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22 de abril de 2012

Historia arquitectónica y artística del santuario de Nuestra Señora del Castañar (9ª Parte)

Autor: Roberto Domínguez Blanca

   De César Álvarez Dumont, como ya adelantamos, son las cuatro mujeres restantes. Raquel es una de ellas. Su carácter sencillo es subrayado por la pose escogida. Sedente y vestida con una túnica a rayas, inclina la cabeza en actitud humilde, dirigiendo dulcemente su mirada al espectador. La larga toca que cubre su cabeza y que ensombrece buena parte de la misma acentúa su apacibilidad. Por su forma de ser, frecuentemente es acompañada por una oveja, pero éste no es el caso. Cruza las manos sobre su pierna izquierda, permitiendo asomar bajo la túnica un pie desnudo. El fondo es un interior reducido a un plano inmediato a la protagonista, realzando el carácter íntimo de la escena, especialmente al no abrirse ningún vano al exterior. César utiliza el mismo escenario que para Jael.

Raquel (César A. Dumont)
           
           Su historia, que se recoge en el Génesis, narra la intención de su primo Jacob de casarse con ella; pero el padre de Raquel, Labán, pretendía que lo hiciera con su primogénita, Lea, sin que Jacob fuera consciente de ello. Sin embargo, éste y Raquel terminarán conociendo el engaño de Labán. Con todo, Raquel no frenó ceremonia para evitar una humillación pública a su hermana. Tras una larga espera llena de sinsabores, Raquel se unió a Jacob dándole dos hijos, muriendo desgraciadamente en el parto del segundo. Jacob la enterró cerca de Belén, un lugar que en la actualidad es polo de peregrinaje. Para el judaísmo Raquel es una intercesora de este pueblo ante Dios, pues el profeta Jeremías se refiere a ella como “Raquel que llora a sus hijos”. 

11 de enero de 2012

Historia arquitectónica y artística del Santuario de Nuestra Señora del Castañar (8ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, noviembre de 2011.

Centrándonos en lo que al final se hizo y en lo más importante, vamos a repasar la labor pictórica figurativa. Lo primero que debió de maravillar a los bejaranos de entonces fue la monumental Coronación de María por la Santísima Trinidad, ejecutada sobre el gran arco triunfal. Solemne, frontal y entronizada, Dios Padre con la esfera del mundo y Dios Hijo con la cruz del martirio sujetan la corona sobre su cabeza. Apartados de la escena principal y en el arranque del arco, un séquito de angelotes blande las palmas del martirio. Toda la escena se desenvuelve en un ámbito celestial brumoso e indefinido. Atribuible a los hermanos Álvarez Dumont, su estilo se encuadra dentro del clasicismo académico que ya estaba siendo rechazado por los artistas más vanguardistas. La técnica es muy depurada, predominando el dibujo sobre el color como vemos en los grupos de ángeles, que recuerdan modelos italianos del siglo XVIII. ¿Qué escena ocupaba el frente del arco antes de la intervención de los Dumont? Para don Juan Muñoz el mismo asunto . Lo único que parece cierto es que en el siglo XVIII, un tema similar, una Asunción de Nuestra Señora, se mandó elaborar a un pintor de Cáceres entre 1774 y 1778 para dicho arco, aunque no era una pintura mural sino un lienzo, pues Lucas Martín recibe 66 reales por hacerle un marco .


De los Dumont son las imitaciones de jaspes de la capilla mayor: rojos en los muros inferiores y verdes en los arcos y base de la cúpula. En ésta, otro fresco, ahora con la Asunción de la Virgen, ocupa la gran semiesfera. Con túnica talar blanca y mano celeste cruzado, María dirige su mirada al cielo. En su derredor, un grupo de juguetones angelotes portan palmas y filacterias. En el campo de la cúpula enfrentado a esta escena, ángeles vestidos con túnicas entonan cánticos o interpretan música con algunos instrumentos (arpa, órgano, chelo, viola, timbal…).



24 de octubre de 2011

Historia arquitectónica y artística del Santuario de Nuestra Señora del Castañar (6ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº  4.644. 18/03/2011


*Retomamos la serie de artículo dedicados a la edificación del santuario de la Virgen del Castañar, patrona de Béjar. Os dejo aquí los enlaces de los anteriores capítulos para que nadie se pierda. 



A la par que los esfuerzos y los caudales se concentraban en embellecer el camarín, en la iglesia se continuaban haciendo obras menores. Se embaldosó el suelo de la nave, capilla mayor y sacristía entre 1765 y 1766 con maestros de Ledrada como Miguel García Colorado y Cayetano Álvarez [1], y seguidamente se comenzó a adquirir buena parte del mobiliario. Se compraron bancos y entre 1774 y 1778 el desaparecido cancel y dos confesionarios. El cancel se encargó al maestro carpintero Manuel Álvarez por 800 reales, más otros 32 que costó el traer una piezas de Salamanca. Con seguridad estas piezas eran adornos de talla de gusto rococó cuyo objeto sería dar un toque moderno a la carpintería local de cuarterones. De hecho, el tallista salmantino M. Márquez [2] recibe 4 reales por tres serafines para el cancel, un adorno para colocar sobre la entrada del camarín y otras piezas [3]. Un ejemplo de este tipo de carpintería lo tenemos en el cancel de la portada norte de la iglesia de San Juan. Respecto a los confesionarios, éstos fueron contratados con el maestro tallista Francisco Álvarez por 233 reales, en los que se incluía el precio de la madera [4].

Fotografía antigua del santuario

16 de agosto de 2011

La iglesia de Montemayor del Río: arquitectura y legado artístico (5ª Parte y final)


Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.


Una vez que hemos detallado los pasos constructivos seguidos hasta llegar a la iglesia que hoy admiramos, es obligado detenerse en las obras de arte que la han ido equipando durante siglos. Comenzaremos por la capilla mayor, donde se concentran las piezas más interesantes, y entre las que sobresale su valioso retablo mayor. Conocemos bastante bien sus orígenes gracias a que se conserva su contrato, pero antes es necesario señalar que estamos ante uno de los retablos más antiguos de nuestra comarca, junto con el de la iglesia de San Gil de Béjar y el retablo de San Sebastián de la de Candelario. La pintura del retablo la contrata en 1552 el salmantino Antonio González, encargándose de la parte escultórica Francisco Joli, si bien en el siglo XX llega en muy mal estado y con las pinturas seriamente dañadas. En los años 90 se decide ocultarlas con pinturas modernas y que reproducen célebres cuadros de artistas como Murillo o Velázquez.


 Retablo mayor

10 de agosto de 2011

La iglesia de Montemayor del Río: arquitectura y legado artístico (4ª Parte)

Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.

Otro mérito artístico que sumar a los que van comentados, es que esta iglesia conserva al completo la decoración pictórica mural original de su interior, que ya es decir; si bien gran parte de la misma se halla oculta bajo una fina capa de encalado, que aún así permite percibir las líneas generales de la decoración. Por un lado, tenemos decoración pictórica tal cual, y por otro, decoración esgrafiada. De pintura mural destaca sobremanera el gigantesco San Cristóbal con el Niño Jesús, representado de forma similar a como lo encontramos en algunas catedrales (Salamanca, Zamora, León…). Como patrón de los caminantes no es de extrañar que se tuviera un lugar preeminente en la iglesia de Montemayor, pues de sobra es sabido que la Calzada de la Plata era una vía de comunicación importante y uno de los caminos que conducía a los peregrinos a Santiago de Compostela. Sobre el gran tamaño con el que se le suele pintar, se aduce que se hacía para hacerlo bien visible a todo el mundo, pues se le invocaba contra la peste y contra la muerte súbita, al tenerse la certeza que su sola contemplación por parte del feligrés le aseguraba no morir en las veinticuatro horas siguientes (1). El San Cristóbal se encuentra en el muro norte junto a la portada, y en ella vemos la frecuente escena del santo con el niño sobre sus hombros cruzando el río ayudado de una vara. Desgraciadamente la pintura está ya muy perdida. Lo que mejor se conserva es el rostro del santo y las carnaciones. El Niño Jesús apenas se intuye y del paisaje apreciamos un árbol, los patos del río y poco más. Se puede fechar en la segunda mitad del siglo XVI.

Fresco de San Cristóbal


31 de julio de 2011

La iglesia de Montemayor del Río: arquitectura y legado artístico (3ª Parte)

Autor: Roberto Domínguez Blanca 

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.

La portada principal se ubica en el muro meridional y es bien sencilla. Alcanzada por una escalinata que salva el desnivel del terreno, se resuelve con dos arquivoltas de sección rectangular que continúan su forma por las jambas. Tres simples listeles hacen la vez de capitel. Pegada a la arquivolta superior, una moldura apuntada repite la molduración de los listeles y del alfiz, elemento tomado de lo musulmán y que recuadra la portada. La norte se reduce a un arco apuntado guarnecido con un baquetón, que también se prolonga por las jambas. Unas impostas muy marcadas repiten el triple listel de la portada principal. En una vivienda cercana a la iglesia se reproduce este esquema de portada (aunque su arco no es tan agudo) y en el interior de la iglesia de El Cerro, en la entrada que comunica su nave con una capilla. Respecto a los canecillos, todos son figurativos, y en ellos predominan cabezas humanas y animales de grotescas facciones. También hay alguno de temática vegetal que parece estar en sintonía el estilo del artista que talló los capiteles de la capilla mayor. De nuevo cuño es la única ventana abierta en lo alto del muro sur con forma de arco trilobulado, siendo el central conopial, pese a que este es un tipo de arco eminentemente tardogótico (1). Al exterior de la misma fachada, unas ménsulas y unas hendiduras en el paramento delatan la presencia de un amplio pórtico, que al parecer fue desmontado en 1761 pese al descontento del concejo y de los feligreses (2).





Portada oeste


23 de julio de 2011

La iglesia de Montemayor del Río: arquitectura y legado artístico (2ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.



De la primitiva construcción son los tres arcosolios de la cabecera, uno en el lado de la Epístola de la capilla mayor, y los otros dos a ambos lados del arco triunfal empleados como capillas de altar a falta de retablos. Son apuntados y muy sencillos, como los que se pueden encontrar en las iglesias de Béjar. De este momento también ha de ser el estrecho vano de acceso a la torre campanario, en el lado del Evangelio de la capilla mayor. Aunque el campanario es obra fundamentalmente del siglo XVI, su cuerpo inferior es anterior, seguramente del siglo XIII. Su curiosa ubicación, al norte de la iglesia entre la nave y la cabecera, se repite en otras iglesias cercanas de la citada centuria, como en las bejaranas de Santa María y Santiago.

Capiteles

17 de julio de 2011

La iglesia de Montemayor del Río: arquitectura y legado artístico (1ª Parte)




Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.


La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Montemayor del Río, enclavada en la parte más alta de la villa y próxima al castillo, tiene la singularidad de ser un templo que mantiene su impronta medieval más que ningún otro de la comarca, al no mostrar hoy en día signos de la renovación artística del barroco que se produjo en la mayoría de las iglesias. Algunas de nuestra comarca, como la parroquial de Puente del Congosto o la de Santa María de Béjar, son buena muestra de cómo en los siglos XVII y XVIII el arte se pone al servicio de una imagen triunfante de la Iglesia, que tiene su origen en la Contrarreforma. De este modo, los desnudos muros de los interiores de las iglesias medievales se ocultan con gran cantidad de retablos de tamaño considerable, pero también de pinturas murales, lienzos, imágenes devocionales, cajas de órgano, rejas artísticas, ricas yeserías en las bóvedas, esmerados trabajos de carpintería en canceles y tribunas, etc. De todo este despliegue de medios carecemos en la iglesia de Montemayor, bien porque no se ha conservado, bien porque nunca lo llegó a tener con tanta profusión. Esta limpieza mural permite que en el interior la arquitectura cobre mayor protagonismo, aparentando ser más medieval que otras iglesias medievales barroquizadas.


 
    A grandes rasgos es una iglesia gótica y, como señaló el profesor Antonio Casaseca (1), del gótico más antiguo de la provincia , al menos podemos distinguir tres etapas en su construcción. De este momento es la cabecera, de un gótico muy temprano por lo que la podemos fechar en el siglo XIII, casi coetánea a otras iglesias medievales de la comarca y de época de la repoblación, como son las bejaranas de Santa María, El Salvador y San Juan; si bien el ábside de la primera es mudéjar y los de las otras dos tardorrománicos.

23 de abril de 2011

Un recorrido por los pasos procesionales de la Semana Santa bejarana

HERMANDAD DE NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO Y NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS



Fundada en 1991 tiene como sede la parroquia de Santa María la Mayor. Los hermanos visten hábito y capa negra y capucha rojo burdeos. Protagonizan varias procesiones que van desde el Viernes de Dolores con el Vía Crucis de La Antigua, pasando por el Miércoles Santo con la Procesión del Silencio y el Jueves Santo con la Procesión de Nuestra Señora de las Angustias. Este año se ha iniciado una nueva tradición: la Procesión del Niño de Pasión dedicada enteramente a los niños el Viernes Santo por la mañana. Hoy llevarán a Nuestra Señora de la Misericordia por las calles del barrio hasta encontrase con el Jesús Resucitado de la Cofradía de la Vera Cruz en la Plaza Mayor a eso de las 12 de la noche. 

20 de abril de 2011

Apuntes sobre la escultura religiosa del bejarano Francisco González Macías


Autora: Carmen Cascón Matas

                Uno de los pasos procesionales más valiosos y hermosos de la Semana Santa bejarana es “El Calvario”. Propiedad de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Béjar, que según dicen celebra este mismo año su VI Centenario, salió de la gubia del maestro bejarano Francisco González Macías (1901- 1982). Esta cofradía había perdido en el siglo XX la mayoría de los pasos que habían formado su legado artístico atesorado durante siglos. Sólo dos tallas resistieron y resisten a la carcoma, la humedad y la injuria de los tiempos: el “Amarrado a la columna”, también llamado “Los Azotes”, y el “Cristo yacente” articulado que reposa en una urna funeraria. 

            Ante la escasez, la Junta Directiva decidió renovarse comprando gracias a la generosidad popular pasos procesionales como “La oración en el huerto”, el “Nazareno” o “La caída”. En agosto de 1946 encarga a Francisco González Macías un “Calvario” compuesto por tres figuras: Cristo, San Juan y María Magdalena. El escultor bejarano era un reputado maestro por entonces, un arte que había heredado a través de los genes de sus padres, pues ambos, aunque dedicados al textil como solía ser habitual al ser la industria el motor de Béjar, poseían estudios pues su padre había sido becario en París y su madre alumna de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Béjar

Calvario. Cofradía de la Santa Vera Cruz. Béjar

9 de marzo de 2011

Historia arquitectónica y artística del santuario de Nuestra Señora del Castañar (5ª parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4627.

La decoración del camarín del santuario tiene dos momentos clave: el primero en el siglo XVIII tras su construcción, y el segundo a finales del siglo XIX y principios del XX, al que pertenecen la mayoría de los vestigios.

Respecto al exterior del mismo, en las cuentas de 1731 a 1736[1] se aclara que en su parte superior se hizo el adorno de hierro rematado en una cruz, así como las primitivas vidrieras con sus redes y herrajes para los vanos. Éstas se encargaron al maestro rejero bejarano Juan Pérez por 208 reales. Al parecer el coste fue superior, pero Pérez terminaría por rebajar el precio final.


Cúpula del camarín


3 de marzo de 2011

Historia arquitectónica y artística del santuario de Nuestra Señora del Castañar (4ª parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.626. 12/11/2010.

En este capítulo nos vamos a detener en detallar las obras que adelantamos que se estaban haciendo en la capilla mayor.

Una vez que se instala el nuevo púlpito sobre 1740 y 1741, el antiguo es vendido a la iglesia de Vallejera por 27 reales con 16 maravedíes; el nuevo había costado nada menos que 493 reales con 2 maravedíes [1]. El tornavoz de madera y su talla fue lo último que se hizo, pagándose en las cuentas del bienio 1744-1745[2].

Panel del lado de la Epístola


6 de enero de 2011

Historia arquitectónica y artística del Santuario de Nuestra Señora del Castañar (3ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.622. 15/10/2010.

Lo último que quedaba por hacer arquitectónicamente en todo el templo era la tribuna del coro de la iglesia, levantándose entre 1746 y 1748. Se resolvió en arco carpanel por el maestro cantero gallego Francisco Sino [1], quien cubrió el sotocoro con una bóveda de lunetos y cobró por su trabajo 2.400 reales. La barandilla del coro, que aún se conserva, fue encargada al cerrajero bejarano Francisco Javier Hernández por 1.347 reales y 26 maravedíes [2]. Años más tarde, entre 1761 y 1764, a Francisco Sino se le encomendará la creación de la nueva sacristía [3]. Este mismo artífice terminaría en 1764 la bóveda del sotocoro y la portada de acceso al órgano de la iglesia de Navacarros [4]. Consta que también trabajó en las iglesias de La Hoya, Puente del Congosto y de El Salvador de Béjar, así como en la Cárcel Real de la villa.

Con la iglesia y el camarín concluidos en lo arquitectónico, los esfuerzos de la cofradía se centran ahora en equipar y adornar convenientemente ambos espacios. Muchas de las obras que se están acometiendo se pudieron llevar a cabo gracias a que se desviaron para su provecho las rentas de las ermitas de Santa Ana, San Lázaro y la Magdalena, hasta que el obispo de Plasencia ordena en 1751 finalizar esta contribución[5].

Retablo mayor del Santuario, obra de Lucas Badarán y Ortega


17 de diciembre de 2010

Historia arquitectónica y artística del santuario de Nuestra Señora del Castañar (2ª parte)

Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.621. 8 de octubre de 2010

La nave de la iglesia del santuario se concluiría en 1720 cuando se hizo la fachada occidental. Esta fachada se divide en dos cuerpos por una simple moldura o imposta. El primero se inspira en las fachadas tradicionales de los eremitorios de la zona: dos pequeños vanos a ambos lados del arco de acceso, aunque éstos se cegaron posteriormente. Bajo la imposta, tres ménsulas dan testimonio del desaparecido pórtico que resguardaba la entrada al templo. El cuerpo superior se remata en forma de hastial, y sobre la masa granítica tan sólo se abre un óculo o vano circular para iluminar la tribuna del coro. El 14 de abril de 1720 se colocó sobre el arco de la portada el escudo del obispo placentino Francisco de Perea y Porras, tallado en granito de Ledrada, por el impulso que dio este prelado para acabar las obras[1]. El 26 de julio se firma el acuerdo con un maestro carpintero de Valdefuentes de Sangusín para hacer el techado provisional[2], en espera de que comenzaran los trabajos de las cubiertas definitivas que engalanan la iglesia.

Fachada occidental


7 de diciembre de 2010

Historia arquitectónica y artística del santuario de Nuestra Señora del Castañar (1ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.619. 24/09/ 2010.

El presente artículo recoge algunos datos inéditos junto a otros ya conocidos sobre la construcción del santuario de nuestra patrona, y que forman parte de un trabajo más extenso sobre devociones marianas bejaranas que presentamos a la publicación del congreso “María signo de identidad de los pueblos cristianos”, celebrado en Gibraltar el pasado mes de marzo (1). Los datos inéditos de los que hablamos proceden principalmente de la transcripción del único libro de la cofradía del Castañar localizado, más conocido por contener en sus primeras hojas las fechas de la construcción de la plaza de toros (2).


Vista general del santuario


15 de septiembre de 2010

Datos históricos y artísticos del camarín de la Virgen del Castañar

Autora:M ª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4. 616. 3 de septiembre de 2010.


En pasados números de este mismo semanario nuestra compañera, Eva de Frutos, dio a conocer la noticia de la apertura del camarín de la Virgen del Castañar tras la restauración de ocho lienzos maltratados por las humedades y por el paso del tiempo, juez implacable de las cosas materiales. Los trabajos han sido realizados por la restauradora Cristina Plá, bejarana de corazón, que ha impreso en ellos la rigurosidad que la delicadeza de los lienzos requería. El presupuesto, un total de 5.000 euros, ha sido íntegramente costeado por la Cofradía de la Virgen del Castañar, veladora fiel del santuario desde la aparición milagrosa de la Santa Imagen.



El camarín que alberga a la patrona de Béjar comenzó a construirse en 1730, una vez finalizadas las obras de la nave y de la capilla mayor, y pertenece a la mano del maestro Juan Delgado al que se le pagó por la misma la suma de 5.200 reales. Su traza se basa en el despliegue de una planta tetralobulada adosada a la capilla mayor con dos estancias superpuestas una encima de la otra: la cripta en la inferior y el camarín propiamente dicho en la superior, rematándose el conjunto con una media naranja que al exterior se trasdosa en un prisma con cubierta a cuatro aguas. El acceso a ambos espacios se realiza a través de una sala adosada a la sacristía, comunicada con el llamado Patio de los Tilos por medio de una puerta rematada por el gran escudo del obispo placentino Francisco Laso de la Vega.

24 de abril de 2010

Obras en la ermita de Navacarros



Autor: Roberto Domínguez Blanca

Publicado: Béjar en Madrid, Marzo de 2010

A finales del pasado mes de febrero, tuvo que ser desmontado el pórtico de la ermita del Cristo de Navacarros por peligro de derrumbe. El pórtico, levantado para proteger la entrada al edificio, ya venía desde hacía meses dando señales de su inestabilidad al irse separando cada vez más del muro de la fachada, y desprotegiendo a ésta de la lluvia que se filtraba por la abertura que quedaba.

Vista de Navacarros
Foto extraída de aquí

         Del desmonte del pórtico, reparo y nueva construcción se está haciendo cargo la Fundación Premysa, quien ha puesto la mano de obra gratuita, quedando a cargo de la parroquia el coste de los materiales (madera, tejas, cemento…) y el alquiler de la maquinaria necesaria, en definitiva, unos 3.000 euros.

La ermita del Cristo del Humilladero de Navacarros se fundó en el año 1645 y se reedificó entre los años 1724 y 1725. Esta reconstrucción la promovió el que fuera sacerdote de la parroquia de Navacarros D. Miguel Sánchez Castaño, que ejerció su labor pastoral y de mecenas entre 1717 y 1750.

24 de febrero de 2010

La techumbre mudéjar de la iglesia de El Tejado (Salamanca)

Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid
, nº 4.464. 2007


No hace mucho, en este mismo blog, ya dedicamos unas líneas a otra interesante obra de carpintería Mudéjar como es la tribuna del coro de la parroquia de Valdefuentes de Sangusín, tratando con ello aportar nuestro granito de arena para divulgar y dar a conocer aspectos del patrimonio artístico de la comarca de Béjar, a nuestro juicio no suficientemente valorados. Siguiendo en esta línea, hoy centra nuestro interés la techumbre de la iglesia de El Tejado.

Este sencillo templo parroquial consta de una única capilla mayor que se abre a la nave de la iglesia. La torre granítica de planta rectangular se levanta a los pies de la iglesia, pero separada de la misma, como ocurre en las de Fresnedoso o La Cabeza de Béjar. Tanto el presbiterio como la nave, y siguiendo una práctica común en toda la comarca bejarana, se cubren con techumbres de madera. La del presbiterio es muy sencilla, en cambio la de la nave es un interesante ejemplo de carpintería Mudéjar que sigue algunas pautas de este tipo de obras localizadas en la Sierra de Béjar y su entorno.

Detalle de la techumbre.
Lacerías cruzándose para formar formas estrelladas

La parte central de la armadura de la nave no responde a una tipología concreta de las conocidas, al tratarse de una armadura asimétrica (de ahí su originalidad); de forma que junto al presbiterio adopta la tipología de par y nudillo (los faldones de la cubierta convergen en la parte central de la misma en una superficie plana y alargada llamada almizate), mientras que a los pies es de limas o de artesa (techumbre similar a una artesa invertida). Así, por el aspecto resultante, se podría denominar a esta techumbre de media artesa. El resto de la armadura, los faldones que crea la doble vertiente del tejado, es muy sencilla; a base de simples pares o viguetas paralelas y transversales al eje de la iglesia.

31 de octubre de 2009

La iglesia de Navalmoral de Béjar (2ª Parte)

Autores: Roberto Domínguez Blanca y Mª Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº5.533. 30 de enero de 2009
 
El retablo mayor es una interesantísima obra dieciochesca que se encuentra en un estado de conservación lamentable y que sin lugar a dudas merece que se le restaure convenientemente. Ocupa casi todo el muro oriental del templo, recortándose su crestería contra las bóvedas. Es de un cuerpo y tres calles. Parte de una predela actualmente envuelta en obra moderna de granito. El cuerpo principal es tetrástilo con columnas salomónicas de orden corintio (similares a las de los retablos laterales) que soportan fragmentos de entablamento con volutas en cada una de sus caras. El intercolumnio central lo ocupa un gran sagrario en forma de templete de planta poligonal y de dos cuerpos, y los laterales hornacinas con las imágenes del Sagrado Corazón y de San Bartolomé; la primera moderna y la segunda parece antigua. Se cierra el retablo con un ático semicircular en el que destaca el lienzo central con el tema de la Anunciación. Toda su estructura se decora con motivos heredados de lo churrigueresco (vegetación dinámica) a lo que se añaden otros elementos típicos del S. XVIII (telas colgantes), e incluso rocalla (asiento de los angelotes del ático), más propia de los retablos de la segunda mitad de dicha centuria.
 

Retablo mayor de la iglesia de Navalmoral

La historia de este retablo es compleja y vamos a tratar de esclarecerla a través de los escasos datos de que disponemos. Don Juan Muñoz afirmó, sin duda consultando documentación, que el Santuario del Castañar vendió su anterior retablo mayor a la parroquia de Navalmoral de Béjar, lo que ha hecho pensar a muchos que es el que se conserva actualmente, afirmación que no es del todo correcta. Don Juan apunta a que alrededor de 1658 los tallistas Miguel Ramos y Francisco Ciprés trabajaban en la construcción del retablo de la Virgen del Castañar, añadiendo que se desmonta en el siglo siguiente cuando se hace el actual. Efectivamente, en la mayordomía de 1740-1741 del libro de la cofradía de la Virgen aparece dicha venta: "Ytten setecientos rreales en que se vendió el retablo viejo ael Lugar y Iglesia de Navalmoral". Hecho que se corrobora en los libros de fábrica de la parroquia, cundo en el bienio 1741-1742 se anota lo siguiente: data de jornales y gasto que hizieron los maestros que binieron a asentar el Rethablo 164 reales y 28 maravedíes. 
 
Detalle del sagrario del retablo mayor

Teniendo en cuenta el estilo puede proceder del antiguo retablo del Castañar

Con este último dato queda claro que el retablo de El Castañar se montó en la iglesia antigua del pueblo. Pero en la actual, como ya hemos dicho, su retablo mayor es del siglo XVIII y no se corresponde con el que hicieron Miguel Ramos y Francisco Ciprés. Sin embargo el retablo de Navalmoral conserva un interesante sagrario reaprovechado más antiguo, datable en la primera mitad del siglo XVII, que sí puede proceder de ese retablo de El Castañar. Este sagrario tiene un empaque semejante al de otros retablos del barroco clasicista conservados en la comarca bejarana (iglesias de Santa María de Béjar, Colmenar de Montemayor, Valdefuentes de Sangusín…).

Respecto del origen del retablo mayor dieciochesco de Navalmoral poco es lo que podemos aportar puesto que no hemos hallado dato alguno sobre su contrato y construcción. No sería raro que hubiese sido adquirido por la parroquia mucho más tarde, quizás en la primera mitad del siglo XIX a raíz del proceso desamortizador, dando lugar a una dispersión de los bienes de los conventos bejaranos, que fueron a parar a las iglesias de Béjar y de los pueblos de su entorno (Navacarros, Santa María de Béjar, San Juan de Béjar…).

Santuario de la Virgen del Castañar y su retablo mayor de estilo rocócó salmantino
 
La última gran reforma del retablo y del sagrario tiene lugar en 1860, cuando, tras adquirirse la nueva custodia (perdida la anterior durante la francesada), se adorna y repara el primero, y se adecúa el segundo para acogerla. Para finalizar, queremos agradecer las facilidades prestadas en todo momento por el párroco de Navalmoral de Béjar don José Luis Chicharro.  
 
FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFÍA  
-Archivo parroquial de Navalmoral de Béjar: Libros de Cuentas de Fábrica (1632-1769) y (1769-1891). Libro de la Cofradía de San Bartolomé (1730-1840). Documentación suelta. 
-Archivo parroquial de San Juan de Béjar: Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar (1708-1863) 
 
MÉNDEZ HERNÁN, V.: MUÑOZ GARCÍA, J.: “Historia de la Santísima Virgen del Castañar, excelsa patrona de Béjar y su comarca”, Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, vol. 1, Prensa Española, Madrid, 1963, pp. 129-304.
SÁNCHEZ SANCHO, J. F. y DÍEZ ELCUAZ, J. I.: “El conjunto barroco de Valdesangil”, Revista del Centro de Estudios Bejaranos, nº 12, diciembre de 2008, Centro de Estudios Bejaranos y Ayto. de Béjar, pp. 9-45.

24 de octubre de 2009

La iglesia de Navalmoral de Béjar (1ª Parte)



Autores: Roberto Domínguez Blanca y Mª Carmen Cascón Matas


Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº5.532. 23 de enero de 2009.


La iglesia que actualmente podemos contemplar en Navalmoral de Béjar data su construcción del año 1789, momento en que, no sólo se sustituyó el templo antiguo sino que también se modificó su emplazamiento. Dos causas motivaron su traslado: por un lado su lejanía con respecto al caserío, y por otro el mal estado de conservación de su fábrica en fechas bien tempranas. Un ejemplo de las inconveniencias de lo que hemos mencionado en primer lugar se recoge en un documento de 1657 en que se dice que había “riesgo y peligro […] por estar [la iglesia] sin veçindad de casas y aber hurtado de Ella una cruz de plata y un cáliz y otras muchas cosas”. De lo arruinado que estaba el templo tenemos buena muestra en un mandato fechado en 1708:
Que por quanto la pared que cae al lado del hostigo de la capilla Maior de la dicha yglesia está amenazando rruina porque la continuación de las aguas la passa de una partte a otra de forma que se rreconoze esttar mobida y se pueden ocasionar maiores gastos; mandó su merced se compre la cal que se nezesitase para calafatearla por la parte de afuera y matizarla de cal para que con este reparo zese la dicha ruina […]” En años posteriores la iglesia continua con graves problemas de humedades, como en 1720 cuando se constata que “las paredes, expeçialmente las del cuerpo de la yglesia, están todas desmoronadas” empleándose vinagre sobre los muros antes de aplicar la cal y los revoques.





El empeoramiento del estado de la iglesia fuerza en 1783 al cabildo de Béjar a hacerse cargo de la situación enviando en este mismo año a Josef Fernández para su reconocimiento, puesto que en ese mismo año una de las paredes que daba al coro amenazaba ruina. Es curioso el dato de que en 1788 se nombre como nuevo párroco, en sustitución del antiguo cura rector don Santiago García Calles, a don Juan de Herrera, probablemente más capacitado (quizás por edad) para afrontar la construcción del nuevo templo en la mencionada fecha de 1789. Aunque hasta 1800 se siguen anotando gastos de obra en los libros parroquiales, la inauguración tiene lugar el día 24 de agosto (día de san Bartolomé, patrón del pueblo y titular de la parroquia) de 1790. En 1860 se acometen una serie de obras con el enlosado del sotocoro y de la capilla bautismal, en la que además se abre una pequeña ventana para iluminarla.

El edificio resultante es tremendamente sencillo. En el exterior únicamente llama la atención la espadaña en el imafronte del templo, con su escalera externa pegada al muro, como en la iglesia de Valdehijaderos. Al interior la iglesia es de una única nave de cuatro tramos cubierta con bóvedas barrocas de lunetos, que descansan en pilares adosados a los muros. A los pies se levanta la consabida tribuna de madera. De su patrimonio mueble destacan su retablo mayor y los dos laterales.




Retablo lateral del Cristo
Retablo del siglo XVIII, imágenes modernas


En los mandatos de la visita pastoral de 1738 se recoge la orden de hacer el retablo lateral del Santísimo Cristo y seguramente también el de la Virgen del Rosario, puesto que en 1739 se documenta un pago de 200 reales para este último. Para el retablo del Cristo, el profesor Méndez Hernán documenta su ejecución entre 1740 y 1741 y se lo adjudica al bejarano Lucas Barragán y Ortega, autor a su vez del retablo principal del santuario de Nuestra Señora del Castañar. Sin duda pensamos que este escultor también hizo el de la Virgen del Rosario. Gracias a un inventario fechado en 1742 sabemos que ya están asentados. Ambos siguen un diseño similar que bebe directamente del arte de los Churriguera: Un único cuerpo, donde se cobija la imagen, se eleva sobre una predela en la que se practica el sagrario. Enmarcan la hornacina una pareja de columnas salomónicas de orden corintio, cuyas cinco espiras se cubren con racimos y pámpanos como es norma. Remata cada conjunto áticos muy verticales cubiertos de vegetación y decorados con veneras. La principal distinción en la traza de ambos retablos viene en la configuración de las hornacinas, de medio punto en el caso de la de la Virgen y trilobulada en el caso de la del Cristo. Una vez ensamblados y construidos quedaba por ejecutar el dorado, que se solía retrasar durante décadas pues esta operación era bastante costosa. Al menos tenemos constancia de que el retablo del Cristo se dora entre 1798 y 1799.