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26 de octubre de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca media del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios (3ª Parte). El Batán de Arriba


Autor: José Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010.


EL BATÁN DE ARRIBA


El Batán de Arriba es uno de los edificios fabriles de mayor antigüedad en la ciudad de Béjar. Fue construido por iniciativa de los duques de Béjar entre 1670 y 1671, en el lugar en el que había existido con anterioridad un molino. A finales del siglo XVIII fue vendido a Luis Antonio Pizarro, conde de Las Navas. En 1837 estaba en manos de José Rodríguez y Miguel Faure y, posteriormente, fue regentado por Justo Pastor Martín Hernández[1].



Vista del Batán de Arriba y Navahonda



En 1897, se planeaban importantes reformas, tal como se escribía en la prensa de la época: “Se proyecta sustituir por una sola rueda metálica las dos pequeñas de madera que hoy existen, colocando transmisiones en todos los pisos de ambos edificios, con lo cual aumentará mucho la fuerza, pues la instalación que parece ha de realizarse suprimirá engranajes y evitará rozamientos, siendo de esperar por tanto que resulte más económica, útil y duradera. También tratan los dueños de esta finca de adquirir terrenos para mejorar el camino y ampliar las dependencias”[2].

19 de octubre de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca media del río Cuerpo de Hombre (2ª Parte). Navahonda


NAVAHONDA


Autor: Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010.

La fábrica Navahonda fue creada en 1842 por Cipriano Rodríguez Arias, aún se conserva la fecha sobre la entrada de uno de los pabellones del complejo industrial. Desde sus orígenes, la fuerza motriz era la hidráulica. Tal vez en su solar hubiera con anterioridad un molino, pero de los tiempos previos a la producción textil sólo se conserva una fuente de 1816. Su construcción fue un proceso progresivo, pues hay pabellones fechados en 1844, 1845, etc. Todos ellos presentan un magnífico estado de conservación, con unos criterios que debían ser tomados como modelo de referencia en las intervenciones sobre el patrimonio arquitectónico.

 Fábrica de Navahonda (Béjar)


Con motivo de la pretensión de Gregorio Ortín de construir un nuevo salto hidráulico, Gerónimo Rodríguez Yagüe solicitó, a su vez, a la Jefatura de Obras Públicas autorización para aumentar la altura de su presa de Navahonda, respaldado en el acuerdo al que había llegado con el mencionado Gregorio Ortín, por el cual este último se comprometía a no reclamar un recrecimiento de la presa en 32 centímetros de altura. 

 Pabellón de Navahonda

21 de abril de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca alta del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios (3ª parte y final)

Autor: José Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2009

LA FÁBRICA DE PAPEL DE TINA DEL ARROYO BARQUILLO 

        En el Navazo, se produce la unión del Cuerpo de Hombre con otras corrientes que bajan de la sierra. Nos desviaremos ahora, levemente, hacia ellas. En 1858 el Ministerio de Fomento autorizó a Juan Berguío Muñoz para que aprovechara las aguas de los arroyos Navaluenga, Gargantilla y Barquillo, que vierten en el río Cuerpo de Hombre, con el objetivo de dar movimiento a una fábrica de papel que intentaba construir en el término de Candelario. Acompañaba su solicitud con un proyecto de las obras que pretendía realizar. La concesión se otorgó con algunas condiciones, entre las que recogemos las tres primeras:

 Dintel fábrica de El Barquillo

      “Primera. Los dueños de los predios superiores podrán hacer uso de las aguas de dichos arroyos para los riegos que hoy tienen establecidos siempre que los necesiten, pero sin distraerlas en otros objetos que aquellos para que estén autorizados”. 

14 de abril de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca alta del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios (2ª Parte). El Navazo

Autor: José Ignacio Díez Elcuaz 
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2009


LAS INSTALACIONES DEL NAVAZO 

     Poco después de la fábrica de papel se encuentra la presa y la bocamanga de un canal que conduce el agua a la actual central de Samuel Solórzano, antiguo molino harinero que, en 1752, era propiedad de Juan Martín, sacerdote residente en La Garganta. En 1905, la aceña era propiedad de los herederos de Estefanía Bejarano Bejarano y era la única, de las seis que había en Candelario, con actividad continua a lo largo del año, pues las demás sólo molían en la temporada de lluvias. Su renta anual se calculaba en 309 pesetas. En 1929 se la denominaba ya fábrica de harinas. A ella volveremos más adelante

 Vista aérea de El Navazo

        Estamos ya en el Navazo, paraje estrechamente relacionado con la familia Olleros. Veamos cómo surgió este vínculo. La presencia de la familia Olleros en el Navazo se inició en 1812, cuando Pedro Antonio Olleros adquirió las primeras posesiones en el lugar, enajenadas por el Ayuntamiento de Béjar para hacer frente a las contribuciones impuestas durante la guerra de la Independencia. Se casó con Isabel González (quien falleció viuda hacia 1830). De este matrimonio nacieron tres hijos: Antonio María, Ángela y Vicenta

7 de abril de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca alta del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios (1ª Parte)

Autor: José Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2009.

      A lo largo de este artículo vamos a explicar el proceso de construcción de los saltos hidráulicos que han surgido en la cuenca alta del río Cuerpo de Hombre. Es una aproximación inicial sobre un tema apenas explorado y sobre el que se irán conociendo más datos en el futuro, por lo que somos conscientes del carácter incompleto de este artículo. Por otro lado, hemos obviado los acontecimientos más recientes, pues sin duda son los más conocidos a través de la historia oral y de la memoria colectiva. En el comentario seguimos un orden topográfico, que puede facilitar la identificación de los espacios y de los edificios a los que nos referimos. 

LA ABEJA 

       El primer aprovechamiento hidráulico en el curso del río Cuerpo de Hombre es el de la central eléctrica La Abeja. En 1919, la sociedad empresarial homónima obtuvo autorización para instalar una línea de energía eléctrica para alumbrado y otros usos industriales en la ciudad de Béjar, aprovechando el salto de agua que la compañía tenía en Candelario. Las obras de construcción habían comenzado en 1917, con la construcción de una presa, a la que siguieron un edificio hidráulico y un puente anexo. Tal vez ocupara el lugar de un antiguo molino con tres piedras al que aludía Madoz en 1848. 

 Central de La Abeja hoy en ruinas

      La autorización oficial establecía que la línea eléctrica arrancase de la fábrica La Abeja en Candelario y siguiese en línea recta hasta el transformador situado en la entrada de Béjar, en las inmediaciones de la calle La Solana. Los postes habrían de ser de castaño de ocho metros de altura y la tensión de la línea sería de 6000 voltios, que en el transformador se reduciría a 110 voltios. 

3 de diciembre de 2018

El hermanamiento entre Béjar y Gibraleón a través de un linaje hidalgo de la Edad Moderna: los Pizarro (3ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista Cultural de Gibraleón nº18, Dic. 2015



Los Pizarro: el mayorazgo, sus propiedades y el palacio en Béjar


      La presencia de los Pizarro en el Béjar de la Edad Moderna, sobre todo entre los ss. XVII y XVIII, es constante: ejercen de padrinos de los hijos otros hidalgos, poseen extensas propiedades, molinos, tierras y rentas. Pero sin duda se les puede englobar en la lista de la nobleza tradicional, mas dedicada a mantenerse del trabajo que obtienen de sus tierras o de las rentas de sus molinos que a la inversión en las manufacturas textiles. Esta actividad, desarrollada desde la Edad Media en Béjar, viene a eclosionar en este momento gracias al patrocinio de los Zúñiga. Es entonces cuando algunos propietarios, deciden a imitación del duque invertir sus escasos ahorros en la compra de uno o dos telares. Las ganancias que les reporten serán sólo un complemento para sus pequeñas economías familiares[1]. Estos precarios comienzos se transformarán significativamente en el siglo posterior, convirtiendo Béjar en un foco industrial del oeste peninsular.



 Río Cuerpo de Hombre

       El caso de los Pizarro es abiertamente diferente: seguían manteniendo los ideales y privilegios de la nobleza castellana, lejos del trabajo manual y los negocios, fuera de los ideales ilustrados imperantes, atada a las rentas de la tierra, de la ganadería y de los beneficios extraídos de sus molinos.

12 de diciembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (3ª Parte y final)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2016, pp. 48-53. 

Dos de las principales reivindicaciones de la clase obrera fueron la reducción de la jornada laboral y el descanso dominical.

El descanso dominical para todos los trabajadores fue reconocido por Ley de 3 de marzo de 1904, porque para las mujeres y los menores ya se contemplaba en la Ley de 1900. No obstante, el incumplimiento era patente incluso bastantes años después de su promulgación. 

 Trabajadoras textiles en una fábrica de Nueva York
Foto sacada de aquí


Quedaba constatado que en Béjar, en 1913, “el descanso dominical sólo se observaba en el textil por los varones”. Los menores también trabajaban en domingo y más horas de las permitidas, aunque se reconocía que las condiciones eran menos penosas que en Cataluña[1].
 

El primer límite de jornada se estableció en 1902 sólo para mujeres y menores  con un máximo de 11 horas diarias.

5 de diciembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (2ª Parte)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiesta de Béjar, 2016, pp. 48-53.

La lucha obrera por conseguir una mejora de las condiciones laborales generó una gran conflictividad social que, unida al cambio de la legislación internacional, obligó a los países a incorporar los avances para no peder competitividad y condujo a reformas institucionales y legales[1].

En 1903 se creó el Instituto de Reformas Sociales y más tarde, en 1920, el Ministerio de Trabajo, a la vez que se fue configurando una legislación laboral que pretendía “proteger” a la mano de obra más frágil: mujeres y niños,  extendiéndose posteriormente al resto de trabajadores.



Una “protección” que muchas veces las mujeres no vieron como tal, puesto que no se las tuvo en cuenta a la hora de elaborarlas y les produjeron perjuicios que condujeron a incumplimientos no sólo por parte de la patronal, sino por parte de las mismas trabajadoras que veían como esas normas les privaban de trabajo sin aportarles ningún beneficio a cambio.

28 de noviembre de 2016

La invisibilidad de las obreras del textil (1900-1960) (1ª Parte)



Autora: Mª Teresa López Hernández
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2016, pp. 48-53.

Una de las características fundamentales del mundo laboral a finales del siglo XIX, que continuaría durante la primera mitad del siglo XX, fue la masiva incorporación de las mujeres a talleres y fábricas, no significando ello que hasta entonces hubieran permanecido apartadas del trabajo o sólo se hubiera circunscrito al ámbito doméstico.


Se emplearon sobre todo en aquellas actividades que tradicionalmente habían ejercido para los que no se requería mucha formación y sí bastante habilidad, como fue el sector textil.

 Monumento dedicado a las obreras bejaranas y titulado "A ti, mujer", 
del escultor Pedro Requejo Novoa. Béjar.


Béjar, centro industrial textil, contó con un buen número de trabajadoras de las que apenas tenemos noticias. Es cierto que las noticias sobre los obreros del textil en la prensa se limitaban a dar cuenta de los numerosos conflictos laborales que protagonizaron. Las obreras no permanecieron ajenas a esos conflictos, pero se las menciona en sus inicios desapareciendo toda referencia posterior en los procesos de negociación y conclusión.


Así sabemos, que en noviembre de 1911, en la huelga declarada por los obreros cardadores, ante la negativa de los patronos a aceptar las bases de un nuevo contrato en el que se pedía aumento de jornal, todos los obreros abandonaron la fábrica  incluso las mujeres[1].


 Obreras de una fábrica textil catalana. 
Foto sacada de aquí

8 de agosto de 2016

Béjar y Tomé: un paralelo industrial entre dos ciudades distantes



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     A más de 10.000 kilómetros de distancia (línea roja), Béjar, en España, y Tomé, en Chile, presentan un interesante símil en su desarrollo industrial, aunque con algunos siglos de diferencia respecto de su surgimiento. A ambas urbes el proceso les otorgó identidad y las introdujo en el ámbito del progreso, que, como se sabe, es siempre relativo, fluctuante y efímero. A continuación, algunos datos comparativos a la luz de la historia.  

España y Chile en el mundo. Lahistoriaconmapas.com 

       En Béjar, el intercambio de esta villa por la de Frías con Enrique III en 1396, permitió a Diego López de Estúñiga el control de las cañadas por donde pasaban los rebaños de ovejas productoras de lana, una de las principales fuentes de riqueza del reino. Sus descendientes, los Zúñiga duques de Béjar, aprovecharon las aguas del río local y establecieron un tinte para la lana en 1596, y en 1691 iniciaron la producción pañera con la traída de maestros flamencos especializados. En el siglo XIX la actividad se consolidó en la producción de pañería fina, y pasó de la casa ducal a manos de empresarios burgueses al finalizar el Antiguo Régimen, hecho que puso término a los privilegios de la nobleza. Modernizada, la industria textil bejarana se benefició durante la Guerra Civil como centro  del suministro de telas para los uniformes del ejército nacional y el aparato administrativo del régimen, hasta alcanzar su punto más elevado en la década de los 60 y luego enfrentar su fin. Actualmente el tema es motivo de un paseo por los edificios abandonados de las antiguas fábricas de paño.

18 de julio de 2016

La participación bejarana en la 1ª Feria de Muestras de Salamanca (1961) (3ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias de la Cámara de Comercio e Industrias de Béjar, 2009.


El día del Partido de Béjar

             
     Aún se conserva el programa de actos del 17 de septiembre de 1961. Se inauguraba con un pasacalles interpretado por la Banda Municipal de Música de Béjar por la zona céntrica de Salamanca (Rúa, Plaza Mayor, Zamora y Torres Villarroel) a las 10.30 de la mañana. Según el Béjar en Madrid, con el tono de la época, nuestros músicos fueron acompañados por los Hombres de Musgo y cuatro candelarias portando el escudo de Béjar que pasearon por las principales calles de la capital llenos de entusiasmo y plenos de orgullo de su abolengo pañero y trabajador, penetrando así en el recinto de la feria a los acordes marciales de su música.



A las 12.00 tuvo lugar una misa en el recinto ferial y después las autoridades hicieron una visita al stand de Béjar y fueron obsequiados con un vino de honor. Finalmente a las 20.00 horas concluiría el día con una mezcla curiosa y pintoresca de actividades. Según el programa y, literalmente, la Banda Municipal de Béjar durante el desarrollo de la gran Velada pugilística interpretará partituras de su brillante repertorio y amenizará el baile popular a la terminación de la fiesta deportiva. Resumen: la Banda Municipal tocando pasodobles, mientras dos fulanos se sacudían entre los ánimos de los concurrentes. Nada más acabar la fiesta del mamporro, nuestros músicos continúan su cadencia al son del tambor y la flauta, pues eso interpreto yo por baile popular. ¿Quién da mas?

11 de julio de 2016

La participación bejarana en la Primera Feria de Muestras de Salamanca (1961) (2ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009. 


El pabellón de Béjar, una muestra del diseño y la modernidad para la época


            El proceso de toma de decisión no debió dar muchos quebraderos de cabeza porque estaba claro que a los fabricantes bejaranos les interesaba muy mucho estar presentes en la Primera Feria de Muestras de Salamanca. Había que demostrar que Béjar podía presumir aún de conservar un poderío industrial fácilmente envidiable por el resto de sus compañeros provincianos (esa era la mentalidad de la época), dedicados, más bien, a labores de carácter agrícola y ganadero.

 Folleto de la Feria de Muestras con un dibujo del pabellón bejarano


            Por ello no se escatimó en gastos ni esfuerzos. La primera noticia que poseemos sobre esta Feria de Muestras aparece reflejada en la sesión de la Cámara de Comercio de Béjar correspondiente al 7 de junio de 1961[1]. Ese día, de manera oficial, el presidente de la Cámara de Salamanca, Zenón Jiménez Ridruejo, nombrado como tal en Marzo de ese mismo año, y su compañero el Sr. Sánchez visitaron Béjar para comunicar la celebración del evento entre el 8 y el 21 de septiembre. Fueron recibidos por el presidente de la Cámara de Béjar, Antonio Olleros Petit, y su secretario, José Cid Gómez, e invitados a recorrer varias de nuestras fábricas, para después asistir a un almuerzo en el Hotel Colón.

4 de julio de 2016

La participación bejarana en la Primera Feria de Muestras de Salamanca (1961) (1ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009.

El vendaval de los años 60



            Cuando a uno le nombran los años 60 enseguida vienen a la cabeza imágenes de los Beatles, los hippies, la Guerra del Vietnam y la carrera espacial. De Kennedy y Fidel, de Luther King y Mao, del Che y Andy Warhol. Los acontecimientos políticos y culturales se suceden vertiginosamente, abriendo a la humanidad a una mentalidad nueva. Sin embargo, nadamos de lleno en la Guerra Fría, dualidad EEUU /URSS, capitalismo/comunismo. No es más que un periodo consecuencia de la 2ª Guerra Mundial. En 1961 se construye el Muro de la Vergüenza y se invade Bahía de Cochinos.


           Pero es que España, por su parte, continuaba encerrada en los primeros años de la década en su caparazón de hambre, miseria y silencio. La Guerra Civil aún continúa. En el año 59 el Régimen quiere mostrar una apariencia de “normalidad”, de abrirse al mundo, camuflando la imagen de dictadura opresora y desfasada ante el resto de los países del mundo. Y estos se inclinan, se dan por engañados y se produce un acercamiento lento y progresivo a nuestra cerrada y temerosa España. El régimen se ve invadido por los tecnócratas, encargados de iniciar una política económica lejos del racionamiento y la achicoria, del proteccionismo y el estraperlo, que dará lugar a la poderosa clase media.

13 de abril de 2015

Aquellas bejaranas que se fueron a Alemania en los años sesenta (4ª Parte y final)



Autor: Javier R. Sánchez Martín

La etapa posterior al cierre de la Wülfing


        Desde 1997, a poco de producirse el cierre de la empresa, una Asociación compuesta por antiguos empleados de ésta se puso a trabajar para construir el Museo Wülfing. Uno de sus objetivos fue conservar el edificio principal, de piedra y ladrillo, las chimeneas, el puente de acero, el laboratorio, el gran archivo de muestras de tejidos, algunas de las máquinas textiles y, por supuesto, la magnífica máquina de vapor que fue durante años el corazón energético de la fábrica. Este generador de vapor funcionó desde principios del siglo XX hasta 1946 y se conserva todavía en la ubicación original. Existe también una turbina Francis de 1922 que, modernizada, sigue en funcionamiento. Por ello, con el tiempo se pretende también musealizar la historia de la producción de energía en la fábrica durante el largo período de su funcionamiento. 


       Estas acciones postreras demuestran que la Wülfing no fue para los habitantes de la zona una fábrica más de las que comienzan su andadura, funcionan durante algunos años y finalizan su ciclo vital sin pena ni gloria. Al contrario, la empresa fue todo un símbolo de progreso industrial para los ciudadanos de Remscheid-Lennep-Dahlerau y, por supuesto, también para los españoles, austríacos, italianos y de otras nacionalidades que encontraron su destino laboral en la Wülfing y que convivieron en absoluta armonía con los naturales de la zona durante muchos años.

El Museo lo llevan antiguos empleados de la empresa.

Con nuestro guía, antiguo empleado de la Wülfing, visitando el Museo


      Además, la vetusta fábrica se encuentra en un lugar privilegiado, en el entorno del río y rodeada de verdes laderas arboladas, como si fuera una pequeña isla industrial centrada en la antigua fábrica-villa, todo ello constituyendo un conjunto bien conservado. Hoy día, parte de los antiguos edificios se encuentran ocupados por empresas vivas dedicadas a actividades que no tienen que ver con el textil.  


        Pues bien, a este lugar llegábamos en coche un frío día de enero de 2009. Nos costó un gran esfuerzo localizar la fábrica, pues no está fácil de encontrar y, salvo una señora que nos dio indicaciones en un inglés rudimentario, los demás nos atendían muy amablemente, pero en alemán, con lo que, aunque sabíamos que estábamos muy cerca, no había forma de terminar de encontrarla.

6 de abril de 2015

Aquellas bejaranas que se fueron a Alemania en los años sesenta (3ª Parte)

Autor: Javier R. Sánchez Martín 


La mítica empresa Johann Wülfing & Sohn


La empresa a la que se incorporaron estas bejaranas entre 1960 y 1962 era la “Johann Wülfing & Sohn” y disponía por entonces de tres factorías en un radio de unos 7 km. Una estaba en Dahlhausen y otra en Dahlerau, en la cuenca del río Wüper, afluente del Rhin, en una zona cuya orografía recuerda en cierto modo a la del lugar conocido como Navazo. La tercera estaba en la ciudad de Lennep. Entre todas disponían de hilatura de estambre, de carda y de tejiduría, además de tintes y de acabados. Es decir, era lo que se conoce como una empresa vertical.


Pero la Wülfing no era una empresa cualquiera, sino que se trataba de una de las sociedades textiles más antiguas del mundo. Había sido fundada en 1674 por Gottfried Wülfing (1651-1721) originariamente en la ciudad de Lennep. En 1774 adoptó el nombre de Johann Wülfing & Son, que correspondía al de su propietario y a la vez director, así como a su hijo. 

 Foto actual de una parte de los edificios de la Wülfing.


Aunque inicialmente la empresa fue la clásica spinnerei (hilatura) y estaba ubicada en Remscheid-Lennep, en 1816 instaló una nueva hilatura-tejeduría en la cuenca del río Wupper -en lo que luego fue Dahlerau-, con objeto de aprovechar la energía del agua de este río, afluente del Rhin.


De esta forma, la compañía se convirtió a principios del siglo XIX en una de las mayores fábricas textiles de Alemania y formaba una especie de mundo aparte, un pueblo con todos sus servicios, organizado alrededor de la factoría.

23 de marzo de 2015

Aquellas bejaranas que se fueron a Alemania en los años sesenta (2ª Parte)


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Solución al paro: la emigración. Las pioneras bejaranas.



En España, y también en Béjar, vuelve a hacer su aparición la emigración. Así, entre 1960 y 1975, siete millones de españoles abandonaron sus lugares de origen para tratar de encontrar un trabajo en las zonas más ricas de España (Madrid, Cataluña, País Vasco,…), aunque hubo entre dos y tres millones que lo hicieron al extranjero, la mayoría a otros países europeos, como Alemania, Francia, Suiza… 


Las divisas que aportaron fueron el maná que alimentó la economía española durante años. Sin estos dineros, duramente ganados, difícilmente podría haber logrado España el grado de desarrollo económico conseguido en los años sesenta.


Muchos de esos españoles fueron a Alemania, donde el colectivo de nuestro país llegó a ser el segundo, después de los italianos. ¿Quiénes fueron los artífices que hicieron posible esta emigración organizada? Los personajes claves son Miguel de Lis, delegado de Trabajo y Emigración, Enrique Sorribes, agregado laboral de la embajada de España en Bonn y, en el caso concreto de Béjar, el jefe de personal de la histórica Wülfing, Horst Kubiak, que había coincidido en los campos rusos de prisioneros con soldados de la División Azul española.


En casi todos los casos se fueron legalmente, con un contrato de trabajo firmado en la mano, sabiendo incluso que allí iban a desarrollar tareas que ya conocían de sobra, en un guill, selfactina, bobinadora o continua de hilar. En fin, nada diferente a lo que habían hecho hasta ahora. Pero en Alemania les esperaba una sociedad bastante distinta a la que ellas conocían, con un idioma y unas costumbres muy diferentes a las que había en la España de la época.


Las primeras bejaranas salieron de la puerta del Bar Pepe, después (y hasta hace bien poco) Bar Sol, a las cuatro de la mañana del día 19 de marzo de 1960. En Salamanca recogieron a unas cuantas más hasta sumar un total de 43. Imagínenselas a una hora tan temprana, con las brumas del sueño aún rondando sus ojos -si es que durmieron algo esa noche-, acompañadas de sus familiares y algunas de sus novios o maridos (de las 43, tres eran casadas). Supongo que a la mayoría de ellas la situación les parecería irreal, hasta me atrevería a decir que un poco absurda, y que estarían tratando de dilucidar si habían tomado la decisión correcta. Seguro de que, cuando montaron en el autobús, a alguna de ellas les daría ganas de bajarse y terminar con la aventura antes de comenzarla. No obstante, Kubiak, verdadero artífice de este lance, viajaba con ellas, animándolas y ocupándose de los detalles del viaje.





Foto 1. En la foto están, entre otras, Paquita, Marta, Berta, Pilar y Carmen delante de la conocida como Residencia de españolas en la Wülfing.

16 de marzo de 2015

Aquellas bejaranas que se fueron a Alemania en los años sesenta (1ª Parte)

Autor: Javier R. Sánchez Martín,
profesor y miembro del Centro de Estudios Bejaranos 


Un homenaje


Por las ferias de San Miguel del año 2008 el Ayuntamiento de Béjar realizó un homenaje y proclamó “Ciudadanas Ilustres” a aquellas pioneras bejaranas que partieron un día del lejano 1960 con dirección a Alemania. Las primeras que lo hicieron fueron cuarenta y tres mujeres y salieron en autobús en marzo de 1960, en dirección a Remscheid, cerca de Lennep. No era un viaje cualquiera; se trataba en algunos casos de buscar allí el trabajo que aquí no encontraban, en otros de buscar mejores salarios y en otros de seguir a sus maridos o novios que habían decidido realizar antes que ellas ese viaje que sabían de difícil retorno, al menos a corto plazo.

Todas y todos se fueron pensando que sería sólo para unos años, quizá hasta que ahorraran lo suficiente o, quizá, hasta que en su añorado Béjar mejoraran las expectativas laborales.

Pero, a pesar de que trabajaron duramente en Alemania para construir un futuro en España, en la mayoría de los casos éste nunca llegó o, al menos, no como esperaban.

Foto 1.- Esta es la conocida foto que se hicieron las primeras expedicionarias al llegar a Remscheid, acompañadas de Horst Kubiak (a la derecha, en un discreto segundo plano).

La situación en Béjar en 1959-60

A finales de 1959 la situación del textil bejarano era difícil. La emblemática firma Rocamora acababa de cerrar la última de las empresas que le quedaba, de todas aquellas que había puesto en marcha a partir de su llegada a nuestra ciudad, en 1937. Por aquel entonces la Guerra Civil Española prácticamente acababa de empezar y Béjar era el único centro textil de cierta importancia que había quedado en la conocida como “zona nacional”. Aquí llegaron los hermanos catalanes Santiago y Enrique Rocamora Moratonas para poner en marcha inicialmente una hilatura de estambre, industria de la que carecía Béjar pues THESA aún no había logrado poner en marcha la suya. El cierre de esta última empresa, conocida popularmente como la Fabril de Rocamora, por su ubicación, pero comercialmente denominada “Industrial Lanera S.A.” (ILSA), dejaba en la calle a más de cien personas. Pero con esta quiebra acababa también una etapa de desarrollo industrial intensivo que empezó en 1936 y que a finales de la década de los cincuenta comenzaba a mostrar síntomas claros de agotamiento.

22 de diciembre de 2014

Vista a vuelo de pájaro de los establecimientos maquinarios de Geronimo Gomez y Compª. (2ª parte y final)



Autor: Javier Ramón Sánchez Martín
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar 2014.


La parte de arriba de la finca

     La Heredad de Picozos fue propiedad de los duques de Béjar y, posiblemente, además de cazadero pudo haber algún tipo de jardines, si bien más sencillos que los de El Bosque.

 
      El actual predio de Gómez Rodulfo, hoy día de distintos propietarios, ocupa una superficie de 20.000 m2. Como puede verse en el plano, lo que hoy es la finca de la fábrica ocupaba en 1870 una superficie muy inferior y, sin embargo, disponía más abajo de una finca muy grande, la que después acogió al conocido como “Molino de Chencho”. De hecho, en el solar donde hoy está la fábrica sólo existía la antigua nave de planta rectangular y tejado a dos aguas que está ubicada en la orilla izquierda del río y en línea con él, la marcada como nº 1 en el plano, y que entonces “llevaban en arrendamiento los señores Lozano”. A pesar de que este edificio existía desde finales del siglo XVIII, cuando se elaboró el plano aún no se había subido una planta más, que es como puede verse en la actualidad. Un poco más arriba, marcado con el nº 5 estaba y está el puente llamado “Puente Seca”, sobre el río Cuerpo de Hombre.

14 de diciembre de 2014

Vista a vuelo de pájaro de los establecimientos maquinarios de Gerónimo Gómez y Compª. (1ª parte)

Autor: Javier Ramón Sánchez Martín
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2014

LOS GÓMEZ-RODULFO

       La familia desciende de Juan Gómez Muñoz de la Peña, de profesión batanero, el cual contrajo matrimonio en 1785 con Polonia Rodulfo, descendiente de uno de los artesanos flamencos que llegaron a Béjar a finales del siglo XVII [1].

       Juan Gómez se estableció como fabricante de paños en 1787 en un edificio de nueva construcción ubicado en el lugar conocido como "Los Picozos". De esta época es el edificio más antiguo del complejo, que está a la orilla del río y es el número 1 en el plano de Muñoz Amador, del que hablamos más adelante. En ese enclave ha permanecido la empresa hasta su cierre en 1998, más de 200 años después de su fundación.


     A la muerte de Juan Gómez, ocurrida en 1806, continuaron el negocio sus hijos Juan y José Gómez Rodulfo. Juan quedó en Béjar al frente de la fábrica, llegando a ser uno de los más importantes fabricantes de paños de la villa en los primeros años del siglo XIX. Se casó con Teresa Hernández Bueno y tuvieron tres hijos: Jerónimo, Ruperto y Juana. El nacimiento de su primer hijo, Jerónimo Abdón Gómez (Rodulfo) Hernández [2], se produjo el día 30 de Julio de 1.809, en plena Guerra de la Independencia, estando refugiado el matrimonio en la falda de la Sierra (como muchos otros bejaranos), huyendo de los franceses. El parto tuvo lugar en una cueva no muy lejos del nacimiento del Río Cuerpo de Hombre, al sitio de Navamuño.

9 de septiembre de 2014

Del crimen de Matilla al crimen de Barrioneila. Las dos muertes de don Pepito Rodríguez Yagüe (2ª Parte y final)



Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, 16/05/2014, 4.703, p. 4. 

Matilla de los Caños es un pequeño pueblo situado en pleno centro del Campo Charro a 50 kms. de Béjar y 28 de Salamanca. A pesar de la placidez del lugar, rodeado de amplias dehesas de encinas donde pastan los más afamados toros de lidia de España, diversos sucesos ocurridos a lo largo de los siglos XIX y XX nos recuerdan la complejidad social que presidía las relaciones entre terratenientes, pequeños propietarios y campesinos en el mundo agrario salmantino. José Rodríguez Yagüe adquirió por 315.000 pts. esta localidad a Manuel de Velasco y Ripoll [1] el 17 de febrero de 1880, un año antes de ser nombrado alcalde de Béjar. Desde el primer momento los habitantes de Matilla le disputarían el derecho sobre los huertos lindantes con el pueblo que ellos venían explotaban. El resto de terrenos y bienes inmuebles pertenecían a don Pepito en concepto de “coto redondo” [2]. El enfrentamiento debió ser enconado hasta desembocar en tragedia el 13 de diciembre de 1880. Según unas versiones los expeditivos métodos del propietario (como desviar las aguas del arroyo de Arganza para inutilizar los huertos) y según otras los que usaban los campesinos ganando metros día a día modificando los linderos fueron los detonantes. Así gran parte de los habitantes de Matilla se amotinó el citado día tomándose la justicia por su mano con la intención de acabar violentamente con el propietario. Pero no fue este, don Pepito (que no frecuentaba el pueblo), sino su representante el que sufrió las  consecuencias. Se trataba de Antonio López-Manzanares, primo y a la vez cuñado de don Pepito, que murió linchado quedando tendido su cuerpo bajo la “encina del bejarano”. Así se conoció desde aquel momento, y aún hoy, el soberbio ejemplar de Quercus ilex que crece a las afueras de la localidad. Varias decenas de vecinos fueron encarcelados tras los hechos y tres de ellos cumplieron cadena perpetua. Los litigios por la posesión de los huertos no concluyeron hasta 1893 y fueron favorables a Rodríguez Yagüe. A pesar de ello, con posterioridad, Miguel de Unamuno defendió veladamente en diversas publicaciones a los campesinos condenados. Finalmente en 1901 don Pepito vende por un millón de pesetas el pueblo de Matilla a Fernando-Ildefonso Pérez Tabernero [3].

 Don Pepito según un dibujo de Óscar Rivadeneyra