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25 de septiembre de 2021

Discurso de Josefa Montero García en el "Día de los Mártires de la Libertad" de 2019

 Autora: Josefa Montero García

Discurso Día de los Mártires de la Libertad, 28 de septiembre de 2019.

 

Queridos amigos:

Agradezco en primer lugar el inmerecido honor que supone para mí la invitación a dirigiros estas palabras en esta conmemoración de los hechos que sucedieron aquí mismo, hace ya 151 años.

Como ya es tradicional en esta fecha, estamos aquí para honrar el recuerdo de aquellos valerosos ciudadanos que comprometieron su vida para conseguir la soñada Libertad, con mayúscula, algo hasta entonces inédito en nuestra historia. Cierto es que el concepto de libertad admite muchos matices, pero como bien han señalado varios de mis antecesores, la labor de estos héroes allanó el camino para conseguir muchos de los valores de la sociedad actual, algo que debemos apreciar debidamente.

 

 Domingo Guijo

Para empezar, aquellos paisanos nuestros colocaron a Béjar en el mapa de las libertades, pues gracias a ellos se habló de nuestra ciudad en todo el país y recibió una serie de homenajes merecidos, de los que expondré algunos casos. Por ejemplo, el día en que entró en Madrid el General Prim, en loor de multitud, nos cuenta la prensa que “el batallón numeroso del comercio de Madrid, llevaba un estandarte con crespones negros y una riquísima corona de siemprevivas. Aquel estandarte ostentaba el glorioso nombre de Béjar”. Detrás del mismo desfilaban tres comisionados de nuestra ciudad: Melitón Sánchez, Ángel Acosta y Felipe Agero[1].

17 de septiembre de 2021

Un encuentro inesperado (1ª Parte)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2018, pp.  

 *Lector, lo que vas a leer a continuación es un relato inventado cuyos dos protagonistas tuvieron un papel relevante en los sucesos de La Gloriosa en Béjar cada uno a su manera, uno de forma pasiva esos días pero con presencia posterior en el Congreso, el otro de forma activa en Béjar  y en Alcoy, y después en Madrid. En todo caso, aunque es ficción, sus vivencias están basadas en hechos reales.

          La campana de la puerta emitió un sonido agudo, quizá un tanto húmedo, tintineante a la vez que opaco como las monedas al caer sobre un velador de mármol mojado por la lluvia. Mientras la tarde se presentaba desapacible y pasada por agua, un viento racheado bajaba ululante desde la sierra, inmisericorde con los transeúntes y con los hostigos de adobe, levantando por los aires, sin distinciones de condición, los sombreros burgueses y las gorras obreras. 

 Foto antigua de la botica de Primo Comendador, después de Enrique Brochín, más tarde de José Agero, posteriormente de Mª Flor Agero y hoy de Salvador Pérez. Archivo Fotográfico y Documental de Béjar.

 

Quizá por el ruido de la ventisca, acaso porque los años no perdonan y la capacidad auditiva no es equivalente en la mocedad o en la madurez, o posiblemente porque el estado de concentración semi inconsciente no le permitía ver más allá de un remedio para la tos que preparaba a la luz de un quinqué, el caso es que don Primo no la oyó desde la rebotica. La campana, insistente y machacona, resonó y volvió a hacerlo, renovando su convocatoria. Ante la ausencia de respuesta, una atronadora voz le sacó de golpe de su ensimismamiento:

11 de septiembre de 2021

Diego Antonio de Viga, un bejarano conspirando en Manila

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2020.

            De vez en cuando un apellido sonoro emerge en el pozo del olvido para ser rescatado por azares del destino. Sonábame el de Rodríguez de Viga por haber sido difundido tiempo ha en un artículo por don Juan Muñoz García en este mismo periódico, entonces semanario, en 1936[1]. Venía a cuento de que el arcediano de Béjar y canónigo de Plasencia, Francisco de Viga, o Rodríguez de Viga, tanto da, había edificado a su costa una casa contigua a la entonces ermita del Castañar con el fin de que sirviese como hospedería al mismo tiempo que como casa para un sacerdote y confesor que atendiese las necesidades del culto a la Virgen, pues existía desde antiguo un casero o ermitaño que velaba por la decencia y limpieza del recinto. Corría entonces el año 1691 y la postura del edificio se remató en once mil reales que pagaría de su costa. Los terrenos, a la par que el permiso de construcción, los solicitó el arcediano al obispo de Plasencia, el cual tuvo a bien aprobar tan piadoso proyecto. Don Juan Muñoz añadía en su escrito que Rodríguez de Viga había nacido en Béjar y que sus bienes eran ingentes, tanto es así que entre sus títulos de propiedad figuraban los terrenos de Los Picozos. La idea de asentar una comunidad religiosa adyacente a la entonces ermita del Castañar no era nueva porque el canónigo Bartolomé López Dávila había intentado lo propio a principios de ese mismo siglo XVII con los carmelitas descalzos, pero el proyecto no cuajó[2]

Primera imagen de Manila, Sacada de aquí

 

21 de agosto de 2021

Fray Diego de Santa Inés, un bejarano olvidado

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez   

  Que fray Diego de Santa Inés nació en Béjar –no como fraile, por cierto, sino como un niño común- lo dice el mismo que cuenta sus hazañas, fray Juan de San Antonio, salmantino, en los capítulos XXI y ss. del II tomo de la Crónica de la Santa Provincia de San Pablo de la más estrecha regular observancia de nuestro seráfico padre San Francisco, 1729, que se puede leer completa en la red. Más aún, en estimación del autor fray Diego sería la octava abeja, mística eso sí, del escudo de su villa natal. Y con todo, ni wikipedia lo incluye  en la lista de bejaranos ilustres.

 

Antiguo escudo de Béjar, con siete abejas y un león. Salamancartvaldia  

 

       Como muchos ascetas, empezó oyendo voces a edad temprana, para luego desatarse todo lo demás:  

            "De otra suerte miraba a Diego el Padre de las Misericordias, acibarándole el gusto a las conveniencias mundanas, y llamándole con suavidad a las soledades del claustro. Eran frecuentes las inspiraciones, mas como la voz de Dios es tan sutil, no la percibía el cándido joven, divertido con el bullicio de su casa… Ya llegó a ser tanta su sordera, que fue necesaria mayor voz para su vocación… Llamóle por su nombre estando un día solo, y con voz sensible le dijo: Diego, búscame en religión… Segunda y tercera vez repitió su Majestad… y reconociendo el bendito mozo era eco del cielo aquella voz, dejó su patria (Béjar) por obedecer, rendido, a quien se dignó llamarle con vocación tan señalada."

10 de abril de 2021

Joaquín de Zúñiga, XII duque de Béjar y el último de su apellido

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


A mi nieto Joaquín Alonso Zúñiga Sánchez

  Existe bastante información dispersa sobre este personaje, cuyo procesamiento entregaría un acertado análisis focal de la vida de la alta nobleza en la corte madrileña del siglo XVIII. Único hijo varón del tercer matrimonio de su padre Juan Manuel de Zúñiga, XI duque de Béjar, con su prima hermana Rafaela Luisa de Castro y Centurión, nació en Madrid el 28 de abril de 1715 y fue bautizado en la exclusiva iglesia de San Andrés.


Iglesia de San Andrés, Madrid. Es.wikipedia.org

 Huérfano de madre a los tres años, se crio junto a su hermana Ana en el  palacio de Alcañices, situado entonces en la calle de Alcalá, frente a la plaza de Cibeles, y tuvo como preceptor al latinista Juan de Iriarte. De carácter sumiso y apacible, que más tarde se volvió melancólico, y de clara inteligencia, ingresó luego al Colegio Imperial regido por los jesuitas, al que asistía la flor y nata de la juventud aristocrática. De esa época son los versos alabanceros que sus maestros le dedicaron con motivo de una función escolar: Al excelentísimo señor conde de Belalcázar, primogénito del señor duque de  Béjar: “Segunda vez la victoria -logra tu ingenio profundo…” etc.

 

20 de febrero de 2021

Mas vale no ofender a la Justicia: la conclusión del escandaloso episodio del carruaje de don Antonio Pizarro y Pedraza (2ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.828 (05/07/2019), p. 4.

       Los hechos acaecidos el 6 de agosto de 1738 llegaron hasta los oídos ducales, imaginamos que en forma de rumor a los pocos días de ocurridos, y también de forma oficial a través de una denuncia interpuesta ante él por el Corregidor. Así del 20 de agosto se conserva un documento que describe lo acontecido y no precisamente siguiendo la versión recogida por el Consistorio, una versión en la que, recordemos, el primo de Antonio Pizarro había acudido a los regidores para solicitar la apertura de la puerta de paso del coso por la desembocadura de la calle Mayor, petición que se concedió, sino que “hizo romper y derribar una barrera para que entrase en dicha Plaza en el coche su mujer, hermana y criadas[1]”. Su violenta actuación “pudo ocasionar una sublevación de todos ellos

 


Escudo de los Pizarro según el libro de Juan Bautista de la Calle dedicado aAntonio Pizarro y Pedraza en 1756

Y el mismo escudo en una tumba de la rama Pizarro en Gibraleón (Huelva)

9 de enero de 2021

Teresa de Zúñiga, duquesa de Béjar: una mujer triunfante en un mundo de hombres

  Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


    Teresa de Zúñiga (c.1502-1565) era hija única de Francisco de Zúñiga, I marqués de Ayamonte, y sobrina de Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar (el más rico señor que había en Castilla…), y de su esposa María de Zúñiga, duquesa viuda de Béjar, y de todos fue única heredera, acumulando una fabulosa fortuna.

  

Estatua orante y sepulcro del padre de Teresa de Zúñiga

en el monasterio de San Lorenzo de Trasouto, 

Santiago de Compostela Wikipedia

Los sepulcros y del altar del monasterio proceden de Sevilla

 

       Desde muy joven adquirió experiencia en litigios judiciales: casada a los dieciséis años con su primo Alonso Francisco de Sotomayor, conde de Belalcázar,  a los veintitrés, al morir su padre, partió bienes con su madre, hija del duque de Nájera; a los veintinueve tuvo que disputar el título ducal de Béjar y otros estados con Pedro de Zúñiga, marqués de Aguilafuente, y con Diego López de Zúñiga, abad de Santa María la Real de Parraces, ambos hijos legitimados de su tío y de su padre respectivamente.

14 de noviembre de 2020

Pedro Dorantes Arias: un conquistador bejarano en el Río de la Plata (3ª Parte y final)

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.750 (1/04/2016), p. 4.

     Tras la apertura de caminos inexplorados en el sur de Brasil y en las fronteras de Argentina y Paraguay, y tras haber recorrido incansables las márgenes de legendarios ríos como el Paraná y el Iguazú, los hombres de Pedro Dorantes Arias rindieron pleitesía al gobernador del Río de la Plata, Alvar Núñez Cabeza de Vaca[1], con quien habían llegado desde España con el fin de no dejar un palmo de tierra sin conquistar ni un nativo sin someter. La tradición dice que en aquellas tierras los conquistadores españoles se desmontaban de sus caballos y los lanzaban desbocados y a todo galope camino del horizonte, para después marcar la frontera de sus posesiones allá donde el equino, rendido, se detenía. 

 


7 de noviembre de 2020

Pedro Dorantes Arias: un conquistador bejarano en el Río de la Plata (2ª Parte)

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.749 (18/III/2016), p. 6. 

 

       En el diccionario enciclopédico Espasa-Calpe, en su célebre edición de mediados del siglo XX que lustra tantas bibliotecas españolas, solamente encontramos referenciados a cuatro personajes bejaranos. Solo cuatro paisanos que hayan hecho méritos o logrado notoria fama como para merecer figurar en sus ilustres páginas. A saber: el marqués de Valero Baltasar de Zúñiga, Francés de Zúñiga, Mateo Hernández y Pedro Dorantes Arias, protagonista de esta serie de artículos. El personaje es descrito como gran conquistador español del siglo XVI y citados sus descubrimientos en el Nuevo Mundo, los cargos que tuvo, así como una referencia a la recopilación de los escritos en los que dejó constancia de su aventura vital en ese continente[1]. Así mismo, su presencia en toda crónica histórica de aquellos acontecimientos nos da cuenta de la notoriedad del personaje y de su importancia mayúscula dentro del Descubrimiento. 

 

 De los montes bejaranos a tierras americanas

Foto de Manuel Álvarez-Monteserín

 

31 de octubre de 2020

Pedro Dorantes Arias: un conquistador bejarano en el Río de la Plata (1ª Parte)

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4748 (4/03/2016), p. 4. 

 

     La fortuna histórica de que alguien termine dando nombre a una calle, por modesta que esta sea, otorga al beneficiado algo semejante a la inmortalidad. A la inmortalidad o a la perdurabilidad de un nombre, que no de la persona ni de su historia pues ésta suele terminar devorada por la sentencia del olvido y del tiempo. Por tales decisiones en el callejero de nuestra ciudad la figura de Andrés Dorantes nos resulta hoy, al menos, familiar, mientras que la de su pariente Pedro Dorantes Arias ha quedado en el completo anonimato, por más que la historia y los hechos de este segundo sean, si cabe, más legendarios y trascendentales en la compleja y duradera etapa de la conquista de América

 

Andrés Dorantes de Carranza, el otro conquistador de la familia.

Dibujo encontrado aquí


         ¿Quién era este hombre que las crónicas de Indias recuerdan como conquistador en Méjico y Guatemala, descubridor de las tierras del río de la Plata y al que sitúan ocupando importantes cargos públicos en Paraguay? Sin duda uno de los conquistadores más renombrados en su época, prototipo de castellano entregado a la pasión de la aventura del nuevo continente, hombre de espada y sacristía, impenitente en el campo de batalla y sumiso ante Dios. Después de haber servido en España al Emperador Carlos V con su participación en la Guerra de las Comunidades, es nombrado factor u oficial real para viajar a América donde comenzaría su aventura de poder y conquista. Era el año 1529.

24 de abril de 2020

La demencia de Fernando VI y un campanario aragonés enlazados a través de don Joaquín de Zúñiga, duque de Béjar


 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez



"Fernando VI" –el monarca que persiguió a los gitanos y prohibió la masonería- "fue rey de España entre 1746 y 1759. Su último año de reinado se conoce como el año sin rey. Durante ese año, el monarca sufrió un rápido empeoramiento de sus condiciones mentales. La enfermedad generalmente ha sido atribuida a una condición psiquiátrica primaria, generada por un trastorno bipolar".




Padre e hijo con trastornos mentales. Youtube



Un equipo de neurólogos españoles realizó en 2016 un estudio de investigación en archivos y bibliotecas, en busca de información clínica sobre la enfermedad de Fernando VI, concluyendo que 

17 de abril de 2020

De Béjar a Tawi-Tawi

*El día 30 de marzo de este año José Antonio Sánchez Paso me puso al corriente de la publicación en ABC de un artículo sobre el marino bejarano Tomás Olleros Mansilla, figura que tratamos en este mismo blog hace unos años. Orgullosa de que un paisano apareciera en la edición digital de periódico tan prestigioso, lo compartí en las redes sociales con gran éxito de visitas. Poco después se ponía en contacto conmigo Tomás Olleros Izard, hijo de Manuel González de Eiris, autor de una pequeña biografía no venal sobre tan ilustre bejarano de la que todos hemos bebido para conocer sus aventuras marítimas y militares. Me daba las gracias por tratar la figura de su ilustre tío antepasado y me ofrecía la posibilidad de escribir a Francisco Javier Suárez de Vega, el escritor del artículo de ABC. Me lancé a escribirle un correo contándole este asunto y su respuesta, rápida, consistió en mandarme su móvil. Una amena charla y un intercambio de jugosas informaciones me llevó a pedirle el texto para Pinceladas y hoy lo tenéis aquí.  Gracias, Javier. 
 
Autor: Francisco Javier Suárez de Vega.
Publicado: ABC, 30/03/2020.
  Por sorprendente que parezca, lo cierto es que la Armada española ha tenido en esta tierra uno de sus viveros más feraces. Hoy vamos al rescate de un marino y militar bejarano. Su rastro habría desaparecido para siempre entre las brumas de la Historia, de no ser por la sentida biografía escrita por un descendiente, el abogado Manuel Olleros. La casualidad quiso que uno de los escasos ejemplares de este raro tesoro cayese en mis manos.

 Creación de Nieto

Solo tenía 10 años, cuando su padre le exponía a Isabel II la «particular afición» de su vástago por la Armada y solicitaba su admisión, «para cuando cumpla la edad», en el Colegio Naval de San Carlos. Cumplidos los 14, al llegar a Cádiz y ver el mar por primera vez, sus azules quimeras empezaban a hacerse realidad. Era el comienzo de una aventura, la de su vida, que superaría con creces a sus infantiles fantasías.

3 de abril de 2020

Leonor de Pimentel y Zúñiga, primera duquesa consorte de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Sorprende el interés que, en diversas épocas y ámbitos, han despertado la vida y el círculo familiar de esta mujer, como aquel que relata el autor anónimo de la Crónica del rey Enrique IV, 1454-1474, contemporáneo suyo, implicando al papa Pío II:  



      "Y entre otras cosas que hizo exorbitantes otorgó dispensación a don Álvaro de Estúñiga, conde de Plasencia, para que casase con doña Leonor Pimentel, fija de su hermana, su comadre, e su ahijada de pila; la cual dispensación al conde había sido denegada por Nicolao e después por Calisto... Las cuales cosas todas parecieron livianas al Santo Padre Pío, en respecto de recibir doce mil ducados que recibió por esta dispensación."

Pío II

     De ello se hace eco Luis Salazar y Castro, que en Advertencias históricas sobre las obras de algunos doctos escritores modernos, expresa que "cuando don Álvaro de Zúñiga, primer duque de Béjar, casó el año 1459 con doña Leonor Pimentel, hija de su hermana doña Elvira de Zúñiga, y de don Juan Pimentel, conde de Mayorga, se escandalizó Castilla porque semejante vínculo de parentesco nunca se había visto dispensado". 

6 de marzo de 2020

“Muriendo espero todavía”. Antonio del Castillo, capitán de los Tercios de Flandes


Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.808 (05/09/2018), p. 4.

       Las banderas de los Tercios ondean en los campos nebulosos de Flandes. La lluvia, recia y gorda, apenas deja vislumbrar el paso cadencioso de las botas embarradas. Los soldados, chambergos empapados y plumas chorreantes, luchan contra la ventisca. Uno de ellos, el capitán Antonio del Castillo, mientras los ánimos flaquean, no deja de parlotear a los cercanos que es de Béjar y alardea del buen aloque de su tierra, de las aguas cristalinas del río Cuerpo de Hombre y de llevar junto a su corazón el escapulario de la Virgen del Castañar. En agradecimiento a los duques, sus señores, el escudo de los Zúñiga campea en la bandera de su tercio y a ellos jura lealtad sobre la que se impone la voluntad del Rey y de Dios. 

 Capitán de caballería de los Tercios de Flandes. 
Augusto Ferrer-Dalmau


            La vida del capitán Antonio del Castillo parece sacada de una novela y sus andanzas sólo pueden compararse con las de otro capitán de origen bejarano: Juan de Bolaños [1]. Hagamos un ejercicio digno de Suetonio y de sus Vidas paralelas. Comencemos por unas breves pinceladas dedicadas a Bolaños y veremos que, salvo en las fechas, las trayectorias vitales de uno y de otro podrían ser espejos de una realidad continua en aquellos años imperiales. 

24 de enero de 2020

Artilugios, pócimas, remedios, ungüentos y brebajes en la farmacia de Félix Diego Alonso (1760) (3ª Parte y final)


Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado:  Béjar en Madrid,  nº 4.771 (17/0/2017), p. 4.

En cuanto a los componentes derivados de las plantas, y a pesar de que su nombre parece más bien proveniente de un ser mítico, la “sangre de dragón” no era otra cosa que la resina del árbol Drago, característico de las islas Canarias aunque también por entonces se encontraban en las Indias Orientales y Occidentales. Al componente Palacios lo define como goma o zumo resinoso y se le adjudican propiedades tales como contener las hemorragias, limpiar las llagas purulentas, cicatrizar las heridas y aliviar las contusiones. Su administración se realizaba tanto en forma de jarabe como de ungüento sobre las laceraciones. 
 Sangre de dragón
Del ruibarbo, una raíz tuberosa originaria de Persia y China, se aprovechaba tanto su parte oleosa para excitar el apetito, matar las lombrices y potente tranquilizante, como su corteza con el fin de fortalecer el estómago.

17 de enero de 2020

Artilugios, pócimas, remedios, ungüentos y brebajes en la farmacia de Félix Diego Alonso (1760) (2ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.770 (03/02/2017), p. 4.

Más curiosos son los componentes de los que se valía Félix Diego Alonso, boticario del siglo XVIII con establecimiento abierto en la villa de Béjar, para elaborar sus remedios, ungüentos, brebajes y recetas magistrales. Para que el lector no se pierda entre tanto nombre extraño los hemos clasificado según su origen, ya bien sea mineral, vegetal o animal, haciendo un apartado específico a otra de las profesiones de los boticarios entonces, esto es la venta de componentes y mezclas para pinturas (al fin y al cabo no estaba tan lejos de la farmacopea la mezcolanza de tinturas para producir bellos colores) que dejaremos para el final. 
 

11 de enero de 2020

Artilugios, pócimas, remedios, ungüentos y brebajes en la farmacia de Félix Diego Alonso (1760) (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas 

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.769 (20/01/2017), p. 4.



Ejercer la profesión de boticario en el siglo XVIII significaba ser tratado como un personaje notable por sus conciudadanos, un erudito, un sabio, sobre todo a raíz del desarrollo en campos de la investigación tan interesantes como la botánica, la medicina y la química durante el siglo de la Ilustración

 Farmacia del siglo XVIII. Museo de Teruel

Aún con todo, la amalgama entre saberes tradicionales y los nuevos descubrimientos con métodos “modernos” se efectuó de manera progresiva sin que se abandonasen del todo las prácticas antiguas. Hay que tener en cuenta que lo que hoy día nos parecen, en cuanto a botánica o farmacopea, ingredientes cuasi acientíficos entonces su aplicación se consideraba probada por la ciencia y comprobable empíricamente (véase el caso del “cuerno de unicornio” que luego veremos). 



De los boticarios que ejercieron en Béjar en el setecientos tenemos la suerte de conocer algunos nombres como los de Manuel Aguado, José de Oliva y Félix Diego Alonso[1]. En el Archivo Histórico Provincial de Salamanca se guarda el inventario de bienes al fallecimiento de este último (fechado el 20 de abril de 1760[2]), al que dedicaremos esta serie de artículos, y del que se extraeremos jugosos datos derivados de los artilugios, pócimas, brebajes, libros y ungüentos que atesoraba en su casa a la hora de su muerte. Como curiosidad iré desgranando y explicando cada uno de ellos siguiendo los manuales de botánica y farmacopea que Félix Diego Alonso poseía en su interesante biblioteca

La Botica de Ximeno de Peñaranda de Duero.
Foto extraída de aquí



Nuestro boticario gozaba de un establecimiento de farmacopea abierto al público en la calle Mayor de San Gil, frente al entonces hospital, a la altura de la casa donde vivió don Nicomedes Martín Mateos. El dato nos lo ofrece Óscar Rivadeneyra en su trabajo sobre el catastro del Marqués de La Ensenada (1753)[3]. Sabemos por el inventario de bienes que la casa en la que situaba era la principal de su morada, donde murió Félix Diego Alonso, nacido por cierto en Toro (Zamora) y en la que había habitado con su mujer Josepha Domínguez de Barrientos y sus numerosos hijos[4]

  Disponía de un corral y una bodega, describiéndola el escribano como “casa de mucha vivienda” y tasándola por la nada desdeñable suma de 17.000 reales. El negocio le procuraba unos beneficios de 50 ducados de oro al año [5] y se desplegaba con su conjunto de armarios o armazones en el portal con “estantes de la sal, incluidas las vidrieras”. Lucía entonces sus artículos de la misma forma que hasta hace breve tiempo, en botes ordenados detrás de cristaleras y debidamente organizados en armarios y estanterías. No faltaba “el mostrador que sirve para el despacho con tres cajones” y “la escalera de paso para subirse en caso de no poder alcanzar “las 42 cajas para yerbas, flores y emplastos”, los 142 “votes para gomas, rraices y simientes”, los 41 “votes de ungüentos y los 65 “frasquitos para espíritus, tinturas y aceites”.

 Instrumentación de botica del siglo XVIII
Foto sacada de aquí


 El portal disponía también de “dos bancos pequeños de castaño para que los clientes pudieran descansar mientras demandaban sus artículos. El boticario poseía también 4 redomas de 8 libras cada una y 148 redomas pequeñas. Según El Diccionario de Autoridades redactado en 1737[6] una redoma era una “vasija gruessa de vidro, de varios tamaños, la qual es ancha de abaxo, y vá estrechándose y angostándose hácia la boca”. Es posible que las utilizase para fabricar los ungüentos, pomadas y remedios.

En cuanto a los libros especializados en temas farmacéuticos, Félix Diego Alonso lucía en su biblioteca[7] la Farmacopea de Loeches (Juan de Loches fue un boticario de principios del siglo XVIII, autor de Tyrocinium pharmaceuticum), la Farmacopea Matritense, el Libro de Jerónimo de la Fuente (Jerónimo de la Fuente Piérola ejerció la disciplina farmacéutica en Sigüenza a finales del siglo XVII y publicó en 1863 Tyrocinio pharmacopeo), la Farmacopea de Palacios (se refiere a Félix Palacios y Bayá, farmacéutico de Madrid que vivió entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, autor de Palestra farmacéutica, químico-galénica), el Dioscórides Ilustrado (aquí hay que remontarse al siglo I d.C., momento en el que redactó un manual de farmacopea que le sobrevivió durante siglos, su De Materia Medica), el Libro de Juan Duidos y la Farmacopea de Juher (dos autores extranjeros de los cuales no hemos podido extraer más datos, probablemente porque el escribano transcribió sus nombres de manera errónea), y Las Perlas Occidentales
 


En el último apartado del inventario recoge los clientes de los distintos pueblos a los que administraba recetas, entre otros Candelario, La Hoya, Peñacaballera, Valdefuentes, Puerto, Peromingo, Fuentebuena, Vallejera, Navacarros, La Nava, Valverde, Navalmoral, La Calzada, Fresnedoso, Valdesangil, Sorihuela, Sanchotello, Colmenar o Valdehijaderos.

Continuará


[1] Béjar, 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Introducción de Pedro GARCÍA MARTÍN. Tabapress y Ayuntamiento de Béjar. Madrid, 19990, p. 91.

[2] AHPSA. PN. 884. 20 de abril de 1760, fol, 319.

[3] RIVADENEYRA PRIETO, Óscar. “Plano del entorno de Santa María y El Salvador según el Catastro de La Ensenada (1753)”. El autor otorga a la casa y negocio de Félix Diego Alonso el número 199. Revista Estudios Bejaranos, nº XX, desplegable y pp. 63-70. Ayuntamiento de Béjar y CEB, 2016.

[4] Los datos familiares pueden ser consultados en el Archivo Parroquial de El Salvador. Libros Sacramentales de Casados, Bautizados y Difuntos.

[5] Béjar, 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Introducción de Pedro GARCÍA MARTÍN. Tabapress y Ayuntamiento de Béjar. Madrid, 19990, p. 91.

[6] El Diccionario de autoridades se publicó entre 1726 y 1739 por la Real Academia de la Lengua Española y como tal es el primer compendio realizado por la institución. Para el artículo me he servido del buscador facilitado por la RAE en su web http://web.frl.es/DA.html (consultado en diciembre de 2016). A partir de ahora lo llamaremos DA para abreviar.


[7] La mayoría de los títulos que ofrecemos a continuación pueden ser descargados gratuitamente a través de Google Libros.