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13 de septiembre de 2022

Sobre la lápida romana de Valentino, los primeros bejaranos de nombre conocido y su hallazgo en 1849

   Autora: Carmen Cascón Matas

         En el último mes distintas voces[1], al calor de los axctos culturales organizados por el Centro de Estudios Bejaranos, se han alzado para que el testimonio más antiguo del que se tiene constancia del poblamiento de nuestra ciudad, la estela de Valentino, sea tratado como se merece. A día de hoy esta pieza granítica de 1 metro de largo y 0,40 de anchura se encuentra arrumbada en un rincón del claustro del convento de San Francisco, sin una simple cartela que nos informe sobre su antigüedad e historia, sin protección alguna, y abandonada desde hace años.

 Lápida romana de Valentino

      La referencia histórica primera de esta lápida sepulcral romana la encontramos en el Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento de 13 de julio de 1849[2]:

            «El Sr. Regidor Síndico hizo a la Corporación una celosa solicitud para que se recoja y traslade a este edificio o al de la Escuela Primaria una losa sepulcral hallada en las paredes arruinadas de Santa María de las Huertas que ratifica la antigüedad de esta población en la época de la dominación de los Romanos, y que debe conservarse para la posteridad».

10 de septiembre de 2022

La tabla de la Virgen de la Antigua, una de las dos obras que representan a Béjar en la nueva edición de Las Edades del Hombre en Plasencia

Autores: Carmen Cascón Matas y Roberto Domínguez Blanca

 Publicado: Béjar en Madrid, 4.895 (20/V/2022).


          El 11 de mayo de 2022 los reyes inauguraron la última exposición de Las Edades del Hombre, Transitus, con sede en Plasencia. En esta ocasión se han seleccionados dos obras del extenso y variado patrimonio de Béjar y sus localidades de ámbito histórico: la tabla de la Virgen de la Antigua, atesorada en la iglesia de Santiago, y el Cristo de un jovencísimo Mateo Hernández, guardado entre los muros del templo del Pilar y San José. Recordamos que no han sido las únicas piezas de nuestro entorno expuestas en Las Edades del Hombre: en 2007 se expusieron el Cristo Yacente, también de la iglesia de Santiago, y la cruz procesional de plata de la parroquia de Candelario, en la edición de Ponferrada; en 2009, el busto de La Dolorosa de San Juan Bautista en Soria; y en 2016 una tabla del retablo de San Gil en Toro. 

 Tabla de la Virgen de la Antigua de Béjar restaurada. 

Foto sacada de aquí

            El origen de la Virgen de la Antigua se ha vinculado por la historiografía a la toma de Sevilla por las mesnadas locales en 1248, pero dicha explicación es desafortunada ya que la tabla original, que se encuentra efectivamente en la catedral de Sevilla, no se ejecutó hasta el siglo XIV. Otra explicación más plausible es su relación con el linaje de los Zúñiga: Pedro de Zúñiga, señor de Béjar y alcalde mayor de Sevilla, adquirió gran cantidad de bienes muebles en la capital andaluza que obligaron a permanecer largas temporadas en ella a distintos miembros de la familia. Que adquirieran gran devoción por la virgen sevillana y que mandaran hacer una copia para trasladarla a Béjar es un motivo sencillo y quizá el más convincente para explicar la presencia de esta iconografía en la villa. 

5 de septiembre de 2022

Cuando la investigación histórica sirve para recuperar una pieza artísitica relevante para la ciudad

     Autora: Carmen Cascón Matas     

      Produce satisfacción observar que la investigación histórica tiene a veces una aplicación práctica. Que nuestros desvelos por dar a conocer y difundir el pasado de nuestra ciudad da a veces sus frutos. Que las horas que nos pasamos en archivos y bibliotecas tiene una recompensa. Que el ejercicio de escritura, de recopilación de datos y de lectura bibliográfica sirve para que en algunos casos nuestro trabajo se vea recompensado. Sin embargo, esta labor callada las más de las veces no es reconocida o conocida. En este caso, un cúmulo de casualidades han llevado a que un pequeño tesoro artístico vuelva a casa, si acaso alguna vez estuvo en Béjar, que quizá sí en la vivienda de algún bejarano. 

Pieza adquirida por la cofradía de la Virgen del Castañar ya restaurada


          En marzo de 2022 publiqué en Béjar en Madrid una investigación que llevaba tiempo escribiendo sobre la imagen más antigua que se conserva de la Virgen del Castañar, que se remonta a 1767 y que habéis podido leer en entradas anteriores. A ella remito para las notas al pie, referencias bibliográficas y documentales de esta entrada, y que recomiendo que leáis porque esta entrada es un mero resumen. 

3 de septiembre de 2022

«Para excitar la devoción a Nuestra Señora». Sobre las primeras estampas y grabados de la Virgen del Castañar (2ª Parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4890 (04/III/2022), p. 4.


        Desglosando la trayectoria artística y profesional de Manuel Salvador Carmona, el autor de la estampa más antigua de la Virgen del Castañar que se conserva, no hay duda de que estamos ante uno de los mejores grabadores, por no decir el mejor, de la Ilustración en España. Y volvemos a la misma pregunta: ¿quién y por qué se encargó una estampa de la Virgen a tan insigne artista? El dispendio por el trabajo salió por la nada desdeñable cifra de 60 doblones de oro, una cantidad que no hemos hallado en el libro de la cofradía, lo cual nos induce a pensar que no fue ésta la que encargó el grabado

 

Manuel Salvador Carmona. Imagen sacada de aquí


 Grabado de la Virgen del Castañar de Béjar

 por Manuel Salvador Carmona, 1756

      Carrete Parrondo la menciona en su obra El grabado a buril en la España Ilustrada: Manuel Salvador Carmona, una referencia utilizada por Domínguez Blanca en el trabajo comentado[1]. Por azares del destino, hoy día tenemos la fortuna de poder contemplar su trabajo gracias a que esta estampa fue utilizada por el padre Francisco Yagüe para ilustrar su Historia de la Imagen del Castañar que se venera en la villa de Béjar, publicada en 1795[2] y de la que se conservan algunos ejemplares. La identidad de Francisco Yagüe sigue siendo un misterio. Sabemos que pertenecía a la familia de idéntico apellido dedicada a las manufacturas textiles, quizá hijo de Juan Francisco Yagüe Meluis, cuyo abuelo (en este caso bisabuelo del padre Yagüe) era ni más ni menos que Juan Luis Meluis, maestro flamenco. Cuando escribió el libro sobre la Virgen del Castañar se definía como «maestro pasante de teología y predicador». 

27 de agosto de 2022

«Para excitar la devoción a Nuestra Señora». Sobre las primeras estampas y grabados de la Virgen del Castañar (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4889 (18/II/2022), p. 4.

         El descubrimiento de uno de los enigmas más interesantes que planean en la historia de la devoción mariana de nuestra ciudad implica el rastreo de la estampa o grabado más antiguo que existe de la Virgen del Castañar. A este respecto sabemos por la investigación de Roberto Domínguez Blanca sobre la construcción del santuario[1], que para sufragar sus obras la cofradía se vio obligada a imprimir estampas de la santa imagen. Su venta otorgaba magros beneficios para tan magna obra, pero si el dinero recaudado se sumaba a las limosnas, la venta de la carne de los toros lidiados y los asientos en la plaza el día de la fiesta, o las “bodas” de la Virgen cuando se veneraba en parroquia de El Salvador[2], el resultado es que se podía continuar con tan loable propósito. Porque los gastos no eran precisamente pequeños si tenemos en cuenta que se edificó el santuario en su totalidad, incluido el presbiterio, la nave y las fachadas, el camarín y la sacristía, se alzaron los tres retablos, el principal y los laterales además de los paneles que cubren la capilla mayor, se costeó el púlpito y la reja, los elementos decorativos en yeso de las bóvedas, los frescos y hasta los confesionarios, tardándose más de un siglo en concluir, concretamente desde 1650 hasta la década de los 70 del siglo XVIII

          

20 de agosto de 2022

Ecos de la presentación de un libro a 10.000 km de distancia

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     La noticia llegó al día siguiente a Santiago de Chile por medio de la prensa digital, en este caso Noticiassalamanca.com, Elnortedecastilla.es y Salamanca24horas.com, en texto de Josefa Montero García, presidenta del Centro de Estudios Bejaranos, y fotografías de Enrique García Periáñez. Se trata de la edición en papel de Pinceladas de Historia Bejarana (2007-2011) de Carmen Cascón Matas, obra que reúne parte de la producción investigativa sobre la Historia y el Arte de Béjar y otros lugares cercanos que la autora difunde principalmente en el blog homónimo y en otros medios habituales de estudio y divulgación, incluso radiales.

Portada del libro con la acuarela de Óscar Rivadeneyra 

que representa los Portales de Pizarro

6 de agosto de 2022

"Pinceladas de Historia Bejarana" ahora en papel gracias a TGC Cultural

 Autora: Carmen Cascón Matas

          Érase una vez un blog que nació como parte de una asignatura allá por 2008 y que continúa compartiendo contenidos una vez a la semana. Érase una vez un blog llamado "Pinceladas de Historia Bejarana" porque recogía artículos de investigación histórica relacionados con Béjar a fin de que no fueran leídos por unos pocos, sino por todos aquellos a los que les interesase. Érase una vez un blog que servía de archivo de consulta y a la vez de primera lectura de contenidos. Érase una vez un blog que difundía los textos de una sola persona, un espacio de carácter personal, pero que acabó convirtiéndose un foro en el que se recogían artículos de cuarenta y una personas. Érase una vez un blog que ofrecía pequeños retazos de la historia, que no pretendía otra cosa que aportar piezas del gran puzzle de nuestro pasado a base de pinceladas impresionistas, desconectadas y a veces sin relación alguna. Érase una vez un blog que seguirá existiendo hasta que su creadora decida matarlo o abandonarlo a su suerte. 

30 de julio de 2022

Mª Alberta de Castro y Portugal, duquesa de Béjar, salta el charco por segunda vez

 

*Esta es la reseña que dedica a mi discurso de ingreso JORGE ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, al que no tengo el gusto de conocer en persona porque vive en Santiago de Chile, pero que me escribió hace mucho tiempo ofreciéndose a colaborar con sus textos en "Pinceladas de Historia Bejarana". Es un entusiasta de Béjar y, sobre todo, del linaje de los Zúñiga, como no podía ser de otra manera. Su interés por el blog es tal que ya he publicado 129 entradas escritas por él y casi otras tantas esperan en el archivo de textos pendientes. Vaya para él mi agradecimiento por su generosidad y por esta reseña tan cariñosa que me dedica.

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Se trata, una vez más, de la gentileza y generosidad de Jerónimo Gómez-Rodulfo, bejarano-placentino, ingeniero de profesión y diplomático por naturaleza, que ha hecho llegar hasta Santiago de Chile -10.000 km de distancia mediando el Atlántico y sobrevolando Los Andes- una cuidada edición en papel -mérito del diseñador/maquetador- de “Entre vuestra excelencia y sea muchas veces bienvenida” Regocijos, versos y arquitectura efímera en la recepción de la duquesa Ma. Alberta de Castro, el discurso con que la creadora de este blog se consagró como miembro numerario del Centro de Estudios Bejaranos el sábado 28 de mayo de 2022. Vaya entonces en primer lugar una expresión de agradecimiento al remitente por medio de esta foto, tomada del mismo blog.

 

Esta es la portada que llegó a Santiago de Chile. Twitter.com/CEBejaranos


          Y ahora a la autora, de quien hay que decir, de entrada, que nadie como ella para convertir un tema eminentemente frívolo, mirado desde una perspectiva tercermilenista, en una propuesta histórica que cobra envergadura, peso y profundidad, por medio de su investigación minuciosa y profuso aporte de documentación. Toda una historiadora.

4 de julio de 2022

Una visita regia de dos horas o cómo fue el paso de Alfonso XIII por Béjar un 24 de junio de 1922

 Autora: Carmen Cascón Matas

Un 24 de junio de hace cien años Béjar vivió una jornada especial con la visita del rey Alfonso XIII en su regreso de su famoso viaje a Las Hurdes. No era el primer monarca que paseaba por las calles de la Muy Leal y Muy Noble Ciudad, pues otros le habían antecedido en el tiempo, véase Enrique IV[1] o los Reyes Católicos. Habían pasado muchos siglos, empero, para que un miembro de la familia real se interesara por nuestros montes hasta que la infanta Isabel de Borbón, La Chata[2], pusiera sus reales pies en la Fonda España en dos ocasiones, en 1916 y 1929, o la infanta Paz de Borbón lo hiciera en 1912[3]. Entre los monarcas castellanos y las dos damas, se puede enmarcar la visita de su coronado sobrino. Harían falta otros cincuenta años para que otro rey, en ese caso Juan Carlos I, regresara a la Ciudad Estrecha

 Alfonso XIII en La Corredera y el famoso reloj

Béjar en Madrid

Es el 3 de julio de 1922 cuando La Victoria[4] edita un número especial con los pormenores de tan ajetreados días. El cronista, a lo largo de tres páginas, detalla con exactitud lo acontecido en Béjar, de tal manera que podemos reconstruir a la perfección lo que dio de sí la real visita, sin perder la perspectiva de que su crónica no está exenta de una pátina o un velo de condescendencia, omitiendo errores o críticas si las hubo. También hace lo propio Béjar en Madrid[5], el periódico de la competencia, pues si La Victoria era eminentemente católica y monárquica, Béjar en Madrid se definía como liberal de orden por aquellos años. Llama la atención que uno de los primeros apuntes de La Victoria, tras recordar las visitas reales que le precedieron, es disculpar a la corporación municipal porque «no hubo apenas tiempo de preparar un recibimiento digno, hasta el extremo de que el pueblo, en confuso revoltijo de todas las clases sociales, apenas permitía marchar al automóvil real», una situación que no produce enfrentamientos y que sugería una paz social que dudo mucho de que existiera. Una descripción idílica que nos hace reflexionar[6]

3 de junio de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2021.

          El Rincón, o también llamado Rincón del Santo, situado en la esquina de la fachada de la iglesia de El Salvador, mirando al sur y al oeste, justo en mitad del corredor, era utilizado al mismo tiempo como osario. En otro documento del Archivo Histórico Nacional el archivero Fray Liciniano Sáez comenta que las misas se celebraban en el Rincón del Santo «donde havia un Altar mui alto con San Pedro para que todos asistiesen a la Feria del dia la oyesen y para lo que había Bulla Apostholica. Este sitio ha poco se incorporo en la Yglesia del Salvador para meter ornamentos y maderas, y tiene puerta que da a la Plaza[1]».

 Iglesia de El Salvador. En la esquina de la derecha se puede ver el llamado Rincón del Santo, un espacio de planta cuadrada incorporado al edificio del templo.

 

            Atendiendo a esta última anotación y a la anterior de la obra transcrita en el artículo anterior, y entendiendo que era imposible la aplicación de reformas a lo largo de la fachada desde el Rincón hasta la sacristía, es posible que esta transcripción se refiera al cierre del corredor y del espacio dedicado al altar elevado y abierto a la Plaza, llamado Rincón del Santo, y su nuevo uso como tras sacristía. Este conjunto de transformaciones se acometen en 1754 de la mano del maestro cantero Francisco Sino y consistieron en desmontar una torrecilla que allí había, abrir una puerta y una ventana hacia la Plaza (las que podemos ver hoy día), y utilizar ese nuevo espacio para almacenar objetos litúrgicos. El corredor y la tribuna, por tanto, habían dejado de tener sentido por lo que se reutiliza el espacio del Rincón del Santo como almacén o tras sacristía, función que sigue en vigor hasta la actualidad. La razón de este cambio la ofreceremos al lector al final de este artículo.

27 de mayo de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (2ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2021.

 

        Quien escribe la transcripción que cierra el artículo anterior es Fray Liciniano Sáez[1], archivero de la duquesa de Osuna y de Béjar doña Mª Josefa Alfonso Pimentel, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, hombre culto y metódico que poseía la sana costumbre de incluir una página de resumen a modo de portadilla en cada documento y o grupo de ellos, con jugosos comentarios de clara letra, una delicia para los que nos adentramos en los intrincados juegos de la paleografía. Atengámonos a esa descripción: un corredor se desplegaba desde la torre-campanario hasta la puerta principal de El Salvador con acceso desde la tribuna cuya función se centraba en comunicar dos altares, uno situado en su principio, dedicado a San Pedro (veremos que a este espacio se le llamaba Rincón del Santo), con apertura hacia el exterior por medio de una claraboya, y otro sobre la puerta principal[2], adornado con azulejos, dedicado, al menos en el siglo XVIII, a la Virgen de la Paz.

 Detalle del arranque de un arco gótico embebido en la pared 

de la tribuna actual de El Salvador

20 de mayo de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2021

 

        Sobre la procesión del Corpus Christi bejarano existen buenos y bien documentados trabajos de investigación tanto en forma de libros[1] como de artículos que inciden en sus diferentes aspectos, generales o particulares: el patronato ejercido por la Casa Ducal, el acompañamiento de los hombres de musgo al alguacil de la villa y sus orígenes de leyenda, el recorrido y el engalanamiento de calles y plazas, por poner algunos ejemplos[2]. Sin embargo, existen otros elementos que todavía no han sido suficientemente estudiados y que precisan de una investigación, si no extensa, por lo menos pausada. 

Ábside románico de la iglesia de El Salvador

 

          Uno de esos aspectos perdidos en la vorágine del tiempo es la tradicional misa, más bien misas, que se celebraba el Jueves de Corpus en la iglesia de El Salvador y su curioso emplazamiento. Dicho así no parece guardar un gran interés para el lector, habida cuenta de que es normal que una celebración de tal magnitud se acompañase de estas y otras celebraciones religiosas. Ahora bien, nos llama la atención no el acto en sí, sino dónde tenían lugar y su historia. 

 

14 de mayo de 2022

Un día de caza y fiesta en El Bosque madrileño del duque de Béjar (3ª Parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 30-36.

 

             El pintor Toribio Álvarez, en su cuadro Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729, resuelve el lienzo con la representación de distintos momentos de la jornada a modo de cómic con la familia real y los duques como protagonistas. Alrededor de estas escenas se despliega una vorágine de caballos, ojeadores y cazadores entre la arboleda y las zonas de monte, y en la parte derecha dos testigos mudos: el palacio y el jardín a sus pies

 El Palacio de La Moraleja, propiedad del duque de Béjar. 

Fragmento del cuadro de Toribio Álvarez.

     Su lectura se realiza comenzando de izquierda a derecha y en el sentido contrario a las agujas del reloj, de arriba abajo. La primera recoge el momento en que don Juan Manuel y su esposa María Ana, junto a su hijo don Joaquín[1], un futuro duque de doce años, aguardan a la familia real acompañados de músicos tocando instrumentos. Un poco más abajo, Felipe V, a quien distinguiremos por su casaca roja, y la reina Isabel de Farnesio, de negro y blanco, son cumplimentados por los duques y el heredero, una vez que los primeros han descendido de su carruaje. Un grupo de infantería hace salvas al rey.

29 de abril de 2022

Un día de caza y fiesta en El Bosque madrileño del duque de Béjar (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 30-36. ISSN 1889-6421.


            Érase una vez un pequeño duque, huérfano de padre, cuyos héroes no eran El Cid, ni el Gran Capitán, ni siquiera don Juan de Austria, sino su padre fallecido. De él apenas recordaba un atisbo de ternura guardado al otro lado de la memoria. A falta de progenitor se encargaron de su crianza sus parientes femeninas más próximas. De su abuela, Teresa Sarmiento de la Cerda, heredó su recio carácter y el gusto por las artes, y de su madre, Mª Alberta de Castro y Portugal, quizá la ternura y el saber estar. Si existía un espejo masculino de carne y hueso en el que reflejarse, una especie de padre redivivo, éste era su tío. Baltasar de Zúñiga y Guzmán, marqués de Valero (1658-1727), había tomado las riendas de la educación de su sobrino tras la muerte en 1686 de su hermano don Manuel, X Duque de Béjar (1657- 1686) en el sitio de Buda[1], como sus dos tíos, Ruy Gómez de Silva y Diego Sarmiento de la Cerda, lo habían hecho con ellos mucho tiempo atrás. El marqués aunaba la inteligencia con la diplomacia y el gusto por las armas, cualidades que inculcaría a su querido sobrino.

Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729. Palacio de Riofrío de Segovia. Foto Alamy 

 

            Armas y religión, los dos pilares de su crianza, y un sueño por delante: engrandecer el nombre de la Casa aún más si cabe. Bajo el paraguas y los atentos consejos del marqués de Valero, don Juan Manuel II (1680-1747) recorría las calles de Béjar admirando las trazas de su palacio Ducal, maravillado por el trajín de los maestros extranjeros contratados para implantar el arte de la pañería fina, escuchando el toque brillante de las campanas, apreciando el verde fragante del monte del Castañar tras un día de lluvia, paseando por sus jardines de El Bosque, soñando con batallas en defensa de la cruz, apreciando el arte de la mano de su abuela, escuchando de boca de su madre las excelencias de su progenitor, recordando los hechos de armas de sus antepasados en el ducado[2]

13 de abril de 2022

Apuntes sobre el Nazareno de las Monjas de Béjar


Autora: Carmen Cascón Matas

Cuando observo el rostro del Nazareno de las Monjas, como tradicionalmente se ha venido en llamar a esta talla depositada en la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar, me imagino qué pudieron ver esos ojos calmos, serenos, que observan a quien tiene delante con compasión. Y pienso en lo poco que se sabe de esta prodigiosa escultura a la que los bejaranos tienen tanta devoción. La industrialización, la desamortización, la desaparición de los señoríos y la llegada de gran cantidad de mano de obra proveniente de otros lugares provocaron la desaparición de nuestra memoria colectiva, al igual que la pérdida de documentación y su dispersión. Todos estos elementos conjugados, más algunos que nos escapan o que no procede mentar aquí, han silenciado o subsumido muchos de nuestros elementos identitarios, incluidos los religiosos, en un proceso difícil de comprender.


Un ejemplo de esto, es el desconocimiento del nombre del escultor que talló este Nazareno, una soberbia imagen de vestir de mediados del siglo XVII. Su característica principal es que solo está esculpido lo que el fiel puede ver, es decir, la cabeza, las manos y los pies; el resto es un esbozo en madera, una estructura, que siempre está oculta bajo la túnica morada con bordados en oro. Esta característica tan común en imágenes de este tipo no le resta belleza, muy al contrario: el escultor se esmeró en el rostro que presenta unos detalles expresivos que podrían dar pistas a un historiador del arte avezado a otorgarle una autoría. Destacan su barba, de mechones partidos, y sus ojos separados, plagados de conmiseración y dulzura a la par que de tristeza. 

18 de marzo de 2022

Breve semblanza del bejarano don Diego de Zúñiga y Guzmán, marqués de Loriana, llamado el Ciego

 Autora: Carmen Cascón Matas

 Publicado: Béjar en Madrid, 4.843 (21/02/2020), p. 10

         No era extraño encontrarse en las largas tardes de verano al marqués de Loriana apostado frente a los balcones de palacio asomados hacia el monte. Su silueta inmóvil se recortaba frente a la luz, mientras su bastón descansaba en los brazos del sillón frailuno. Los sirvientes apenas notábamos su presencia en nuestras idas y venidas de una estancia a otra, aunque, en honor a la verdad, dos seres se preciaban de acompañarle a cada instante: su ayuda de cámara, que permanecía junto a él para atenderle sin descanso desde el canto del gallo hasta que se sumía en las profundidades del sueño nocturno, y su fiel mastín Lobo. Ahora ambos se hallaban cerca: el primero de pie, sumido entre las sombras; el otro echado a los pies del marqués, dormitando. 


Monte que se contempla desde el Palacio Ducal de Béjar. Fotografía Manuel Álvarez-Monteserín
 

          El de Loriana miraba a un punto fijo, repasando mentalmente cada castaño del monte, vislumbrando la ermita del Castañar, tan hermosa durante los meses del estío, no sabemos si recurriendo a la memoria o a las descripciones escuchadas. Cuando la luz apenas hacía distinguir su silueta de la oscuridad de la estancia, emitió un sordo suspiro, buscó a tientas su bastón, pateó sin querer a Lobo y, gracias a su ayuda de cámara, salió de la estancia camino de los salones donde se iba a degustar la cena. Si se le miraba a los ojos se advertía que habían perdido su función natural, pues la ceguera le impedía el desempeño de hasta los actos más simples. Es por ello por lo que los bejaranos le llamaban don Diego de Zúñiga, El Ciego

31 de diciembre de 2021

Publicaciones que han visto la luz en 2021

Despedimos el año con un resumen de los libros publicados en este año que hoy nos deja, libros cuyos autores son bejaranos, afincados en Béjar o de temática bejarana. Y los muestro en batería, sin orden de aparición. 2021 ha sido tan fructífero como 2020 e incluso más: no hay que olvidar que muchos de ellos han estado aguardando a un panorama sanitario más halagüeño para ser presentados en sociedad.

Damos la enhorabuena a sus autores y a su buena pluma, su ganas de contar historias y deleitarnos con ellas. 

Y recibimos este nuevo año con la esperanza de que la pandemia nos deje atrás de una vez y que podamos leer y recibir buena literatura como la que este año nos ha brindado. 

(Si algún libro me dejo en el tintero no es por mala fe, sino por olvido o desconocimiento).

La hora del sosiego es una novela de la escritora bejarana Yolanda Izard Anaya (editorial Renacimiento) que trata sobre la soledad y el afrontamiento de los fantasmas que se encierran en nuestro interior. "Atrapada por los recuerdos de una infancia atormentada y una vida solitaria que ha dejado de tener sentido, Berta, una editora de mediana edad, decide adquirir una isla en el Pacífico para aislarse por un tiempo del mundo. Sin embargo, el barco que debía recogerla jamás regresará en su busca y se ve obligada a sobrevivir sola en un medio cada vez más hostil y a reconstruirse mediante una escritura que fluctúa entre la imaginación consoladora, la incertidumbre ante su destino, los cometidos prácticos de su día a día y la memoria como búsqueda de la verdad y la redención."

17 de diciembre de 2021

Dispendios del consistorio bejarano en la boda entre el conde de Belalcázar y la duquesa de Mandas en Becedas (Ávila) (1616)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.856 (02/10/2020).

         Las noticias familiares de los Duques –partos, bodas y cumpleaños-, constituían un motivo de regocijo para los bejaranos, habida cuenta de que el consistorio los celebraba con mayor o menor fasto y alharaca, de lo cual dan buena cuenta las actas consistoriales. Así se rompía durante un día de la calma chicha de la rutina, de la losa impávida del trabajo de sol a sol, de las preocupaciones por la subsistencia. Consultarlas nos incita a viajar en el tiempo, a pasear por esa villa, entonces ducal, marcada por las estrechas callejuelas embarradas y malolientes, de caserones palaciegos y míseras casuchas habitadas por hidalgos, damas de alcurnia, burgueses y artesanos, vagabundos y buscavidas, niños harapientos y ladrones de bolsas. 

Iglesia parroquial de Becedas (Ávila), donde tuvo lugar el enlace

 

            El 12 de enero de 1604[1] arriba, a uña de caballo, un correo desde la corte. Descabalga a la puerta de las casas consistoriales, se desprende del sombrero y, mientras exhala un aliento blanquecino por culpa del frío, saca del tubo metálico que porta en la mano un rollo con el sello ducal y entra con paso decidido, clamando por el corregidor.

26 de noviembre de 2021

La catedral de Salamanca contiene un retablo y una lápida en honor a un bejarano

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2019.

            Las sorpresas asaltan a cada poco, endulzando o agriando la vida con regalos inesperados o envenenados según sea su cariz. El pasado oculto asalta al historiador cuando descubre un tesoro documental entre los legajos polvorientos de un archivo tradicional, en las fichas informatizadas de uno moderno, ante la pantalla de un ordenador en los registros digitalizados o visitando un lugar significativo. Incluso en una charla con los amigos, que en estos tiempos todo puede ser. El hallazgo que motiva este artículo surgió en una conversación, en este caso de guasap, una modalidad no incluida en la lista precedente. La historiadora Teresa López Hernández había descubierto una lápida de pizarra, inserta en una pared de la catedral de Salamanca, con una inscripción referida al mayorazgo de Francisco Pizarro y Pedraza y a un personaje, «vezino de Bexar». ¿En la catedral de Salamanca?, le pregunté. Sí, en la capilla de Santa Catalina

 Lápida y retablo de Francisco Pizarro y Pedraza, en la capilla de Santa Catalina de la catedral de Salamanca

2 de octubre de 2021

Un encuentro insperado (2ª Parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2017. 

La primera parte la puedes encontrar aquí.

             -De cárcel en cárcel, siempre huyendo, preparando sublevaciones, ahora trabajando de batanero, luego en la construcción del ferrocarril, más tarde en las cortes. De Béjar a Ciudad Rodrigo, pasando por Alcoy, Madrid en los sucesos del Cuartel de San Gil, Portugal e Italia. Y siempre por delante de los acontecimientos o dejando atrás levantamientos civiles. ¿Sabe que su vida es carne de cañón para esos escritores que publican sus novelas por entregas en los periódicos?-preguntó Primo Comendador Téllez a Aniano Gómez, un héroe de la Revolución de 1868.

            -No me venga con chanzas, don Primo, que si arriesgué el pellejo fue por el advenimiento de un mundo, basado en la libertad, el sufragio universal y el pan para todos. Cada uno intenta poner su grano de arena, unos con la pluma y la voz, como usted; otros, como yo, con las armas al pie de las barricadas. 

 

Grabado con el retrato de Primo Comendador Téllez

            -Dios escribe recto con renglones torcidos y aun con todo los dos presumimos de haber alzado la voz desde las bancadas del Congreso de los Diputados. Ambos utilizamos la palabra, aunque con ideologías dispares.