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8 de diciembre de 2011

Algunas notas sobre el pensamiento de Dorado Montero



Autor: Javier R. Sánchez Martín 
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.414 (20/10/2006) 




"El Cristo de la sangre" de Ignacio Zuloaga
Un científico es una persona con preparación adecuada, que estudia cualquier rama de la ciencia para comprenderla y, si puede, hacerla progresar. A la vista de esto no cabe duda de que Dorado Montero fue un destacado científico que construyó una teoría del Derecho Penal completamente innovadora, casi revolucionaria, hasta el punto de ser calificada de utopía. Hoy día, cuando el tiempo ha demostrado que las teorías de Dorado eran correctas, estamos en condiciones de afirmar que, aparte de ser uno de nuestros juristas más prominentes y europeístas, se adelantó en muchos años a su tiempo.


Pero quizá sea más desconocida su obra filosófica, más irregular pero también muy interesante. Como muestra, hablaré de un artículo que publicó en 1912 en la revista “La España Moderna”, titulado Religión y Ciencia, Razón y Fe. Según se indica en la revista, el texto había sido escrito varios años antes y, cuando enviaron las pruebas a Dorado, ni siquiera recordaba haberlo escrito. Añade -y parece aquí que la revista refleja la opinión que les había transmitido el autor-, que “sólo en alguna parte coincide con lo que ahora se diría si hubiera de nuevo que redactar este escrito, pero traduce, al cabo, un estado mental”.

4 de diciembre de 2011

D. Pedro Dorado Montero, un penalista salmantino nacido en Navacarros (3ª Parte)


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado en  “Béjar en Madrid”, nº 4.413, 13/10/2006.


Desde principios del siglo XX, y poco a poco, Dorado Montero se irá replegando cada vez más sobre sí mismo, dedicándose a una agotadora actividad intelectual. Así, sólo el epistolario que posee el Archivo Histórico de la Universidad está compuesto por unas 2.300 cartas y tarjetas postales que le fueron escritas entre los años 1890 y 1918. Por ejemplo, se cartea con frecuencia con Giner de los Ríos, con Azorín, con el criminalista Rafael Salillas, con el político Joaquín Costa, y un largo etcétera. Además de contestar a su mucha correspondencia, se dedicaba a escribir artículos para revistas especializadas, que constituían una de sus fuentes de ingresos para complementar su precaria economía, aunque a veces se queja del poco rendimiento económico que obtenía de ellos en comparación con el gran esfuerzo que le costaba elaborarlos. Otro complemento económico lo consigue mediante la realización de  traducciones especializadas, pues domina el alemán y el italiano, cosa poco frecuente en la época.

Volvía a Navacarros en los veranos buscando la tranquilidad del campo, y gustaba de ir todos los días hasta un huerto que tenía al lado de la Casa del Concejo, que la familia donó al municipio para zona de recreo. Iba allí para su esparcimiento y distracción, pero también para pensar y, quizá, para hallar la paz de espíritu que no encontraba en Salamanca. Algunas veces le acompañaron hasta el pueblo amigos salmantinos, entre los que dicen que estaba Unamuno.

Aula "Pedro Dorado Montero" en las Escuelas Mayores

Su carácter, cada vez más retraído, y su apartamiento voluntario de la vida social durante un largo período de tiempo, harán que muera casi olvidado el 26 de febrero de 1919, a las ocho y media de la mañana. Pero fue precisamente su muerte la que le rescató del olvido social. En efecto, narra El Adelanto que a su entierro civil asistieron miles de personas, a pesar de la mañana lluviosa, con gran despliegue de banderas socialistas. Entre ellos, muchos estudiantes y obreros. La comitiva partió de su casa, cercana al río Tormes, atravesando la Plaza Mayor, camino del cementerio civil. Allí fue enterrado en una sencilla fosa, precisamente al lado de Mariano Arés, su antiguo profesor de Metafísica. Entre los asistentes estaba Unamuno, quien improvisó un corto pero sentido discurso, que comienza: «Enterramos hoy, los ciudadanos de Salamanca, a este hombre civil, amigo, maestro y consejero de todos; a este hombre que trabajó por la redención de los delincuentes, porque sabía entender, mejor que nadie, aquellos versículos de “no juzguéis para no ser juzgados, porque en la medida que juzgaréis seréis juzgados”. Y lo enterramos en esta tierra sagrada y bendita, tierra bendecida y sagrada por los que aquí reposan, bajo el mismo cielo que a todos cobija, bajo su luz, que a todos nos ilumina por igual.»


23 de noviembre de 2011

D. Pedro Dorado Montero, un penalista salmantino nacido en Navacarros (2ª Parte)



Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.412 (06/10/2006) 


            El joven Dorado cursa simultáneamente las carreras de Derecho y de Filosofía y Letras, gracias a una beca del Colegio Mayor de San Bartolomé que consiguió por oposición. Ya en cuarto curso consigue, también por oposición, una nueva beca de las creadas por iniciativa del catedrático de Metafísica, Mariano Arés. Precisamente la muerte sin sacramentos de Arés y su posterior entierro en el cementerio civil (privado por decreto episcopal de sepultura eclesiástica), entierro al que asistió Dorado, conmovió a la conservadora Salamanca de finales del XIX, que por aquellas fechas veía llegar a un joven catedrático cuya intención inicial era permanecer poco tiempo allí, Miguel de Unamuno


Francisco Giner de los Ríos
En 1882 Dorado concluye Derecho y en 1883 Filosofía, ambas con la calificación de Sobresaliente en los ejercicios de grado, trasladándose entonces a Madrid, a la Universidad Central, para cursar el doctorado en Jurisprudencia. Allí entra en contacto con Francisco Giner de los Ríos y su "Institución Libre de Enseñanza", que comienza ya a despuntar y a atraer a los intelectuales más relevantes de la época. Giner fue amigo y consejero de Dorado durante toda su vida, hasta el punto de enviarle varias de sus obras más relevantes para que Giner las corrigiera antes de publicarlas.

            Una vez concluido el doctorado, Dorado, hombre inquieto y con expectativas de formación poco comunes en la época, ve conveniente trasladarse al extranjero para completar su formación. Para valorar este gesto que hoy parece tan corriente, hay que situarse en la España de finales del siglo XIX y pensar en la precariedad de medios de Dorado. Nuevamente por méritos consigue una pensión, que le otorga el rector de la Universidad Central, para ingresar en el Colegio Español de San Clemente, de Bolonia, en Italia, institución fundada por el cardenal Albornoz. Allí entró en contacto con los criterios doctrinales de la conocida como “Escuela Positiva”, que tanto influirían después en su concepción de lo que debía ser el derecho penal, basado más en la rehabilitación del delincuente que en los aspectos punitivos. Permaneció en Italia entre 1885 y 1887, período que coincidió con el florecimiento de la mencionada escuela positiva.

20 de noviembre de 2011

D. Pedro Dorado Montero, un penalista salmantino nacido en Navacarros (1ª Parte)


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: “Béjar en Madrid”, nº 4.411, 29/12/2006.

       Mis padres son de Navacarros y, aunque vivíamos en Béjar, cuando yo era pequeño subíamos con cierta frecuencia a este pueblo a ver a mis abuelos. De aquel tiempo recuerdo con nostalgia la campiña, que configuraba un entorno natural privilegiado. Entonces no había comenzado aún la desordenada construcción de chalés en prados y huertas de los alrededores que, en mi opinión, ha estropeado en parte la belleza serrana de este pueblo. Recuerdo también las fiestas de la Magdalena, en julio, en las que bailábamos hasta agotarnos. Y, cómo no, la figura de un sacerdote extremeño recién llegado, don Manuel García Tovar, que por sus cualidades humanas y religiosas pronto sería un personaje popular en toda la zona. Don Manuel ofició el funeral por mi padre, me casó y, sobre todo, me honró con su amistad mientras vivió. 

            Y, entre otras muchas cosas, hay una que me llamó poderosamente la atención: en una pequeña plaza del pueblo había una casa con una placa que decía escuetamente: “Recuerdo de sus convecinos a don Pedro Dorado Montero”.

Pedro Dorado Montero


11 de julio de 2011

Pequeño reportaje de Canal Extremadura sobre el textil bejarano

En estos días de asueto estival (el cual me impide pasar por vuestros blogs con la asiduidad habitual) os dejo un vídeo de Canal Extremadura en el cual se explica el proceso textil enmarcado en Béjar y en las fábricas que aún continúan en funcionamiento en la ciudad. Uno de los intervinientes es Javier R. Sánchez Martín, colaborador de este blog y encargado de explicar la Historia de la Industria Textil en Béjar.


31 de enero de 2011

El Arroyo del Bejarano en Córdoba y su misteriosa relación con Béjar




La entrada anterior titulada “Molinos hidráulicos, batanes y fábricas textiles de Béjar” dijimos que era un resumen del discurso realizado por Javier R. Sánchez Martín en una conferencia que formaba parte de las IV Jornadas Técnicas sobre el Arroyo del Bejarano en Córdoba de este mismo año.

¿Arroyo Bejarano? ¿Córdoba? Pues sí, cierto. Yo fui la primera sorprendida al enterarme de que en Andalucía existía un paraje y un río con este nombre, así que acudí a google como haría toda persona curiosa. En Cordobapedia encontré lo siguiente:



25 de enero de 2011

Molinos hidráulicos, batanes y fábricas textiles en Béjar

Autor: Javier R. Sánchez Martín

*Resumen de la conferencia pronunciada en las IV Jornadas Técnicas sobre el Arroyo del Bejarano en Córdoba de este mismo año. El texto ha sido extraído con permiso de su autor del blog Bejaraniensis

La historia de Béjar, pequeña ciudad castellana situada al sur de la provincia de Salamanca, ha estado siempre ligada a la industria textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando la industria textil pasó por épocas de prosperidad los bejaranos prosperaron con ella, y cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó momentos de penuria.

Se trata de uno de los casos más importantes de especialización productiva de Castilla que, con todos sus avatares, ha sobrevivido al paso de los siglos e incluso a la desaparición de casi toda la industria textil castellana. Esta supervivencia es aún más loable si se tiene en cuenta que se trata sólo de una pequeña ciudad, casi aislada en lo que se refiere a la actividad textil, y muy alejada de las áreas textiles españolas de referencia, la catalana y la valenciana.

El río que pasa por Béjar es el Cuerpo de Hombre, que ha sido clave en el desarrollo industrial de la ciudad. Este río nace en la Sierra de Béjar, a 2280 metros de altura y desemboca en el río Alagón a 420 m. de altura. Es decir, en poco más de 40 km de recorrido sinuoso salva un grandísimo desnivel, de casi 2.000 m., lo que hace que haya sido utilizado siempre para transformar la energía hidráulica en energía mecánica y, más adelante, en energía eléctrica.



12 de diciembre de 2010

Béjar, su patrimonio industrial y otras cosas de interés


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.257. 17 de octubre de 2003

*Este artículo recoge fragmentos del original, pues en él se trataban asuntos propios de año 2003 que no vienen al caso.


Según Pascual Madoz, en el año 1849 había en Béjar 200 fábricas produciendo 754.600 varas de paño al año y dando empleo a 4.000 personas, además de otras 600 que trabajaban en los 40 telares de lino y cáñamo disponibles. La mayoría de las fábricas debían ser pequeñas o muy pequeñas, aunque algunas de ellas eran bastante grandes. Así, por ejemplo, Rosa Ros indica en “La Industria Textil Lanera de Béjar (1680-1850)” que en 1850 la empresa Rodríguez y Hermanos tenía 182 operarios, y la de Jerónimo Gómez Rodulfo entre 180 y 200.

Lo cierto es que por esas fechas debieron construirse gran número de edificios fabriles, la inmensa mayoría de los cuales han sucumbido, unos debido a incendios, otros a derribos, y otros simplemente caídos por el abandono y el paso del tiempo. Sobre las ruinas de muchos de ellos se construyeron nuevas fábricas, incluso hasta varias veces en épocas sucesivas. No obstante, todavía queda en pie algún edificio que podría fecharse muy probablemente en el siglo XIX.


18 de noviembre de 2010

Costumbres y tradiciones bejaranas

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.381. 3 de marzo de 2006.

Con motivo del fallecimiento de Pepe Frutos, Ángel Gil publicó en primera página un sentido artículo en el que hablaba de distintos aspectos de la vida del fallecido. Allí fue donde me enteré de que Pepe había publicado en 1994 un libro titulado “Costumbres y tradiciones bejaranas”, texto del que hasta ese momento no tenía noticia alguna.

Tengo que decir que para mí siempre supone una satisfacción enterarme de que existe un libro sobre temas bejaranos que no conozco, máxime si, como en este caso, estaba escrito por una persona a la que yo apreciaba. Y también un reto, pues a veces no resulta fácil encontrar este tipo de libros. Así, y después de realizar un par de pesquisas fallidas, un buen amigo me lo facilitó con rapidez, y en cuanto pude comencé su lectura.


Subir a la montaña

15 de octubre de 2010

A vueltas con la Ruta de las Fábricas Textiles

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.600. 14 de mayo de 2010.



Me gusta perderme entre las fábricas, pesqueras, canales, puentes, chimeneas y agua -últimamente mucha agua-, que constituyen la Ruta de las Fábricas. Todos estos elementos conviven con los árboles, matorrales, flores y animales sin estorbarse mutuamente: la naturaleza y la obra humana en perfecta armonía. La limpieza concienzuda de las riberas del río realizada en fechas recientes por una empresa especializada ha hecho que la Ruta luzca en todo su esplendor. Esperemos que, a partir de ahora, haya un mantenimiento periódico pues, si no, corremos el riesgo de que todo lo logrado dure poco.


Y para mayor realce, la Ruta tiene últimamente muchos paseantes. Un soleado domingo de marzo pude contar a más de cincuenta personas a lo largo de ella, y el primer domingo de abril, recorriéndola con el programa Equinoccio, entre los asistentes y el resto de los paseantes que iban de por libre podía haber cerca de cien personas, lo que da una idea de su potencial turístico. Me fijé en las caras y, a pesar de que había bejaranos, muchas eran para mí desconocidas, lo que habla a favor de la labor de difusión que se está realizando por parte del Ayuntamiento en su página web, en la Oficina de Turismo, en los distintos museos, medios de comunicación, etc. Es su trabajo, pero estoy seguro de que lo hacen con agrado porque la Ruta gusta.


14 de junio de 2010

Mis impresiones sobre la Ruta de las Fábricas Textiles


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.218. 17 de Enero de 2003

Estas Navidades he descubierto el placer de pasear por el Paseo Fluvial que bordea el río Cuerpo de Hombre, y del que se ha ocupado “Béjar en Madrid” en su especial 2002. He ido algunos de los pocos días que no ha llovido, pues la meteorología no ha sido especialmente benévola durante este período de vacaciones escolares.



Si se empieza por su extremo norte, se coge el Paseo en el lugar en que se juntan el río Frío y el Cuerpo de Hombre, justo al lado de la pesquera Batuecas y de la fábrica de Hijos de Rafael Díaz, siendo necesario saltar un pequeño muro. Continúa por la margen izquierda del río hasta llegar a la antigua fábrica de Luis Izard Muñoz, posteriormente de Cascón, pasando primero por un pequeño edificio anexo semiderruido en el cual pueden observarse todavía los restos de una rueda hidráulica (¿se llamaban “de cárcavo”?). Después de saltar una barandilla metálica, se cruza el puente de los Izares y se accede nuevamente al Paseo que, a partir de ahora, discurre siempre por la margen derecha.

Se deja atrás la Pesquera de los Caballos para encontrar a la izquierda la antigua fábrica de Téllez, unida por un puente a la que después hizo nueva, y que es la actual fábrica de tejidos de Farrás. Enseguida aparecen ante tu vista el robusto y geométrico puente de hierro del ferrocarril, y un poco más allá la antigua fábrica de Gilart, que pronto será el museo textil. Guardo de esta fábrica un recuerdo especial, primero porque en ella trabajó muchos años como tintorero mi padre, Álvaro, y segundo porque allí realicé yo unas prácticas de grato recuerdo entre autoclaves y barcas de tintura.

14 de marzo de 2010

Paseando por Béjar: recuerdos de la calle Colón

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid


Nuestro paseo anterior terminó a la altura de la casa de Clavijo, muy cerca del convento de la Piedad, más tarde Casino Industrial, del que ya he hablado. Pero, ya que estoy nuevamente a su altura, me gustaría añadir que ese convento fue fundado en 1591 por doña Brianda, segunda esposa del duque don Francisco, ese duque que murió guerreando allá por Buda (actual Budapest) y cuyo cadáver fue traído desde tan lejano lugar a Béjar y enterrado en el altar mayor de ese convento. Excepto su corazón, que ordenó fuese enterrado en el monasterio de Guadalupe, a los pies de la imagen de la Virgen del mismo nombre; y allí sigue, bajo una losa con una leyenda que lo explica. Con el tiempo se olvidó donde estaba el cuerpo, hasta que unas obras realizadas en el convento -ya desamortizado- en el último cuarto del siglo XIX lo sacaron a la luz. Se conservaba su fino vestido de terciopelo verde, con botones dorados, botas altas y un espadín con empuñadura.

Enfilo hacia la calle Colón. Esta calle se llama así en homenaje al insigne marino, descubridor del continente americano. Seguro que sabes, querido lector, que esa calle se llamó Solana, pero lo que quizá ignores es que el cambio de nombre se produjo en la lejana fecha de 1892, año en que, a propuesta del alcalde Juan Bautista Zúñiga, se cambió por Colón. Resulta curioso que hoy día, ciento quince años después, muchas personas en Béjar nos sigamos refiriendo de vez en cuando a esa calle como la Solana. Fue también en 1892 cuando se cambiaron otros nombres de calles, como la calle Isabeles por Mayor de Reinoso, o la del Comendador por Sánchez Ocaña, entre otras.

Comienzo de la calle Colón. 
Al fondo jardín de Higinio Cascón

28 de febrero de 2010

Paseando por Béjar: los alrededores de la ciudad

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.442. Mayo de 2007.




Desde la Ronda de Viriato accedo a la carretera de Aldeacipreste. Antes paso por las casas de Llopis a la altura del lugar donde estaba la tienda de comestibles de Saturnino García “El Chino”, entrañable personaje que llevaba en la sangre su afición al noble arte del toreo.

La carretera de Aldeacipreste siempre se utilizó como lugar de paseo y para tomar el sol en la primavera y el otoño. Hoy día es más complicado, pues sigue siendo igual de estrecha y su tráfico se ha incrementado significativamente, debido a la cantidad de viviendas que se han edificado por esa zona. En efecto, antes de llegar a la fábrica de don Paco se han construido a un lado y otro de la carretera varias urbanizaciones de chalés adosados en las que ya habitan bastantes personas.

Nave de la fábrica de Navamuño o de Gómez- Rodulfo


17 de febrero de 2010

Paseando por Béjar: desde la Plaza Mayor a la Antigua


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.438. 6 de abril de 2007


Accedemos a la Plaza Mayor de Maldonado por la calle Mayor de Pardiñas, que perpetúa el recuerdo del general de ese nombre que, en 1838, derrotó a la facción carlista que merodeaba por Béjar. Hay que precisar que nuestra ciudad había tomado el partido de los isabelinos.

Al entrar en la Plaza, lo primero que llama nuestra atención son los elegantes soportales existentes a derecha e izquierda. Este tipo de soportales son característicos de las plazas mayores de muchas ciudades castellanas, que las embellecen y dan solera. También los posee el edificio del Ayuntamiento y las casas que ocupan todo el lateral norte de la plaza.

 Iglesia de El Salvador desde los soportales
de la Plaza Mayor

A nuestra derecha queda la iglesia de El Salvador, cuyo emplazamiento en lugar preeminente recuerda la secular influencia de la religión en la vida del pueblo. Y al sur de la plaza, el Palacio Ducal, asentado en la parte más alta, donde a finales del siglo XII o principios del XIII pudo haber ya una alcazaba árabe. Después, las primeras ramas de los navarros Estúñiga edificarían el palacio y sus descendientes los Zúñiga lo irían agrandando y embelleciendo progresiva-mente. En 1777 muere sin descendencia el 11º duque, Joaquín Zúñiga Sotomayor y Castro, que fue el último que llevó el apellido Zúñiga y que tuvo como título principal el de duque de Béjar. Su sobrina y heredera, Mª Josefa Alonso Pimentel y Téllez de Girón, estaba casada con el conde-duque de Benavente; no residieron nunca aquí y, además, antepusieron el título benaventano al bejarano.

14 de febrero de 2010

Paseando por Béjar: de La Corredera a la Plaza Mayor

Autor: Javier Ramón Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, n.º4.435. 16 de marzo de 2007.



Es un sábado precioso de finales de otoño. El tiempo acompaña y estimula a salir a pasear. Paso por el parque y me sorprendo de que los árboles conserven todavía muchas de sus hojas. La verdad es que no me había fijado hasta ahora e ignoro si ha pasado en años anteriores, pero resulta extraño. Yo creo que el calentamiento de la atmósfera y otras lindeces, fruto de las tropelías que los humanos estamos cometiendo con el medio ambiente, están conduciendo a un cambio climático irreversible que ya estamos empezando a pagar y, sobre todo, que pagaran con creces los futuros habitantes del sufrido planeta Tierra. Porque en el tema medioambiental no estamos sólo dilapidando la herencia de nuestros antepasados, sino que estamos gastando a cuenta la herencia de nuestros hijos; y eso es grave.

La Corredera

De hecho, cada vez se observan más indicios de una cruda realidad: el clima está cam-biando y no precisamente a mejor. Así, la primavera y el otoño son cada vez más cortos; a veces hace otoño en invierno; las nevadas que caían todos los años en Béjar por navidad hoy día son historia; cuando menos se espera una catástrofe natural asola cualquier punto del planeta,… y podríamos seguir hasta llenar varias páginas.

17 de enero de 2010

Breve Historia de la industria textil (3ª Parte y final)


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, Especial de Navidad 2005

En la primera quincena del siglo XX se producen numerosas huelgas, que sembraron el hambre y la miseria en una población cuyos recursos económicos eran ya de por sí muy escasos. La más dramática fue la de 1913-1914, que puede calificarse como una de las huelgas más largas y tristes de la historia de Béjar, que fue originada por la finalización y consiguiente renegociación del convenio sobre trabajo y jornales que había estado vigente durante 10 años. En esta situación de paro total y con gran cantidad de emigración, en 1914 estallaría la Primera Guerra Mundial lo que haría que Béjar no reaccionara inicialmente y no aprovechara las reiteradas ofertas de los ejércitos en liza, especialmente del francés para que fabricara uniformes para ellos. Cuando la industria textil volvió a ponerse en marcha, ya le fue muy difícil hacerse con buenos contratos por la competencia de otros centros textiles como Cataluña, la zona valenciana e incluso Hervás. A la vecina población de Hervás, que reaccionó más ágilmente, derivaron contratas que inicialmente estaban destinadas a Béjar. En aquella época todas las empresas se encontraron con problemas de desabastecimiento de materias primas, principalmente lanas y colorantes, así como con restricciones en las importaciones, lo que trajo como consecuencia unos aumentos de precios desmesurados, y que afectaron a todos.

Fábrica de García y Cascón

Es noticia reseñable también que, en 1917, la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Béjar, presidida por Emilio Muñoz, y de acuerdo con la Escuela Industrial solicita un Acondicionamiento de Materias Textiles, para cuya concesión realizaría eficaces gestiones el entonces diputado a cortes, Filiberto Villalobos. El Acondicionamiento, que sería el cuarto establecido en España después de los de Barcelona, Tarrasa y Sabadell, se inauguraría el 24 de febrero de 1920 aunque parece que ya estaba funcionando desde un mes antes. Sería su primer director Miguel Muñoz Elena, a la sazón también director de la entonces Escuela Industrial.

13 de enero de 2010

Breve Historia de la industria textil (2ª Parte)


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, Especial de Navidad 2005


La mecanización de la producción, la Escuela Industrial y la llegada del ferrocarril.

El inicio de la era industrial se fija en Béjar hacia 1824, año en el que algunos fabricantes textiles compraron máquinas de hilar y cardar a la casa Cockerill de Lieja (Bélgica). Por aquellas fechas se inició también la mecanización del perchado y del tundido de paños, este último mediante la introducción de tundidoras transversales.

Las máquinas de hilar adquiridas eran con toda seguridad “jennies” y, suponiendo que cada surtido de carda e hilatura estuviese equipado con cuatro jennies de 60 husos, en 1834 existirían en Béjar 144 máquinas de hilar de este tipo, que podrían haber eliminado el trabajo de unas 2.880 hilanderas manuales (unas 20 por cada máquina), que hubieran sido las necesarias para surtir de hilo con tornos tradicionales a los 221 telares existentes en aquel momento en la villa.



Fotografía del interior de la fábrica de Rocamora (La Fabril)

Sin embargo, en lo referente al tisaje, la introducción de la lanzadera volante fue probablemente tardía y poco completa, como lo sugiere el hecho de que entre los 21 telares de que disponía en 1850 la empresa Rodríguez Hermanos, sólo 7 tenían lanzadera volante.

9 de enero de 2010

Breve Historia de la industria textil (1ª Parte)

Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, Especial de Navidad 2005



El origen de la fabricación textil. Edad Media y Moderna.

La historia de Béjar, pequeña ciudad castellana situada al sur de la provincia de Salamanca, ha estado siempre ligada a la industria textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando la industria textil pasó por épocas de prosperidad la ciudad prosperó con ella, y cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó por momentos de penuria.


Dintel de la antigua casa obrador del
"maestro flamenco" Juan Luis Meluis. Béjar


Según diversos indicios, el origen de la actividad textil bejarana se remonta al siglo XIII, es decir, poco después de que estas tierras fueran repobladas por el rey Alfonso VIII de Castilla, y habiendo concluido ya la etapa de dominación árabe. Los motivos probables por los que se inició esta actividad precisamente aquí están muy bien descritos por Cristino Bueno.

En el siglo XV ya existían en Béjar pequeños centros para la fabricación de paños que, bajo la tutela de los Duques, fueron creciendo y haciéndose un lugar importante dentro del mercado español.

29 de noviembre de 2009

Tomás Rodríguez, arquitecto bejarano


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 7 de Julio de 2006.

Tomás Rodríguez Rodríguez nació un 17 de diciembre de 1907 en esta pequeña y bella ciudad del sur de Salamanca- ya casi extremeña- llamada Béjar. De hondas raíces bejaranas, pues era hijo de Mateo Rodríguez Gómez, prestigioso fabricante textil (ver Béjar en Madrid número especial de diciembre de 2004), y de Justa Rodríguez Olleros. Mateo y Justa tuvieron 4 hijos: Ana, Tomás, María y Mateo Rodríguez Rodríguez.

Estudió la carrera de arquitecto en ese castizo y desenfadado, pero también muy politizado y convulsionado, Madrid de finales de los años veinte y principios de los treinta, sobre el que ya comenzaba a soplar la brisa que más tarde se transformaría en el huracán del trágico enfrentamiento que se avecinaba. Terminó la carrera en 1933, obteniendo después el grado de doctor arquitecto.

Hotel Colón.
Fotografía extraída de Fotos Antiguas de Béjar

Poco después fue nombrado Arquitecto Escolar de la provincia de Badajoz, dependiendo del Ministerio de Instrucción Pública, comandado en aquélla época por ese inolvidable personaje salmantino que fue Filiberto Villalobos, D. Fili, como se le llamaba cariñosamente. Por aquella época vivía a caballo entre Madrid y Badajoz.

La Guerra Civil le coge en Madrid, donde reside con su hermano Mateo en la calle Gran Vía, mientras que el resto de la familia permanecía en Béjar. Como es bien conocido, ambas ciudades estaban en distinta “zona”, por lo que la comunicación entre familiares de una y otra era muy difícil. La familia cree que la falta de noticias de los dos hermanos en un país en cruenta guerra civil precipitó la muerte de su padre, que falleció el 21 de septiembre de 1936. Tomás y Mateo no conocerían la triste noticia hasta enero de 1937, por medio de un prisionero de guerra bejarano al que conocieron en Madrid.

17 de octubre de 2009

Reflexiones sobre la felicidad



Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.319. 24 de diciembre de 2004.


Yo creo que todos llevamos en nuestro interior un filósofo. En mayor o en menor grado pero, al fin y al cabo, un filósofo. Incluso aunque no hayamos estudiado filosofía, porque todo en la vida está impregnado de ella. Por eso, en un paseo que di una mañana por Los Pinos, aprovechando los últimos coletazos de ese verano tardío que tuvimos ocasión de disfrutar la última quincena de septiembre pasado, me dio por pensar acerca de la felicidad y, cuando llegué a casa, probé a transcribir mis pensamientos.


Y bien sabe Dios lo difícil que es escribir sobre una cosa tan ambigua y tan etérea como es la felicidad. Pero pienso que en ocasiones es sano e incluso higiénico para la mente tratar de describir con palabras las ideas abstractas que nos asaltan, pues no por ser aparentemente imprecisas dejan de estar ahí, conviviendo con nosotros. Además, por abstracta que sea la idea de felicidad, debido a lo difícil que resulta definirla, todos sabemos sentirla. Distinguimos claramente cuando somos felices y cuando no. Quizá el sustantivo (felicidad) sea impreciso, pero no así el adjetivo (feliz).


Y como veo que empiezo a divagar, pasaré a referirles las reflexiones en que iba sumido cuando paseaba por el marco incomparable de esos parajes, con los rayos de sol penetrando a través de las ramas de los altos pinos, marcando en el sendero un irreal camino mezcla de luz y de sombras, propicio para la meditación. Vamos allá.