La etapa posterior al cierre de la Wülfing


        Desde 1997, a poco de producirse el cierre de la empresa, una Asociación compuesta por antiguos empleados de ésta se puso a trabajar para construir el Museo Wülfing. Uno de sus objetivos fue conservar el edificio principal, de piedra y ladrillo, las chimeneas, el puente de acero, el laboratorio, el gran archivo de muestras de tejidos, algunas de las máquinas textiles y, por supuesto, la magnífica máquina de vapor que fue durante años el corazón energético de la fábrica. Este generador de vapor funcionó desde principios del siglo XX hasta 1946 y se conserva todavía en la ubicación original. Existe también una turbina Francis de 1922 que, modernizada, sigue en funcionamiento. Por ello, con el tiempo se pretende también musealizar la historia de la producción de energía en la fábrica durante el largo período de su funcionamiento. 


       Estas acciones postreras demuestran que la Wülfing no fue para los habitantes de la zona una fábrica más de las que comienzan su andadura, funcionan durante algunos años y finalizan su ciclo vital sin pena ni gloria. Al contrario, la empresa fue todo un símbolo de progreso industrial para los ciudadanos de Remscheid-Lennep-Dahlerau y, por supuesto, también para los españoles, austríacos, italianos y de otras nacionalidades que encontraron su destino laboral en la Wülfing y que convivieron en absoluta armonía con los naturales de la zona durante muchos años.

El Museo lo llevan antiguos empleados de la empresa.

Con nuestro guía, antiguo empleado de la Wülfing, visitando el Museo


      Además, la vetusta fábrica se encuentra en un lugar privilegiado, en el entorno del río y rodeada de verdes laderas arboladas, como si fuera una pequeña isla industrial centrada en la antigua fábrica-villa, todo ello constituyendo un conjunto bien conservado. Hoy día, parte de los antiguos edificios se encuentran ocupados por empresas vivas dedicadas a actividades que no tienen que ver con el textil.  


        Pues bien, a este lugar llegábamos en coche un frío día de enero de 2009. Nos costó un gran esfuerzo localizar la fábrica, pues no está fácil de encontrar y, salvo una señora que nos dio indicaciones en un inglés rudimentario, los demás nos atendían muy amablemente, pero en alemán, con lo que, aunque sabíamos que estábamos muy cerca, no había forma de terminar de encontrarla.